Un grupo de evangélicos ha causado revuelo en el panorama político de Estados Unidos al destinar más de un millón de dólares a una campaña publicitaria destinada a ayudar a la vicepresidenta Kamala Harris a derrotar al expresidente Donald Trump en las próximas elecciones de noviembre. A pesar de que en las elecciones anteriores una gran mayoría de los evangélicos apoyaron a Trump, este grupo, conocido como "Evangélicos por Harris", ha surgido como uno de los más destacados en respaldo a la actual vicepresidenta, quien se identifica como bautista. La campaña publicitaria, que ha recopilado fondos significativos, tiene como objetivo atraer a los votantes evangélicos y persuadirlos de que Harris representa una opción más alineada con los valores cristianos que el exmandatario. La primera serie de anuncios incluye una producción impactante que presenta imágenes del famoso líder evangélico Billy Graham recitando un versículo bíblico, intercaladas con clips de Donald Trump. El mensaje está diseñado para resaltar las advertencias sobre la codicia y el egoísmo que se asocian a lo largo de la historia con las figuras de poder que se desvían de los caminos de Dios.
El anuncio, que tiene una duración de un minuto, comienza con Graham advirtiendo que "los hombres se volverán absolutamente egoístas y codiciosos por dinero" en los "últimos días". La inversión de más de un millón de dólares ha dado lugar a un debate interno entre los evangélicos que se sienten divididos en cuanto a su apoyo a Trump en contraposición a Harris. Este enfoque ha sido, sin duda, una novedad dentro de un electorado que tradicionalmente ha favorecido a candidatos republicanos, especialmente aquelloss con quien comparten principios morales y religiosos. El contenido del anuncio también plantea una crítica explícita a Trump, mostrándolo en un contexto que contrasta fuertemente con los estándares de muchos evangélicos. A medida que el anuncio avanza, se muestran clips de Trump haciendo declaraciones sobre su vida de codicia, junto con advertencias de Graham sobre los hombres que se vuelven "orgullosos, abusivos y descontrolados".
Estas imágenes están diseñadas para crear una narrativa negativa sobre la persona de Trump, sugiriendo que su estilo de vida y sus decisiones están en desacuerdo con lo que se espera de un líder cristiano. El clímax del anuncio incluye una declaración de Graham que expone la hipocresía de aquellos que "mantienen una fachada de religión pero cuyas vidas niegan la verdad". En este momento culminante, se presenta a Trump rechazando la idea de que ha pedido perdón a Dios, un concepto que resuena profundamente en la comunidad evangélica. Este argumento se suma a las tensiones que ya existen entre algunos evangélicos que han defendido a Trump y aquellos que, como el grupo "Evangélicos por Harris", creen que el líder republicano no encarna los valores cristianos que predican. La respuesta a esta campaña no se ha hecho esperar y, como era de esperar, Franklin Graham, hijo de Billy Graham y ferviente defensor de Trump, ha criticado abiertamente a "Evangélicos por Harris".
En un mensaje a través de las redes sociales, Franklin acusó al grupo de manipular la imagen de su padre para favorecer un candidato que él considera en desacuerdo con los valores evangélicos tradicionales. En su defensa, enfatizó que su padre siempre apoyó las políticas conservadoras que ha promovido Trump desde 2016. El debate sobre el legado de Billy Graham y su presunto apoyo a Trump se ha intensificado con la aparición del anuncio. Aunque Billy Graham no llegó a expresar una opinión clara sobre Trump antes de su muerte en 2018, su familia y seguidores continúan discutiendo su posible inclinación hacia el expresidente. Es importante recordar que en 2016, Graham no hizo una avalancha de apoyo explícito hacia Trump, aunque su hijo ha sostenido que el evangelista republicano finalmente votó por él.
Por otro lado, el sitio web de "Evangélicos por Harris" subraya la "trayectoria de fe" de Kamala Harris, describiéndola como una "cristiana profundamente comprometida y fiel". Este es un intento estratégico de posicionarla como una candidata con la que los votantes evangélicos pueden identificarse. El mensaje es claro: aquellos que apoyan a Trump no están realmente siguiendo el camino que refleja las enseñanzas de Dios. A medida que se acerca el día de las elecciones, el impacto de esta inversión publicitaria podría ser significativo, especialmente en estados donde los votantes evangélicos son una parte crucial del electorado. La polarización dentro de la comunidad cristiana parece estar en aumento, y este anuncio representa un punto de inflexión que podría redefinir la forma en que los evangélicos se involucren en la política estadounidense.