En los últimos años, el impacto ambiental de las criptomonedas ha sido un tema candente. A medida que crece la conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de prácticas más sostenibles, el mundo de las criptomonedas no se queda atrás. En 2024, una nueva ola de criptomonedas “verdes” está ganando tracción, ofreciendo a los inversores una alternativa menos dañina para el planeta. Este artículo explorará las mejores criptomonedas ecológicas para invertir en 2024, destacando sus características y su contribución a un futuro más sostenible. La preocupación por el consumo energético de Bitcoin ha estado en el foco de atención durante años.
Este gigante de las criptomonedas utiliza un mecanismo de consenso llamado “Prueba de Trabajo” (PoW), que requiere grandes cantidades de energía para validar las transacciones. Según informes, la red de Bitcoin consume más electricidad que muchos países, lo que ha llevado a una creciente demanda de criptomonedas que sean más amigables con el medio ambiente. Primero en la lista es Ethereum. Tras su transición hacia un mecanismo de “Prueba de Participación” (PoS) conocido como “La Fusión”, Ethereum ha reducido drásticamente su huella de carbono. Según la Fundación Ethereum, ahora consume solo alrededor de 0.
01 teravatios-hora al año, lo que representa una reducción del 99.9% en su consumo de energía. Esto ha llevado a Ethereum a ser considerado como una de las mejores criptomonedas verdes, especialmente para desarrolladores de aplicaciones descentralizadas (dApps). A continuación, tenemos a Solana. Con su innovador mecanismo de “Prueba de Historia” (PoH) combinado con la “Prueba de Participación”, Solana puede procesar hasta 65,000 transacciones por segundo con un consumo energético muy bajo.
Se estima que cada transacción en Solana utiliza menos energía que una simple búsqueda en Google. Además, Solana ha tomado medidas para compensar su huella de carbono a través de iniciativas ambientales, destacándose así en el sector cripto. Chia es otra criptomoneda digna de mención. A diferencia de Bitcoin y Ethereum, Chia utiliza un mecanismo de consenso innovador llamado “Prueba de Espacio y Tiempo”. Esto significa que utiliza espacio no utilizado en disco duro para validar transacciones, reduciendo su consumo de energía hasta en un 500% en comparación con Bitcoin.
Este enfoque no solo es eficiente, sino que también se ha convertido en un favorito entre los inversores que buscan una opción ecológica. Tezos también ocupa un lugar destacado en el ámbito de las criptomonedas verdes. Utilizando un protocolo de “Prueba de Participación Liquid” (LPoS), permite una mayor descentralización y una menor huella de carbono en la validación de transacciones. Con una huella de carbono anual equivalente a la de solo 17 ciudadanos globales, Tezos está rompiedo con el estigma de las criptomonedas que consumen mucha energía, y ha sido verificado por PricewaterhouseCoopers. Avalanche, conocido por su alta capacidad de procesamiento de transacciones (hasta 4,500 por segundo), se presenta como una plataforma de blockchain ecológica.
Informes han indicado que Avalanche consume solo el 0.0005% de la energía que utiliza Bitcoin, lo cual es significativo para los inversores que desean un rendimiento sólido sin comprometer el medio ambiente. Este enfoque ha atraído a muchos desarrolladores que desean construir aplicaciones sobre una infraestructura sostenible. Algorand es otra criptomoneda que ha sido un líder en el movimiento hacia la sostenibilidad. Su mecanismo de consenso es completamente carbononeutro y ha hecho importantes asociaciones con iniciativas que promueven la sostenibilidad.
Algorand busca asegurar que su tecnología no solo sea útil, sino que también beneficie al planeta, lo que la convierte en una opción viable para los inversores enfocados en la responsabilidad social y ambiental. Flow, la plataforma utilizada para la creación de NFTs por algunos de los nombres más importantes del deporte y el entretenimiento, también se destaca por su bajo consumo energético. Con una infraestructura diseñada para ser rápida y económica en términos de energía, Flow permite a los desarrolladores crear y gestionar activos digitales de manera eficiente, minimizando su impacto ambiental en el proceso. Polkadot, con su enfoque en la interoperabilidad entre diferentes blockchains, se presenta como una opción verde en el ecosistema cripto. Sus “parachains” permiten validar transacciones de manera eficiente con un menor consumo energético.
De hecho, ha sido reconocido por tener una de las huellas de carbono más bajas entre las principales blockchains de Prueba de Participación, lo que lo convierte en un candidato atractivo para aquellos que buscan inversiones sostenibles. Polygon, por su parte, es una solución de escalado para Ethereum que ha tomado medidas significativas para garantizar su impacto ambiental sea nulo. La plataforma ha prometido ser carbononegativa y ha investido en compensaciones de carbono para equilibrar sus operaciones. Con estos compromisos, Polygon está estableciendo un estándar de sostenibilidad dentro del criptoespacio. Por último, Cardano es una criptomoneda que se basa en la investigación y el desarrollo sostenible.