Título: El Límite del Absurdo: Personas que se Prenden Fuego y Reciben Golpes en la Cara para Impulsar sus Criptomonedas En un mundo donde la búsqueda de atención se ha convertido en un bien preciado, el fenómeno de las criptomonedas ha llevado esta carrera al extremo. A medida que miles de monedas memes inundan el mercado, algunos creadores han decidido optar por estrategias que rayan en lo grotesco para destacar entre la multitud. En un giro inquietante, personas como Mikol Ayala, un entusiasta de las criptomonedas, han comenzado a hacer actos peligrosos y absurdos que implican prenderse fuego o recibir golpes, todo en nombre de su token de criptomonedas. El caso de Ayala se convirtió en un fenómeno viral tras un desafortunado evento en mayo, cuando, en un estacionamiento en Florida, se cubrió de alcohol isopropílico en una transmisión en vivo. Su objetivo: promocionar su criptomoneda llamada Truth or Dare.
Mientras las llamaradas iluminaban la noche, el efecto fue inmediato: el valor de su token comenzó a escalar, alcanzando una capitalización total de 2 millones de dólares al día siguiente. Sin embargo, en una trágica vuelta de los acontecimientos, Ayala sufrió quemaduras de tercer grado en un tercio de su cuerpo, un precio horrendo que pagó en nombre del marketing. La historia de Ayala es solo un eslabón en una cadena cada vez más larga de extravagancias en el mundo de las criptomonedas. En un intento por diferenciar sus activos de la multitud de altcoins que aparecen casi a diario, los creadores han llevado sus acciones a niveles sorprendentes. Un creador filmó cómo le golpeaban en la cara tan fuerte que perdió un diente.
Otro, en un acto aún más alarmante, se desmayó después de consumir drogas en una transmisión en vivo. Estos absurdos están destinados a captar la atención del público y, por ende, de inversionistas potenciales. La competencia se ha intensificado sobre todo en 2024, un año en el que el número de estas monedas memes ha crecido exponencialmente. Según informes, la plataforma Pump.Fun ha facilitado la creación instantánea de nuevas criptomonedas, lo que ha permitido a más de 2 millones de nuevos tokens entrar al mercado en un tiempo récord.
Este fenómeno se asemeja mucho a la locura de las acciones meme que hicieron explosión en 2021; agrupar a personas en línea en una búsqueda de inversiones fuera de lo común. El concepto detrás de estas criptomonedas es sencillo: ninguna tiene un propósito estrictamente definido, más allá de servir como un vehículo para la especulación financiera. Es un juego peligroso, donde los precios suben y bajan dependiendo de la atención que logren captar. En el caso de Ayala, su historia chocante y su voluntad de hacerse daño en nombre de su proyecto solo sirvieron para atraer los ojos del público, aunque a un costo personal devastador. Lo más inquietante de todo esto es que, a pesar de los obstáculos físicos y morales que presentan estas acciones, muchos creadores de criptomonedas continúan explorando el límite de lo posible en su búsqueda de viralidad.
En un entorno donde cualquier cosa puede volverse tendencia, ya sea un truco absurdo o un acto peligroso, la línea entre el sensacionalismo y la locura se ha desdibujado. Un creador llegó a prometer que se derramaría leche sobre su madre, pero solo si el valor de su token alcanzaba los 300,000 dólares. Este fenómeno despierta numerosas preguntas sobre la naturaleza de la inversión en criptomonedas y el papel que juegan las redes sociales en su promoción. La viralidad se ha convertido en la moneda de cambio, y, como bien dice Albert Choi, profesor de derecho en la Universidad de Michigan, el deseo de montar la ola de una tendencia social puede llevar a decisiones poco acertadas. “La estrategia es tratar de entrar en la ola antes de que la marea realmente suba”, afirma Choi.
Esta búsqueda frenética por la validación social puede llevar a los creadores a comportamientos cada vez más extremos para no ser olvidados. Asimismo, la llegada de celebridades al mundo de las criptomonedas está transformando aún más este panorama. Nombres como Caitlyn Jenner, Andrew Tate e Iggy Azalea han lanzado sus propios tokens, intensificando la competencia entre creadores. Azalea, por ejemplo, presentó su criptomoneda MOTHER, que alcanzó una valoración de 200 millones de dólares en solo dos semanas, gracias en gran parte a su presencia en redes sociales. No obstante, incluso celebridades como ella están luchando por mantener la atención a medida que el mercado evoluciona y se satura.
El fenómeno de las criptomonedas memes ha suscitado el interés de inversores y curiosos, pero también ha puesto de relieve la fragilidad y el riesgo de tales inversiones. A medida que los precios fluctúan sin una base fundamental que los respalde, el riesgo de pérdidas es elevado. La mayoría de las criptomonedas nunca logran despegar, y muchas de ellas ven caer su valor tras la venta masiva de los creadores. Sin embargo, esta inestabilidad no parece disuadir a aquellos que buscan el próximo gran impulso. Los críticos han señalado que este ambiente imprudente es similar al de un juego de azar, donde las expectativas pueden ser excesivamente ilusorias.
La capacidad de crear un token hoy en día es accesible para casi cualquiera gracias a plataformas simples, lo que ha permitido que el número de criptomonedas se dispare de manera alarmante. “La posibilidad de crear conciencia se ha vuelto más costosa que la creación de la moneda misma”, afirma Kahlil Philander, profesor de la Universidad Estatal de Washington. Mientras este ciclo continúa, los impulsores de monedas memes como Ayala se encuentran en una encrucijada. A medida que su token pierde el interés que había generado temporalmente, el creador enfrenta la presión de innovar una y otra vez para mantener el interés de sus seguidores. En las redes sociales, la pregunta “¿cuáles son los planes para el futuro?” se ha vuelto común entre los fans de su criptomoneda.
A pesar de las secuelas físicas y emocionales de sus actos, Ayala sigue comprometido con su proyecto. Desde su cama de hospital, prometió regresar a sus acrobacias en cuanto tuviera la oportunidad. Este compromiso con la creación de contenido, a pesar de sus consecuencias, nos recuerda que en el mundo de las criptomonedas, el espectáculo se ha convertido en la norma y el sentido común parece haber quedado relegado a un segundo plano. En conclusión, el fenómeno de las criptomonedas y las absurdas hazañas para atraer atención es un reflejo de nuestra cultura contemporánea, donde la validación en línea a menudo desplaza la razón y la seguridad personal. Con el descenso del valor de muchos tokens memes a menudo asegurados por nada más que promesas vacías y entretenimiento extremos, los inversores deben considerar si el costo del espectáculo vale el riesgo que supone.
Mientras tanto, los creadores de contenido se encuentran en una encrucijada ética, donde la búsqueda de atención podría llevar a consecuencias irreparables.