Los bancos rusos se enfrentan a una crisis inesperada: la escasez de yuanes. Este fenómeno ha surgido en medio de crecientes tensiones financieras entre Rusia y China, exacerbadas por el temor de los bancos chinos a las sanciones estadounidenses. La guerra en Ucrania ha llevado a una reconfiguración de las dinámicas económicas entre estos dos países, y el resultado no es alentador para la economía rusa. Durante semanas, la relación comercial entre Rusia y China ha estado en el punto de mira. Los bancos rusos han informado que sus reservas de yuan están prácticamente agotadas.
Esta falta de liquidez de la moneda china no solo está afectando a los bancos, sino que también tiene repercusiones significativas en toda la economía rusa, que ha quedado aislada de los mercados globales tras las sanciones impuestas por Occidente a raíz del conflicto en Ucrania. La situación se ha tornado crítica después de que casi todos los bancos chinos decidieran detener las transacciones con Rusia. Este cambio repentino se debe, en gran parte, al miedo de las instituciones financieras chinas a ser objeto de sanciones secundarias por parte de Estados Unidos, que continúan amenazando a cualquier país que haga negocios con Rusia. Las advertencias de Washington han llevado a un efecto dominó que ha afectado a los bancos rusos y a las empresas que dependen del yuan para sus transacciones. La escasez de yuan se ha vuelto insostenible.
Según informes, el Ministerio de Finanzas de Rusia ha sugerido que el Banco Central de Rusia restringiera las ventas diarias de yuan a solo 200 millones de dólares, una cifra drásticamente inferior a los 7.3 mil millones de dólares que se vendían diariamente en meses anteriores. Esta drástica reducción en la oferta ha provocado que el rublo se deprecie casi un 5% frente al yuan, una señal clara de que la economía rusa está lidiando con problemas profundos en su acceso a financiación. Los grandes bancos estatales, como Sberbank y VTB, han señalado que no pueden ofrecer préstamos en yuan debido a que no cuentan con la cobertura necesaria. Sberbank ha declarado abiertamente que ha agotado sus reservas y no puede operar en esta divisa, lo que pone de manifiesto la gravedad de la crisis.
VTB ha instado al banco central a que tome medidas para afrontar la escasez y ha sugerido que las empresas exportadoras a Rusia deberían vender yuanes al país para estabilizar la situación. Este colapso en las transacciones de yuanes ha llevado a lo que se puede describir como un caos financiero. Se han visto reportes de empresas rusas que quedan atrapadas en pagos por bienes ya enviados, ya que los bancos chinos se niegan a procesar estas transacciones por temor a represalias. Este tipo de situaciones no solo afecta a las empresas involucradas, sino que también resuena en el tejido de la economía rusa, que ha estado intentando encontrar alternativas tras ser severamente golpeada por sanciones en 2022. La dependencia de Rusia del yuan ha aumentado notablemente en el último año, convirtiéndose en la moneda principal para más del 50% de las transacciones en el país.
Sin embargo, la situación actual ha puesto en entredicho la capacidad de Rusia para mantener esta dependencia, ya que la falta de acceso a la liquidez del yuan amenaza la estabilidad económica del país. A medida que las empresas rusas se ven excluidas de los mercados internacionales, también enfrentan el desafío de la incertidumbre, especialmente en un contexto donde la economía global se está reconfigurando. La guerra en Ucrania y las sanciones occidentales han aumentado la presión sobre Rusia para encontrar nuevos aliados comerciales y fuentes de financiamiento. Sin embargo, con la reciente retirada de los bancos chinos, esta búsqueda se ha vuelto aún más complicada y arriesgada. La crisis de liquidez del yuan parece ser un problema temporal, pero su impacto a largo plazo en la economía rusa puede ser profundo.
Los analistas advierten que si la situación no se revierte rápidamente, se podrían generar efectos secundarios que afectan no solo a la economía rusa, sino también a la relación estratégica entre Rusia y China. La dependencia de Rusia del yuan podría ser vista como una debilidad en un contexto donde ambos países deben encontrar un equilibrio para mantener relaciones comerciales frágiles. Por otro lado, China también tiene mucho que perder en esta situación. Su interés por fortalecer la economía rusa radica no solo en mantener un socio estratégico, sino también en asegurar su propia influencia en el mercado energético y en la región. Sin embargo, el temor a sanciones estadounidenses impide que los bancos chinos se comprometan plenamente con Rusia, lo que podría llevar a un mayor distanciamiento.