El Reshoring y sus Implicaciones en la Economía Global En un contexto de cambios económicos y evidentes realidades geopolíticas, el concepto de "reshoring" ha cobrado cada vez más relevancia. Esta práctica, que consiste en traer de vuelta a un país de origen ciertas líneas de producción que estaban externalizadas, se ha intensificado en los últimos años y está cambiando radicalmente la estructura de la economía mundial. Según Madeleine Ronner, una destacada gestora de fondos de DWS, este fenómeno podría ser malinterpretado bajo la perspectiva de una "desglobalización", cuando en realidad se trata de una evolución dentro del panorama global. La idea del reshoring no es nueva, pero recientemente ha sido impulsada por una serie de factores: desde la pandemia de COVID-19, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, hasta los crecientes costos laborales en ciertas regiones del mundo, particularmente en China. Ronner argumenta que la pandemia y los eventos asociados a ella han resaltado la fragilidad de las cadenas de suministro globales, lo que ha llevado a muchas empresas a reconsiderar sus estrategias de producción.
Un ejemplo claro de esta tendencia es la industria de semiconductores. Empresas como Intel han anunciado planes de inversión monumental para elevar la producción en Estados Unidos. Intel, en particular, pretende invertir 100 mil millones de dólares en el desarrollo de nuevas capacidades productivas en su país de origen durante los próximos cinco años. Este tipo de movimientos no solo subrayan la intención de regresar a un modelo de producción más nacionalista, sino que también imponen desafíos significativos a las empresas, que deben balancear costos y eficiencia. Ronner explicó en una reciente presentación que las inversiones en construcción de fábricas de EE.
UU. han aumentado de unos 50 mil millones de dólares en 2020 a aproximadamente 200 mil millones en 2024. Este aumento es significativo y sugiere un cambio importante en el pensamiento estratégico de muchas corporaciones que, tradicionalmente, confiaban en la externalización como una forma de reducir costos. Sin embargo, la transición hacia el reshoring no es tan simple como podría parecer. Uno de los principales obstáculos identificados por Ronner es el acceso a mano de obra calificada.
A medida que los mercados laborales en muchas naciones desarrolladas se acercan al pleno empleo, encontrar trabajadores capacitados se ha convertido en un desafío considerable. Esto es particularmente evidente en el sector tecnológico, donde la escasez de talento ha llevado a muchas organizaciones a reconsiderar sus modelos de negocio. Por otro lado, Ronner también mencionó que aunque muchas empresas están explorando el reshoring, la mayoría de las veces se limitan a "bienes críticos" como semiconductores y tecnologías renovables. Esto se debe a que la infraestructura en algunos países en desarrollo, como México, a menudo no está a la altura para soportar un cambio masivo hacia el reshoring. Estrategias que apuntan a reconstruir la infraestructura básica, como carreteras y puertos, son esenciales para apoyar este movimiento.
A pesar de estos desafortunados retos, Ronner afirmó que las tendencias actuales deberían ser vistas con optimismo. Ella destaca que la idea de que estamos entrando en una era de desglobalización es engañosa. En su lugar, sugiere que estamos presenciando una forma "cambiada de globalización". La importancia de China como "fábrica del mundo" persiste. Ni las tensiones políticas ni los cambios en los costos laborales han reducido drásticamente el papel predominante de China.
De hecho, la participación de China en la industria manufacturera global se ha mantenido alta, lo que indica que, aunque algunas líneas de producción vuelvan a Estados Unidos, el gigante asiático seguirá siendo una parte crucial del panorama industrial. El reshoring también está planteando nuevas oportunidades para los inversores. Ronner enfatiza que a pesar de los desafíos, el movimiento hacia el reshoring ofrece ventajas interesantes, especialmente en sectores como la automatización y la producción de bienes críticos. Invertir en tecnologías que faciliten la producción cercana al mercado de consumo se posiciona como una estrategia favorecedora. La automatización podría ayudar a mitigar algunos de los desafíos relacionados con la escasez de mano de obra y los altos costos laborales en los países desarrollados.
Finalmente, es importante resaltar que la narrativa en torno al reshoring está aún en desarrollo. Las empresas y los gobiernos deberán adaptarse continuamente a un entorno cambiante, buscando balances entre eficiencia, costo y flexibilidad. A medida que las tensiones entre grandes potencias continúan, la forma en que las empresas estructuran sus operaciones será crucial. En conclusión, según la perspectiva de Madeleine Ronner, el reshoring no solo es una respuesta a la desconfianza en las cadenas de suministro globales, sino también parte de un ajuste más grande hacia un modelo global que podría redefinir la forma en que se producen y se distribuyen los bienes. Los inversores deben estar atentos a estas dinámicas, ya que el reshoring, aunque presenta desafíos, también crea un mar de oportunidades para aquellos que estén dispuestos a adaptarse a las nuevas realidades del mercado.
La economía mundial, lejos de estar fragmentándose, se está reformando; es un proceso que, aunque complejo, podría llevar a una mayor resiliencia y a una redefinición positiva de la producción y el consumo a nivel global.