Un hombre de 41 años ha sido condenado por un jurado tras ser acusado de estafar a ancianos en Wichita, Kansas, robándoles miles de dólares a través de un engañoso esquema de poda de árboles. Brandon Dean Guffey ha sido declarado culpable de maltrato y robo, delitos que se inscriben en un patrón de comportamiento delictivo que se remonta a años anteriores. La historia de Guffey revela la vulnerabilidad de los ancianos, quienes, a menudo, se convierten en blanco de estafas por su confianza y, en algunos casos, debido a condiciones cognitivas disminuidas por la edad. Durante el juicio, las evidencias presentadas mostraron que todas las víctimas tenían entre 80 y 90 años, y que algunas padecían demencia u otros problemas de salud que afectaban su capacidad de juicio. En este caso específico, Guffey se acercaba a sus víctimas bajo el pretexto de ofrecer servicios de poda de árboles.
Sin embargo, el trabajo realizado era mínimo o inexistente. Según los fiscales, Guffey engañó a los ancianos para que le pagaran más de lo acordado, alegando que no habían pagado previamente o falsificando cheques, llevando a los ancianos a cobrar cantidades astronómicas en comparación con el servicio que supuestamente había prestado. Una de las víctimas fue una mujer de 90 años, a quien convenció de entregarle 60 dólares en efectivo y un cheque en blanco para cubrir el saldo de 20 dólares de un total de 80 dólares. Sin embargo, el cheque fue llenado con una cifra desproporcionada: 2,000 dólares. Mientras tanto, otro hombre de 92 años fue obligado a escribir cheques por más de 3,600 dólares en múltiples visitas de Guffey, quien insistía que aún no había recibido su pago.
La estrategia de Guffey no era nueva. Ya había sido condenado anteriormente por delitos similares en 2014, unos antecedentes que lo habían llevado a cumplir una pena de 43 meses de prisión. En esos casos pasados, también estafó a ancianos bajo el mismo pretexto de realizar trabajos de jardinería. Por ejemplo, convenció a una mujer de 86 años a pagar 8,800 dólares por la tala de un árbol que, en realidad, solo costaba alrededor de 400 dólares. Durante su defensa en el juicio reciente, Guffey y su abogada argumentaron que los acuerdos entre él y sus víctimas eran confusos y que cualquier pago realizado podría considerarse un regalo, lo cual no constituyó un crimen.
Sin embargo, el jurado, después de deliberar durante cerca de cuatro horas, decidió que las pruebas presentadas eran contundentes y halló a Guffey culpable de todas las acusaciones: dos cargos de maltrato a un adulto dependiente y dos cargos de robo. El juicio se llevó a cabo sin la presencia de los ancianos afectados; uno de ellos ya había fallecido y la salud de la otra víctima era tan precaria que no podía testificar. En cambio, los fiscales se apoyaron en testimonios de familiares, grabaciones de video de las visitas de Guffey a los hogares de las víctimas y transacciones bancarias para construir su caso. Este veredicto ha resaltado la grave problemática de las estafas dirigidas a la población anciana, un fenómeno que no solo afecta a víctimas individuales, sino que también señala una falta de protección adecuada para este sector de la sociedad. Las autoridades han indicado que estos crímenes son alarmantemente comunes, y que Guffey es solo uno de muchos que explotan a la población vulnerable en busca de ganancias rápidas.
La condena de Guffey traerá ciertos alivios a la comunidad de Wichita, donde muchos se sienten en riesgo frente a estafadores como él. Las organizaciones locales y agencias de protección al consumidor han intensificado sus esfuerzos para educar a los ancianos y a sus familias sobre cómo detectar y prevenir este tipo de fraudes. El Departamento de Justicia y las autoridades locales instan a cualquier persona que haya sido víctima de fraudes similares a que se presente y comparta su experiencia, con el fin de generar conciencia y ayudar a otros a protegerse mejor en el futuro. Es crucial que la comunidad permanezca alerta y que brinde apoyo a sus miembros mayores, quienes a menudo requieren un poco más de atención y cuidado en un mundo en el que se están volviendo cada vez más vulnerables. Brandon Dean Guffey espera su sentencia, programada para el 1 de noviembre.