En septiembre de 2024, el mundo de la tecnología financiera ha experimentado una serie de eventos significativos que podrían marcar un antes y un después en el panorama bancario y de criptomonedas. Las noticias más destacadas incluyen la retirada de varios bancos del modelo de banca como servicio (BaaS), una empresa de criptomonedas anunciada por el expresidente Donald Trump y nuevas tendencias en el ámbito de los pagos digitales. En primer lugar, la tendencia de los bancos y cooperativas de crédito a alejarse del modelo BaaS ha ganado fuerza. Este modelo, que permite a las instituciones financieras ofrecer servicios bancarios a través de plataformas digitales, había prometido ser una solución innovadora para muchas entidades. Sin embargo, a medida que evolucionan las regulaciones, muchos bancos se han dado cuenta de que los costos y complicaciones asociados a BaaS pueden superar los beneficios.
North Bay Credit Union es uno de los pocos ejemplos positivos que ha logrado adaptarse al modelo BaaS. A pesar de ser un jugador pequeño en un espacio dominado por grandes bancos y fintechs, North Bay ha podido encontrar un camino en el sector BaaS, destacando la importancia de la colaboración entre las cooperativas de crédito y las plataformas tecnológicas. Greg Mesack, vicepresidente sénior de defensa de America's Credit Unions, enfatiza que la mayoría de las cooperativas de crédito tienden a evitar este modelo por sus complejidades legales y regulatorias. En contraposición, Financial Institutions Inc., la empresa matriz de Five Star Bank, ha decidido cerrar su incipiente negocio de BaaS.
Este movimiento sorprende, dado que la entidad había lanzado sus primeras asociaciones BaaS en 2022. Sin embargo, tras evaluar el impacto de BaaS en sus resultados financieros, la evolución de las expectativas regulatorias y las inversiones necesarias para mantener el modelo, la dirección del banco ha optado por concentrarse en su franquicia bancaria comunitaria. El segundo evento que ha acaparado la atención mediática es el anuncio de Donald Trump sobre el lanzamiento de su propia empresa de criptomonedas, World Liberty Financial. En un breve video publicado en X, Trump afirmó que, junto a sus hijos, Eric y Donald Trump Jr., están decididos a dejar atrás los bancos tradicionales y abrazar el futuro de las criptomonedas.
Barron Trump, su hijo menor, ha sido designado como el “visionario DeFi” del proyecto. Trump ha hecho promesas ambiciosas durante su campaña presidencial, posicionando a los Estados Unidos como la "capital del criptomundo". Esta declaración ha suscitado preocupaciones sobre posibles conflictos de intereses, especialmente si Trump fuera elegido nuevamente como presidente. La falta de claridad sobre las implicaciones legales y éticas de promover una empresa que lleva su nombre y la de su familia plantea interrogantes sobre la transparencia en el mundo político y financiero. El aumento del interés en las criptomonedas, exacerbado por el anuncio de Trump, resuena con otros movimientos en la esfera tecnológica.
Banqueros y expertos ya están analizando cómo la posibilidad de una rápida adopción de las criptomonedas podría alterar el equilibrio del sector bancario. A medida que la industria se aproxima a la integración de activos digitales en sus operaciones, la necesidad de regular y monitorear estos movimientos se vuelve más apremiante. Por otro lado, el episodio en TikTok relacionado con el fraude de cheques ha puesto en el centro de atención las vulnerabilidades del sistema bancario. Varios usuarios han documentado un fenómeno conocido como “check kiting”, donde depositan cheques sin fondos y retiran el dinero antes de que los cheques sean devueltos. Aunque este tipo de actividad es ilegal, las plataformas sociales han convertido situaciones potencialmente delictivas en tendencias virales.
Este comportamiento imprudente ha llevado a los bancos, especialmente JPMorgan Chase, a evaluar sus medidas de seguridad y la forma en que gestionan las transacciones. Las instituciones financieras se están adaptando constantemente a un entorno cambiante. Por ejemplo, grandes bancos como JPMorgan Chase y Wells Fargo están experimentando con la computación cuántica, tecnología que promete optimizar procesos y mejorar la seguridad de los activos digitales. Aunque todavía no está disponible para su uso generalizado, estas instituciones están invirtiendo en la preparación de sus equipos para esta revolución tecnológica. Marco Pistoia, jefe de investigación aplicada en JPMorgan, menciona que “es crucial invertir en construir un equipo cuántico” para mantenerse a la vanguardia en un mercado que constantemente evoluciona.
A pesar de la disminución en la tasa general de fraude, el costo de los delitos financieros para los consumidores sigue en aumento. Informes recientes de la Red de Ejecución de Crímenes Financieros (FinCEN) revelan que, aunque la cantidad de informes de fraude ha disminuido ligeramente, el impacto financiero continúa siendo más significativo que antes de la pandemia. Esta situación ha llevado a la industria bancaria a reevaluar sus protocolos de seguridad y a adoptar nuevas tecnologías para prevenir delitos financieros. Además, la presión regulatoria sobre las empresas de pagos como la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) está aumentando. Este organismo está considerando clasificar los programas de acceso anticipado de salarios como crédito, lo que obligaría a los proveedores a seguir reglas más estrictas sobre la transparencia en la divulgación de tarifas y tasas de interés.
Esta medida intenta proteger a los consumidores de las posibles trampas financieras que podrían surgir en un mundo donde los productos financieros se vuelven cada vez más complejos. En un panorama tan agitado, el futuro de las finanzas parece estar en una encrucijada. La creciente desconfianza en los bancos tradicionales, unida al auge de las criptomonedas, está provocando que tanto consumidores como instituciones busquen alternativas. Los expertos advierten que la rápida integración de activos digitales con las finanzas tradicionales podría provocar una burbuja, cuyo estallido podría tener consecuencias devastadoras. A medida que 2024 avanza, la industria financiera se enfrenta a códigos de conducta y regulaciones cambiantes que desafían las viejas estructuras.
Las entidades deben adaptarse rápidamente o arriesgarse a ser superadas por innovaciones disruptivas que prometen cambiar la manera en que percibimos el dinero. En este contexto, las decisiones que se tomen en los próximos meses podrían definir el futuro de la banca, la regulación y la tecnología financiera durante años venideros. La volatilidad del entorno actual exige que los actores en este espacio sean estratégicos y proactivos en su enfoque hacia el cambio, ya que la única constante parece ser la transformación.