En una era en la que la conectividad digital es fundamental para la vida cotidiana, un fallo masivo en España y Portugal puso en evidencia las limitaciones de las infraestructuras tradicionales, al tiempo que destacó el valor de las nuevas tecnologías satelitales como Starlink. Durante más de 14 horas, millones de personas en la Península Ibérica se quedaron sin servicio de internet móvil ni wifi, enfrentándose a un aislamiento digital sin precedentes. Sin embargo, aquellos usuarios que contaban con acceso a Starlink pudieron mantener una conexión estable y rápida, incluso reportando velocidades superiores a lo habitual. Este episodio comenzó con un corte eléctrico que afectó a gran parte del territorio español y portugués. Al perder suministro energético, las redes de telefonía móvil también colapsaron debido a la falta de energía en las torres y centros de datos, dejando a millones incomunicados.
En contraste, el sistema satelital de Starlink, operado por SpaceX, se mantuvo operativo gracias a su diseño resiliente y su innovadora arquitectura. Starlink aprovecha una constelación de más de 7,000 satélites en órbita baja que se comunican entre sí para ofrecer cobertura global. Esta red satelital no depende exclusivamente de la infraestructura terrestre, aunque sí utiliza estaciones terrestres que, en el caso de España, están equipadas con sistemas de respaldo energético como generadores, baterías y paneles solares para garantizar su funcionamiento continuo incluso en situaciones adversas. Estas estaciones se encuentran distribuidas estratégicamente en cinco ubicaciones clave: Madrid, Huelva, Alicante, y dos más recientes en la provincia de Barcelona y Santa Olalla, Toledo. La experiencia de los usuarios durante el apagón fue reveladora.
En Málaga, un conocido YouTuber local, conocido como Redskull, contó cómo Starlink mantuvo su conexión a internet durante todo el tiempo que duró el apagón en su zona, a pesar de la ausencia de electricidad y redes móviles. Informó que las velocidades de descarga alcanzaron hasta 300 Mbps y las de subida estuvieron alrededor de 30 Mbps, cifras que superan las velocidades normales durante el día. Esta mejora se atribuye a la baja congestión en la red, ya que muchos usuarios quedaron desconectados por la indisponibilidad de sus proveedores tradicionales. Otro caso ejemplar fue el de la familia Graells, residentes en L’Ametlla del Vallès, en la provincia de Barcelona. Su vivienda cuenta con paneles solares y baterías Tesla, lo que les permitió operar independientemente durante el apagón de casi 14 horas.
Durante ese tiempo, indicaron que la conexión a través de Starlink se mantuvo con latencias bajas, alrededor de 22 milisegundos, y velocidades de descarga que oscilaron entre 150 y 200 Mbps, mientras que la subida fue constante en 15 Mbps. Para ellos, fue como un día normal, con la ventaja adicional de no sufrir interrupciones significativas en sus actividades diarias, incluyendo trabajo remoto y entretenimiento en streaming. La robustez de Starlink no solo se refleja en la calidad de la señal, sino también en la capacidad del sistema para manejar la transición entre satélites sin cortes perceptibles para el usuario. El único momento en el que se registra una leve interrupción —de uno a dos segundos— ocurre cuando el terminal cambia de un satélite a otro, algo apenas notorio durante videollamadas y prácticamente inadvertido cuando se consumen contenidos audiovisuales gracias al buffering. El apagón en España y Portugal puso a prueba la fiabilidad de las infraestructuras digitales tradicionales, las cuales demostraron vulnerabilidades frente a la dependencia energética y centralización de sistemas.
Las redes móviles, por ejemplo, dependen íntegramente de celdas que necesitan energía constante. Aunque algunas empresas lograron restablecer parcial y temporalmente el servicio usando generadores independientes, la experiencia no fue homogénea ni garantizó conectividad estable para todos los usuarios. Esto resalta una diferencia fundamental: las soluciones satelitales como Starlink distribuyen la infraestructura crítica en el espacio y en estaciones terrestres con respaldo energético, disminuyendo la vulnerabilidad ante apagones y desastres naturales. De esta forma, ofrecen una solución complementaria y en algunos casos superior a las redes terrestres convencionales, especialmente en regiones rurales o aisladas donde la infraestructura física es limitada o frágil. Además de la resiliencia tecnológica, la experiencia de usuarios que emplean sistemas de respaldo de energía propia, como baterías portátiles o paneles solares, potencia aún más la independencia digital frente a cortes eléctricos.
La combinación de Starlink con soluciones energéticas alternativas permite crear un ecosistema doméstico autosuficiente que garantiza conectividad continua incluso en condiciones extremas. Este escenario plantea un futuro en el que la conectividad satelital no es solo una alternativa para zonas remotas o emergencias, sino un componente esencial para la infraestructura digital de países modernos. La mejora constante del sistema Starlink, sus altos niveles de disponibilidad y las inversiones en estaciones terrestres demuestran un compromiso a largo plazo para ofrecer un servicio de calidad en cualquier circunstancia. El impacto positivo que tuvo Starlink durante este apagón en la Península Ibérica también invita a reflexionar sobre el papel de la innovación tecnológica en la gestión de crisis. Cuando los sistemas tradicionales fallan, contar con alternativas sólidas y flexibles puede ser la diferencia entre el aislamiento y la normalidad tecnológica.