En julio de 2017, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al país y al mundo entero al anunciar un cambio drástico en la política del Pentágono respecto a las tropas transgénero. A través de un tuit, Trump declaró que los Estados Unidos no permitirían que personas transgénero sirviesen en las fuerzas armadas, argumentando que su presencia imposibilitaría la efectividad y el buen funcionamiento de las tropas. Esta decisión marcó un giro importante en la política militar estadounidense y levantó un debate considerable sobre derechos humanos, igualdad y el rol del género en el servicio militar. La política anterior, implementada durante la administración de Barack Obama, permitía a las personas transgénero servir abiertamente en el ejército y acceder a atención médica relacionada con la transición de género. Sin embargo, la orden firmada por Trump revocó esta política, estableciendo que solo aquellos que no tuvieran un historial de disforia de género podrían servir.
Esta decisión estuvo motivada, según el entonces presidente, por preocupaciones sobre costos y efectividad militar. Sin embargo, muchas organizaciones y activistas afirmaron que la medida era discriminatoria y que no tenía sustento en la evidencia militar. Uno de los efectos inmediatos de la decisión de Trump fue la confusión y la incertidumbre entre los miembros del servicio militar transgénero. Muchos temieron perder sus empleos y enfrentarse a ataques mientras sirven a su país. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos, como la American Civil Liberties Union (ACLU) y Human Rights Campaign, denunciaron la orden y afirmaron que rompía con décadas de progreso en la inclusión de personas LGBTQ+ en el servicio militar.
La orden de Trump provocó protestas y manifestaciones a nivel nacional, donde muchos civiles y veteranos de guerra expresaron su apoyo a las tropas transgénero. También hubo un fuerte respaldo de grupos aliados que promovían la igualdad y la inclusión dentro de las fuerzas armadas. En este contexto, el reto para la administración Trump fue equilibrar las demandas de una base que pedía una política militar más conservadora y la resistencia de quiénes abogaban por la inclusión. En respuesta a la orden, varias demandas fueron interpuestas, impulsadas por organizaciones que luchaban por los derechos de las personas transgénero. Los tribunales se involucraron, y en algunos casos, se dictaron fallos que bloqueaban ciertos aspectos de la política de Trump.
Estas acciones legales resaltaron la lucha continua de los ciudadanos para defender la igualdad de derechos y la protección de las personas LGBTQ+ en todos los ámbitos de la vida estadounidense, incluyendo el servicio militar. Poco después de que las demandas fueran presentadas, la decisión de revocar la política anterior se implementó gradualmente, pero el conflicto legal continuó. La administración Trump se vio envuelta en un constante proceso judicial, mientras que las organizaciones defensoras de los derechos de las personas transgénero continuaban luchando para prevalecer y proteger a quienes solo deseaban servir a su país sin ser discriminados por su identidad de género. Mientras tanto, el panorama político en Estados Unidos también cambió. Con el acercamiento de las elecciones de 2020, la política de Trump sobre los militares transgénero se convirtió en un tema más amplio en el debate sobre los derechos humanos y la lucha por la inclusión.
Muchos candidatos demócratas abanderaron la causa de las personas transgénero y prometieron restaurar la política de Obama y eliminar las restricciones impuestas por la administración Trump, resaltando el compromiso de su partido con la igualdad y la diversidad. Finalmente, en enero de 2021, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva que revertía la política de Trump, restableciendo el derecho de las personas transgénero a servir abiertamente en el ejército. Este cambio se posó como un mensaje poderoso de aceptación y respeto hacia todos los soldados, independientemente de su identidad de género. La reversión de la política se veía como un paso hacia la reparación de los daños causados durante la administración anterior. La historia de la política militar estadounidense y la inclusión de personas transgénero es un recordatorio de la complejidad y el desafío que enfrenta la sociedad en términos de derechos y reconocimiento.
En la actualidad, persisten debates sobre cómo las fuerzas armadas pueden integrar de manera efectiva a todos sus miembros, asegurando que cada individuo tenga la oportunidad de contribuir y servir sin discriminación. En conclusión, la firma de la orden por parte de Donald Trump para revisar la política del Pentágono sobre tropas transgénero no solo alteró el curso de la política militar, sino que también desató un diálogo crucial sobre la identidad de género, la aceptación y la igualdad en Estados Unidos. A medida que la sociedad avanza hacia una mayor inclusividad, la historia de los derechos de las personas transgénero en el ejército continuará siendo una parte fundamental de la lucha por la igualdad, no solo en el ámbito militar, sino en todos los ámbitos de la vida del país.