Ethereum, una de las plataformas blockchain más influyentes y utilizadas del mundo, se encuentra en una etapa crítica de evolución. Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum y una de las figuras más respetadas en el ámbito de las criptomonedas, ha lanzado una propuesta para simplificar radicalmente el protocolo base de esta red. Su enfoque apunta a resolver problemas que han frenado el desarrollo y crecimiento de Ethereum desde su creación, como la complejidad técnica y los riesgos asociados a ella, con un diseño más eficiente, seguro y accesible para desarrolladores y usuarios. La complejidad creciente del código y la infraestructura de Ethereum ha sido un asunto sensible dentro de su comunidad. A medida que la red ha madurado, nuevos componentes y capas se han integrado para escalar y añadir funcionalidades, pero estas etapas también han incrementado la dificultad de mantenimiento y el riesgo de vulnerabilidades.
La propuesta de Buterin, denominada “Simplifying the L1” (Simplificando la capa 1), se basa en principios de diseño minimalista similar a los que rigen Bitcoin, buscando reducir la complejidad sin sacrificar las capacidades y la descentralización que definen a Ethereum. Uno de los pilares de esta visión es la reestructura del consenso de la red. El consenso es el mecanismo que permite a los nodos validar transacciones y bloques en una blockchain, asegurando que todos estén sincronizados con el mismo estado. Actualmente, Ethereum emplea un sistema sofisticado que incluye periodos llamados “epochs”, comités sincronizados y la rotación de validadores para mejorar la seguridad y reducción de riesgos, pero que a la vez agrega muchas capas de complejidad. Buterin ha propuesto el modelo de “finalidad de 3 ranuras” o “3-slot finality”, que consiste en simplificar este proceso eliminando esos mecanismos complicados.
La idea es mantener un número reducido de validadores activos por cada nuevo bloque, lo que permitiría adoptar reglas de elección de forks más sencillas y robustas. Esta reducción no solo optimiza el rendimiento y la eficiencia del sistema, sino que también facilita la creación y operación de clientes ligeros — aquellos que no necesitan descargar la blockchain completa — y minimiza las superficies de ataque para posibles amenazas de seguridad. El consenso es solo uno de los aspectos de esta renovada arquitectura. En el ámbito de la ejecución, que es donde se procesan los smart contracts y transacciones, Buterin ha sugerido un salto a una nueva máquina virtual basada en una arquitectura RISC-V. RISC-V es un conjunto de instrucciones abierto, ligero y modular, famoso por su simplicidad y eficiencia, características ideales para un entorno que necesita manejar operaciones criptográficas avanzadas como las pruebas de conocimiento cero (ZK proofs).
Este cambio hacia una máquina virtual compatible con tecnología de pruebas de conocimiento cero podría acelerar la generación de dichas pruebas hasta 100 veces en comparación con el sistema actual, el Ethereum Virtual Machine (EVM). Además, la nueva VM sería más auditable y sencilla para los desarrolladores, favoreciendo la expansión y la innovación en el ecosistema. La compatibilidad con contratos antiguos se mantendría a través de un intérprete que pueda ejecutar código EVM ensamblado en la nueva infraestructura, asegurando una transición fluida y sin pérdidas de funcionalidad para proyectos existentes. Otro objetivo fundamental de la propuesta de Buterin es la estandarización de diversas herramientas y formatos utilizados en el protocolo para evitar la fragmentación que complica el desarrollo y mantenimiento. Actualmente, existen múltiples enfoques en áreas críticas como la codificación de errores (erasure coding), los formatos de serialización y las estructuras de datos en árboles.
La consolidación de estos estándares, por ejemplo adoptando el formato Simple Serialize (SSZ), reduciría la redundancia y mejoraría la interoperabilidad entre componentes y aplicaciones, lo que beneficiaría a los desarrolladores con entornos más uniformes y predecibles. Buterin también ha enfatizado la relación entre simplicidad y descentralización. Según sus palabras, una arquitectura de código más sencilla puede contribuir a que el protocolo sea más accesible y manejable para participantes en la red, favoreciendo la descentralización. Para ello, propone un “principio de máximo de líneas de código” en la lógica crítica del consenso, inspirándose en proyectos de aprendizaje automático ligeros como Tinygrad. Este principio permitiría que las funcionalidades legadas o no esenciales se mantengan, pero fuera del núcleo principal, evitando que el código base se vuelva inmanejable o inseguro.
Las implicaciones de esta simplificación van mucho más allá de la eficiencia técnica. En un momento en que la inteligencia artificial (IA) se enfrenta a retos crecientes debido a los modelos opacos, la centralización de datos y la falta de transparencia, Ethereum podría ser la solución para algunos de estos problemas. Expertos y desarrolladores dentro de la comunidad han señalado que la blockchain y sus características de descentralización, transparencia y privacidad pueden ofrecer un marco robusto para construir aplicaciones de IA más responsables y distribuidas. El exdesarrollador principal Eric Connor subrayó que Ethereum tiene la oportunidad de convertirse en un actor clave en la resolución de los desafíos de la IA contemporánea. Las redes descentralizadas como Ethereum pueden mitigar los riesgos de silos de datos centralizados y promover la privacidad, haciendo la inteligencia artificial más accesible, justa y segura para todos.
Por otra parte, no todas las opiniones dentro del ecosistema son plenamente optimistas. Críticos como el inversor Nic Carter han resaltado problemas relacionados con la fragmentación del valor y la emisión masiva de tokens asociados a Ethereum, que podrían afectar negativamente su base valorativa. Carter advirtió que la creciente adopción de soluciones de capa 2 (L2) y la proliferación de tokens que se desprenden del Ethereum base podrían desgastar su posición central y su valor intrínseco. Sin embargo, estas críticas también impulsan la reflexión sobre la necesidad de una arquitectura más simple y eficiente que fortalezca la viabilidad a largo plazo de Ethereum. La propuesta de Buterin podría marcar un hito en el desarrollo de blockchain si logra articular una transición factible hacia un protocolo base más ligero y robusto.
La simplificación del diseño fundamental no solo haría que Ethereum fuera más seguro y escalable, sino que podría revitalizar el ecosistema comprometido con construir la infraestructura de la nueva internet descentralizada. En conclusión, la visión de Buterin para Ethereum representa un cambio paradigmático que apunta a resolver algunas de las tensiones más críticas de la red mediante la reducción de su complejidad técnica y la actualización de sus elementos fundamentales de consenso y ejecución. Al adoptar principios minimalistas, estandarizar protocolos y facilitar la integración con tecnologías emergentes como las pruebas de conocimiento cero, Ethereum puede seguir liderando la revolución de las finanzas descentralizadas y mucho más allá, preparándose para enfrentar los desafíos tecnológicos y sociales del futuro.
