El pasado 12 de mayo de 2025, un fallo en el suministro eléctrico provocó una interrupción significativa en el funcionamiento de la red de transporte público de Londres, impactando tanto al Metro como a la icónica línea Elizabeth. Este suceso, que se produjo alrededor de las 14:30 BST, creó un caos considerable para miles de pasajeros que se vieron atrapados en diversas estaciones o enfrentando retrasos prolongados en sus trayectos por la ciudad. La interrupción afectó de manera directa a varias líneas del sistema subterráneo, entre ellas la Bakerloo, que quedó suspendida totalmente, y partes cruciales de la llamada línea Mildmay, donde el servicio entre las estaciones Highbury & Islington y Stratford fue interrumpido. Además, el fallo causó demoras en las líneas Elizabeth, Jubilee, District, Circle y Piccadilly, mientras que se reportaron cierres temporales en secciones del Northern y Waterloo & City. Transport for London (TfL), el organismo responsable de la gestión del transporte público en la capital británica, informó que la causa del incidente fue un corto corte de energía que afectó la red.
Aunque la electricidad fue restablecida en pocos minutos, las consecuencias del apagón se mantuvieron, generando cancelaciones y retrasos prolongados en varias áreas del sistema. Uno de los lugares más afectados fue la estación de Paddington, donde se reportaron grandes concentraciones de pasajeros frustrados por la imposibilidad de continuar sus trayectos en tiempo y forma. Waterloo, otra de las estaciones emblemáticas del centro de Londres, también sufrió serios efectos, con cancelaciones y una saturación notable de viajantes. El cierre de las puertas de la línea Bakerloo en Oxford Circus evidenció la magnitud del problema, obligando a los usuarios a buscar alternativas y rutas más largas y complicadas para alcanzar sus destinos. Mientras tanto, el tramo afectado de la línea Mildmay motivó suspensiones y demoras tan severas que el transporte en esa dirección se volvió prácticamente inservible durante horas.
El malestar de los pasajeros se hizo patente. Michèle, una jubilada de 71 años, narró a la BBC las dificultades para desplazarse desde Tottenham Court Road hacia su destino final en Uxbridge. Su periplo la llevó de una estación cerrada a otra en búsqueda de una ruta viable, enfrentando la falta de información clara y actualizada en varias paradas. Esta confusión y desinformación aumentó la sensación de caos y frustración general. Otro caso fue el de Justine y Benny, una madre y su hijo que habían viajado desde Leamington Spa a Londres para renovar un pasaporte.
La suspensión de servicios en la estación Embankment, un punto clave para sus desplazamientos, provocó que perdieran la cita y quedaran atrapados sin saber cómo regresar. Su experiencia reflejó el dilema que vivieron miles de ciudadanos en un día marcado por el colapso momentáneo del transporte público. Analizando las causas técnicas, el National Grid, que suministra electricidad a la capital, atribuyó el problema a un fallo en su red de transmisión en el centro de Londres. Aunque aseguraron que la avería fue resuelta en segundos y que no hubo interrupción total del suministro, mencionaron que una caída de voltaje pudo haber afectado brevemente a la distribución eléctrica local. Estos eventos desencadenaron las fallas en los sistemas de alimentación de las líneas de metro.
Además de los problemas eléctricos, las malas condiciones climáticas complicaron aún más la situación. Una tormenta intensa provocó acumulaciones de agua en King's Cross que dañaron las instalaciones de drenaje y ocasionaron cortes de energía en varias plataformas dentro de la estación. Pese a la magnitud de la lluvia y las dificultades, Network Rail confirmó que no hubo cancelaciones de trenes vinculadas al clima y que la normalidad fue restablecida alrededor de las 18:00 BST después de intensas labores para limpiar y reparar los daños. Es relevante destacar que, además del Metro, la London Overground suspendió completamente la línea Suffragette debido a una alerta por incendio, aumentando la complejidad de la movilidad urbana este día. Las autoridades de TfL expresaron sus disculpas por las molestias sufridas y enfatizaron que están trabajando para recuperar el funcionamiento pleno del sistema lo antes posible.
Claire Mann, directora de operaciones de TfL, reconoció que la interrupción afectó a múltiples líneas y que el equipo está enfocado en solucionar los problemas y brindar información clara a los usuarios. Este episodio pone nuevamente en relieve la vulnerabilidad del sistema de transporte público frente a problemas técnicos y condiciones externas adversas. Londres, una de las metrópolis más transitadas del mundo, depende en gran medida de un sistema de transporte subterráneo complejo que debe enfrentar múltiples retos para garantizar un servicio fiable y eficiente. La experiencia vivida también evidencia la necesidad de mejorar los protocolos de comunicación con los usuarios en situaciones de crisis. La falta de información precisa y actualizada contribuye a la confusión y agrava el impacto negativo que estos incidentes causan en la vida cotidiana de millones de personas.
Por último, la coordinación entre las diferentes empresas y organismos encargados del transporte y la energía resulta clave para reducir el riesgo de futuros fallos y responder con rapidez ante emergencias. La integración tecnológica y la modernización de las infraestructuras son pasos imprescindibles para fortalecer la resiliencia del sistema. Este fallo reciente debe servir como llamado de atención para reforzar los aspectos técnicos y operativos del transporte público londinense, así como para mejorar las estrategias de atención al usuario, garantizando que Londres continúe siendo una ciudad que facilita la movilidad y la conexión de sus ciudadanos con la mayor calidad.