En el universo del software libre para ofimática, LibreOffice y Apache OpenOffice han sido durante años opciones prominentes para usuarios que buscan una suite alternativa a los programas propietarios. Sin embargo, recientemente la comunidad de desarrolladores de LibreOffice ha tomado una postura clara debido a cuestiones de seguridad y falta de evolución en su competidor directo, Apache OpenOffice. La recomendación explícita es no utilizar OpenOffice, debido a la persistencia de vulnerabilidades que no han sido corregidas y un desarrollo prácticamente estancado que puede comprometer a los usuarios. LibreOffice nació como un proyecto independiente en 2010, tras la incertidumbre surgida cuando Oracle, empresa que había adquirido Sun Microsystems —anterior dueña de OpenOffice—, disminuyó su apoyo a esta suite ofimática. Con la fundación de The Document Foundation y la creación de LibreOffice, surgió un nuevo impulso para ofrecer un software de código abierto con un ritmo continuo de actualizaciones y mejoras.
Por el contrario, OpenOffice fue entregado a la Apache Software Foundation (ASF) en 2011, donde continúa su desarrollo, pero a un ritmo mucho más lento y con problemas que llaman la atención de expertos y usuarios. Uno de los aspectos más preocupantes de OpenOffice es la persistencia de vulnerabilidades de seguridad que han sido detectadas desde al menos noviembre de 2023. A pesar de ser conocidos desde hace años, estos fallos permanecen abiertos y sin corregir a día de hoy. Un representante del equipo de seguridad de ASF confirmó esta situación a medios especializados, lo que genera inquietud entre quienes aún confían en esta suite para sus documentos cotidianos. Las vulnerabilidades de software, en particular en aplicaciones tan ampliamente usadas, no solo representan un riesgo para los datos del usuario, sino también una puerta abierta para ataques maliciosos, robo de información y posibles compromisos del sistema operativo.
La falta de corrección oportuna puede provocar consecuencias graves, especialmente para usuarios corporativos, gubernamentales o aquellos manejan información crítica. El desarrollo de OpenOffice también ha sido cuestionado desde la comunidad libre. Los creadores de LibreOffice acusan a la ASF de simular actividad en el mantenimiento del proyecto pese a que los cambios recientes se limitan a correcciones triviales, como modificaciones mínimas en etiquetas HTML o ajustes cosméticos en traducciones. Esta falta de avances genuinos empaña la confianza en el proyecto y, en opinión de varios expertos, perjudica la imagen del software libre en general. No obstante, desde la Apache Software Foundation defienden que OpenOffice sigue siendo un proyecto activo con un comité de gestión que asegura su estatus a nivel institucional.
Sin embargo, la última versión significativa de OpenOffice fue la 4.1, estrenada en abril de 2014, y desde entonces las actualizaciones no han incorporado nuevas funciones, sino únicamente correcciones parciales y actualizaciones de diccionarios, como la versión 4.1.15 que se lanzó en diciembre de 2023. Este estancamiento en el desarrollo técnico contrasta fuertemente con la dinámica de LibreOffice, que continúa implementando mejoras sustanciales, integrando nuevas prestaciones y ofreciendo mayor compatibilidad con formatos actuales, manteniendo además una política de seguridad activa que favorece la confianza del usuario.
La historia compartida entre LibreOffice y OpenOffice es importante para comprender el contexto actual. La suite OpenOffice tiene sus raíces en el año 2000, cuando Sun Microsystems decidió liberar el código fuente de StarOffice, su paquete ofimático de aquella época. A partir de aquí, OpenOffice se consolidó como un referente en software libre y fue pionero en la promoción del formato abierto Open Document Format (ODF). Este formato ha sido adoptado oficialmente por organismos internacionales como la Organización Internacional para la Estandarización (ISO) y se difundió ampliamente en administraciones públicas, especialmente en países como Alemania, donde el gobierno busca implementar ODF como estándar obligatorio en el intercambio electrónico de documentos antes del año 2027. LibreOffice partió de esos cimientos, pero trajo consigo una gestión más activa y una comunidad más comprometida.
Con un modelo abierto y transparente, The Document Foundation logró captar la atención de miles de desarrolladores y usuarios, lo que le permitió mantener una hoja de ruta clara con revisiones, mejoras, parches de seguridad y una evolución constante que brindan una experiencia sólida y fiable. Muchos sitios web y portales tecnológicos continúan recomendando OpenOffice, a pesar de las advertencias hechas por la comunidad de LibreOffice. Esto potencialmente expone a los usuarios a peligros evitables y dificulta la adopción masiva de alternativas más seguras y actualizadas. Por ello, los desarrolladores de LibreOffice hacen un llamado firme a la comunidad para que tome conciencia del riesgo y opte por herramientas que garanticen la seguridad de su información. El caso LibreOffice versus OpenOffice también es una lección sobre cómo la gestión y evolución de proyectos de software libre impactan directamente en la seguridad y confianza del usuario final.
La simple disponibilidad del código abierto no asegura que un proyecto sea seguro o moderno; la comunidad y los responsables deben comprometerse activamente en mantener, corregir y avanzar en el desarrollo de cara al futuro. Para quienes buscan una suite ofimática gratuita, confiable y segura, LibreOffice aparece como la opción preferente y recomendada, no solo por su conjunto de funcionalidades, sino por su constante actualización y su respuesta proactiva a problemas de seguridad. La diferencia entre ambas suites se vuelve, por tanto, crítica no solo en términos técnicos, sino también en cuanto a la protección de datos y estabilidad. En conclusión, el panorama actual del software libre para oficina indica que Apache OpenOffice, debido a sus numerosas vulnerabilidades conocidas y la falta de desarrollo significativo en los últimos años, representa un riesgo para los usuarios que valoran la seguridad y la funcionalidad moderna. LibreOffice, con su enfoque activo y transparente, se posiciona como el estándar para quienes desean una alternativa robusta al software propietario y una garantía de que sus herramientas ofimáticas no comprometerán la integridad de sus datos.
Ante la importancia de la seguridad en la era digital, esta elección puede ser determinante para evitar problemas futuros y mantener la confianza en el software libre como una opción viable y segura.