En un mundo donde la innovación tecnológica avanza a pasos agigantados, el concepto de blockchain ha captado la atención de una amplia audiencia, desde inversores hasta desarrolladores. Sin embargo, a pesar de su creciente popularidad y de las impresionantes aplicaciones que se han desarrollado en torno a esta tecnología, muchos expertos advierten que el verdadero impacto de blockchain en nuestra sociedad aún no se ha comprendido completamente. Una figura destacada en este ámbito es Henrik Hjelte, cofundador de Chromia, una plataforma de blockchain que busca transformar la manera en que se desarrollan y utilizan las aplicaciones descentralizadas. Recientemente, tuvimos la oportunidad de sentarnos con Henrik para discutir las percepciones actuales sobre blockchain, sus proyecciones para el futuro y cómo Chromia pretende cambiar las reglas del juego. Hjelte enfatizó que, aunque ha pasado una década desde que emergió el concepto de las contratos inteligentes y las criptomonedas, todavía estamos al principio de una revolución que podría cambiar la forma en que interactuamos con la tecnología y entre nosotros.
“Blockchain es tan relevante como siempre”, afirma Hjelte. “Estamos aún en una fase inicial, y los próximos años traerán mejoras significativas en usabilidad que harán que la tecnología sea más adecuada para el uso cotidiano”. Para Hjelte, la idea de que blockchain se convertirá en un pilar fundamental de nuestras interacciones digitales no es una simple hipótesis, sino un hecho que, según él, empezará a ser evidente en los próximos años. Un tema recurrente en la conversación con Hjelte fue la comparación entre Ethereum y Bitcoin. A pesar de que Ethereum ha demostrado ser una plataforma líder en el ámbito de los contratos inteligentes, Hjelte subraya que su éxito no fue automático ni garantizado.
“Ethereum se benefició de ser uno de los primeros en el espacio. Pero no era un hecho que mantendría su posición; la comunidad tuvo que trabajar arduamente para implementar mejoras críticas y evitar la estancación”, explica. Esta reflexión resuena especialmente cuando se tiene en cuenta la transición de Ethereum hacia el modelo de consenso de Prueba de Participación, un logro que muchos consideraban arriesgado y complicado. En cuanto a Bitcoin, Hjelte sostiene que este sigue siendo el activo más grande y seguro, aunque no ha progresado de manera significativa en términos de usabilidad. La aparición de las soluciones de segunda capa (Layer 2) para Bitcoin ha sido un intento de mejorar su funcionalidad, pero Hjelte cree que, a menudo, puede ser más sabio construir nuevas capas uno (Layer 1) en lugar de intentar agregar características complejas a sistemas existentes.
Esto es precisamente lo que Chromia busca hacer: mediante su diseño innovador, la plataforma aspira a ofrecer soportes tecnológicos que vayan más allá de las limitaciones de las criptomonedas actuales, permitiendo que las aplicaciones descentralizadas (dApps) sean más accesibles y funcionales. Sin embargo, el camino no ha estado exento de desafíos. Hjelte recuerda los días en los que se hablaba de Colored Coins, un protocolo que buscaba transferir tokens en la blockchain de Bitcoin. Aunque el proyecto no tuvo el éxito esperado y fue eclipsado por la aparición de Ethereum, resultó ser un semillero de ideas que, en última instancia, condujeron a la creación de Chromia. “La comunidad juega un papel fundamental en el éxito de un proyecto.
Vitalik y sus cofundadores lograron captar la imaginación de la gente de una manera que nosotros no pudimos en los inicios de Colored Coins”, admite Hjelte. A medida que se avanza hacia el futuro, una de las preguntas más apremiantes es si la idea original detrás de las criptomonedas y blockchain ha perdido relevancia. Hjelte es contundente en su respuesta: “Blockchain es más relevante que nunca. Estamos en una fase temprana y, aunque en 2017 la gente sobreestimó cuán rápido blockchain se volvería mainstream, ahora subestiman el impacto que tendrá a largo plazo”. Esta declaración resuena en el contexto actual, donde muchos proyectos luchan por encontrar su lugar en un ecosistema saturado.
Hjelte menciona una ley muy interesante llamada la Ley de Amara, que sostiene que las personas tienden a sobreestimar el impacto a corto plazo de las nuevas tecnologías y subestimar su impacto a largo plazo. Basándose en esto, Hjelte sostiene que, si bien la adopción masiva de blockchain puede haber sido lenta, el potencial de transformación sigue siendo enorme. Al hablar sobre las tendencias futuras en la tecnología blockchain, Hjelte enfatiza que las mejoras más importantes estarán relacionadas con la usabilidad. “Lo que necesitamos son avances que hagan que el desarrollo y la utilización de estas tecnologías sean más intuitivos. La experiencia del usuario sigue teniendo un largo camino por recorrer en comparación con lo que hemos visto en Web2”, afirma.
Según él, el objetivo debe ser crear una experiencia que sea tan fácil de usar como las aplicaciones actuales en línea, independientemente de la tecnología subyacente. Estamos en un punto de inflexión, y Chromia aspira a ser pionera en esta nueva era. Con el lanzamiento inminente de su red principal, la estrategia de Hjelte es abordar los puntos críticos que están obstaculizando la adopción de dApps. “Con Chromia, las dApps pueden pagar tarifas de hosting en CHR y desarrollar modelos de ingresos que permitan a los usuarios acceder sin necesidad de poseer criptomonedas o pagar tarifas de gas, lo que eliminará barreras de entrada”, explica Hjelte, resaltando la importancia de hacer la tecnología más accesible para el usuario promedio. Finalmente, es interesante notar su enfoque en el desarrollo de un lenguaje de contratos inteligentes único, llamado Rell.