Ontario está a punto de iniciar una transformación importante en su sector energético con la construcción de la primera mini central nuclear de Canadá, un proyecto que marca un hito no solo para la provincia sino para todo el país. Este ambicioso plan se basa en la utilización de un nuevo tipo de tecnología nuclear conocida como reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), que ofrecen una alternativa prometedora y moderna frente a las centrales nucleares tradicionales y otras fuentes de energía convencionales. La mini central nuclear planeada por Ontario Power Generation (OPG) será la primera en su tipo en el país y está ubicada junto a la icónica planta nuclear de Darlington, a orillas del Lago Ontario. El proyecto contempla la construcción inicial de cuatro de estos pequeños reactores con un presupuesto total estimado en aproximadamente 20.9 mil millones de dólares, de los cuales 7.
7 mil millones corresponden al primer reactor y a la infraestructura compartida necesaria para todo el desarrollo. La tecnología SMR elegida para este proyecto es el modelo BWRX-300, diseñado por GE Hitachi, una versión más compacta y avanzada de los reactores de agua en ebullición que actualmente operan en diversas partes del mundo. Cada reactor está proyectado para generar alrededor de 300 megavatios, lo cual se traduce en suficiente electricidad para abastecer más de 300,000 hogares. El proyecto no solo pretende satisfacer la creciente demanda energética de Ontario, que se espera aumente un 75% para el año 2050, sino también contribuir al objetivo más amplio de Canadá de alcanzar la neutralidad de carbono para esa misma fecha. La importancia de esta iniciativa radica en su potencial para ofrecer una fuente de energía constante, confiable y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Mientras que las fuentes renovables como la solar y la eólica pueden ser más económicas en algunos casos, especialmente cuando se combinan con almacenamiento en baterías, enfrentan desafíos relacionados con la intermitencia, el uso intensivo de terreno y la necesidad de infraestructura adicional. Por otro lado, las SMR garantizan suministro continuo y una huella ecológica mucho menor, lo que es clave en un contexto donde se busca equilibrio entre sostenibilidad, confiabilidad y costos. Un aspecto relevante del proyecto es su envergadura económica y social. Se prevé que la construcción y operación de los SMR generen alrededor de 3,700 empleos anuales sostenidos a lo largo de 65 años, además de aportar aproximadamente 13 mil millones de dólares en impuestos distribuidos entre las administraciones municipales, provinciales y federales. En cuanto a la financiación, OPG asumirá la inversión mediante recursos propios y deuda, recuperando los gastos a través de las tarifas eléctricas aplicadas a los usuarios.
Aunque el gobierno provincial no destina recursos directos al financiamiento, sí realiza subsidios significativos para las tarifas de electricidad, que en el reciente presupuesto alcanzaron más de 7 mil millones de dólares. Este dato genera debates públicos sobre el costo real y la sostenibilidad financiera del sistema eléctrico de Ontario. Desde el punto de vista técnico, un elemento innovador es que cerca del 80% del presupuesto previsto para el SMR se destinará a compañías locales de Ontario, fortaleciendo las cadenas de suministro regionales y potenciando la capacidad tecnológica canadiense para exportar componentes y conocimiento a otras naciones interesadas en adoptar esta tecnología. Solo un 15% involucrará a empresas europeas y asiáticas, mientras que una fracción menor, el 5%, estará vinculada a firmas estadounidenses, principalmente para el diseño original proporcionado por GE Hitachi. Esta dinámica impulsa el desarrollo industrial doméstico y crea oportunidades para que Canadá se consolide como un actor clave en la revolución mundial de las pequeñas centrales nucleares.
No obstante, la iniciativa también enfrenta críticas y escepticismos, especialmente desde sectores ambientalistas y algunos expertos que cuestionan tanto la viabilidad financiera como la seguridad y el historial de proyectos nucleares que suelen exceder presupuestos y plazos. En particular, existe una preocupación acerca de que un reactor con un diseño relativamente nuevo como el BWRX-300 pueda presentar desafíos no anticipados. Pese a estas dudas, los funcionarios provinciales y de OPG sostienen que el proyecto es confiable, está debidamente aprobado por la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear y forma parte indispensable del plan energético de Ontario para las próximas décadas. La construcción del primer SMR en Darlington está programada para finalizar a finales de 2029, con conexión a la red eléctrica prevista para 2030. Si el primer reactor cumple con las expectativas, la expansión con los tres adicionales se efectuará posteriormente, afianzando una matriz energética más robusta y adaptable.
Desde una perspectiva ambiental, la introducción de estas mini centrales nucleares representa una oportunidad para reducir la dependencia de fuentes fósiles y disminuir las emisiones contaminantes que afectan la calidad del aire y contribuyen al cambio climático. Aunque la energía nuclear tradicional ha sido motivo de debate, la tecnología SMR promete menores riesgos, mejor gestión de residuos y una operación más flexible. A nivel global, Ontario se convierte en pionero al implementar la tecnología BWRX-300 en una escala comercial real, posicionando a Canadá en una carrera tecnológica donde países como Estados Unidos, Reino Unido y China también están explorando estos desarrollos. El proyecto, por lo tanto, no solo tiene implicancias locales sino que puede despertar interés internacional y establecer estándares para futuras iniciativas similares. En conclusión, la puesta en marcha de la primera mini central nuclear en Canadá por parte de Ontario Power Generation no solo representa un avance tecnológico significativo sino una apuesta estratégica para garantizar la seguridad energética, cumplir con metas ambientales clave y fortalecer la economía local.
Más allá de las polémicas, este paso reafirma el compromiso de Ontario y Canadá con un futuro energético diversificado, sostenible y preparado para afrontar los retos del siglo XXI.