El 1 de septiembre de 2024, Rusia dará un giro radical en su economía internacional al comenzar a utilizar criptomonedas para sus pagos en el comercio global. Esta decisión, impulsada por la presión de las sanciones occidentales, marca un punto de inflexión en la política económica del país y refleja la creciente importancia de las alternativas digitales en el campo financiero. Desde la invasión de Ucrania en 2022, Rusia ha enfrentado numerosas restricciones económicas que han dificultado su acceso a los sistemas financieros tradicionales. La exclusión del país del sistema de pagos SWIFT ha obligado a las autoridades rusas a buscar métodos alternativos para llevar a cabo transacciones internacionales. En este contexto, el interés por las criptomonedas ha crecido significativamente, una realidad que contrasta con la postura inicial de la administración rusa, que abogaba por una prohibición total de estos activos digitales.
La legalización del uso experimental de criptomonedas para pagos internacionales fue formalizada el 8 de agosto por el presidente Vladimir Putin, quien firmó una nueva ley que permite esta práctica. La supervisión de este proceso recaerá en el Banco Central de Rusia, que ha cambiado su enfoque respecto a las criptomonedas y ahora busca integrarlas en su sistema económico. Esta modesta aceptación de las criptomonedas es un reflejo de la adaptación del país en un escenario económico cada vez más complicado. Un papel central en esta transición lo desempeñará el Sistema Nacional de Tarjetas de Pago, que es el ente encargado de procesar las transacciones de tarjetas bancarias dentro del país. Bajo el control del Banco Central, este sistema será vital para facilitar el uso de criptomonedas en el comercio exterior.
Se anticipa que las criptomonedas estables, aquellas cuya valoración está vinculada a monedas fiduciarias como el dólar estadounidense o el yuan chino, serán las principales utilizadas en estas transacciones internacionales. Días antes del anuncio, el Banco Central había adelantado que estaba evaluando las mecanismos para regular y crear un marco normativo para la circulación de criptomonedas estables en Rusia. Este marco es crucial, ya que permitirá establecer directrices claras y brindar seguridad tanto a los comerciantes como a los inversores. Sin embargo, persisten incertidumbres sobre cómo se implementará exactamente esta normativa y qué medidas de seguridad se aplicarán para mitigar los riesgos asociados con el uso de criptomonedas. Uno de los aspectos más destacados de esta iniciativa es su posible dependencia del apoyo de las naciones que componen el bloque BRICS, que incluye a Brasil, Sudáfrica e India.
Estas naciones están explorando conjuntamente el uso de criptomonedas, aunque su compromiso con esta causa aún no está del todo claro. A medida que Rusia avanza en este camino, podría promover un nuevo modelo de comercio internacional, basado en la utilización de la tecnología blockchain y criptomonedas. Un informe del Banco Transstroy de Rusia resalta tanto las oportunidades como los desafíos que implicará esta transición. Según el documento, las criptomonedas podrían simplificar y agilizar los procesos de pago, haciéndolos más eficientes en comparación con los sistemas tradicionales. No obstante, también se mencionan importantes obstáculos, tales como las restricciones que enfrentan las criptomonedas en ciertos países, las complejidades técnicas involucradas en su implementación y la volatilidad de su valor, factores que podrían obstaculizar las ambiciones de Rusia en este nuevo panorama.
Además de la adopción de criptomonedas, Rusia también sigue adelante con las pruebas del rublo digital, cuyo programa piloto comenzó en agosto de 2023. La creación del rublo digital es parte de una estrategia más amplia para modernizar su sistema financiero y facilitar las transacciones tanto nacionales como internacionales. Este desarrollo busca integrar la moneda digital en el sistema de criptomonedas para el comercio internacional, asegurando así que Rusia no solo se adapte a la nueva realidad económica, sino que también lidere el camino hacia un entorno financiero más digitalizado. En el ámbito internacional, la colaboración con China, el mayor socio comercial de Rusia, está en la mira. Ambos países comparten el interés por desarrollar y utilizar sus propias monedas digitales, algo que se ha visto reflejado en la experiencia de China con el yuan digital.
Anatoly Aksakov, jefe del Comité del Mercado Financiero y miembro de la Duma Estatal, ha señalado que tanto Rusia como China están haciendo avances significativos en el ámbito de las monedas digitales, lo que podría facilitar un comercio más fluido entre ambas naciones. No se puede pasar por alto que, actualmente, alrededor de 30 empresas y 11 ciudades en Rusia ya están probando el rublo digital, incluyendo el metro de Moscú y algunas estaciones de gas de Lukoil. Esta adopción temprana podría servir como un laboratorio para experimentar y ajustar las implementaciones antes de lanzarlas a un escenario internacional más amplio. Sin embargo, expertos advierten que las pruebas exitosas a nivel nacional son esenciales antes de que cualquier moneda digital o criptomoneda pueda ser efectivamente utilizada en el comercio internacional. La evolución de la postura del gobierno ruso hacia las criptomonedas y el rublo digital es emblemática de una realidad más amplia en la que los países están reconsiderando sus sistemas económicos en el contexto de un mundo cada vez más interconectado y digital.