En la historia de la informática, pocos desarrollos han tenido un impacto tan profundo como la creación de 86-DOS, un sistema operativo que, aunque inicialmente modesto, sentó las bases para lo que luego se convertiría en MS-DOS, el software que dominó la era de las PC en la década de los 80. La génesis de 86-DOS se remonta a un período crucial en la evolución de los microprocesadores y los sistemas operativos, en un momento en que la industria estaba en plena transición de los chips de 8 bits a los más potentes microprocesadores de 16 bits. Este salto representó un reto técnico y comercial que pocos estaban preparados para enfrentar, pero la visión y determinación de algunos pioneros permitieron que este avance se materializara en formas que marcarían el rumbo de la computación personal por muchos años. A finales de los años 70, el mercado de los microprocesadores estaba dominado por procesadores de 8 bits como el Intel 8080 y sus derivados, junto a dispositivos de fabricantes como Zilog y MOS Technology. Durante este tiempo, la mayoría de los ordenadores personales que tenían cierta presencia en oficinas y entornos profesionales se basaban en estos chips y en sistemas operativos como CP/M, que se convirtió en el estándar de facto para sistemas de 8 bits.
Sin embargo, la llegada del estándar IEEE-696 para el bus S-100, que expandió las capacidades para soportar arquitecturas de 16 bits, junto con el lanzamiento del Intel 8086, inauguraron una nueva era donde la potencia y la eficiencia de procesamiento serían mucho mayores. Seattle Computer Products (SCP), una pequeña empresa dedicada a la fabricación de tarjetas de memoria compatibles con el bus S-100, se posicionó como un actor clave en esta transformación. En 1978, al enterarse del lanzamiento del nuevo procesador Intel 8086, SCP vio una oportunidad para adelantarse en el mercado desarrollando hardware compatible con esta arquitectura. Rod Brock, el propietario de SCP, envió a Tim Paterson, un joven ingeniero recién graduado, para asistir a los seminarios técnicos organizados por Intel y así familiarizarse con esta tecnología emergente. Aunque contratado inicialmente para mejorar los diseños de las tarjetas de memoria, Paterson rápidamente comprendió el enorme potencial que representaba el 8086 y el nuevo estándar del bus S-100, e instó a su jefe a permitirle trabajar en un proyecto paralelo para construir un sistema basado en este microprocesador.
Su visión era ambiciosa: crear un sistema de 16 bits que pudiera abrir un nuevo camino en el mercado de computadoras personales. Para 1979, SCP había finalizado el diseño de su hardware y contaba con algunas unidades prototipo listas para funcionar, pero aún carecían de un sistema operativo eficiente que pudiera aprovechar esas capacidades. En ese entonces, el sistema operativo más popular para microcomputadoras empresariales seguía siendo CP/M, desarrollado por Digital Research Inc., que dominaba el mercado con su diseño eficiente para procesadores de 8 bits. SCP intentó obtener una versión para 8086 de CP/M, pero la versión específica para ese procesador, conocida como CP/M-86, todavía estaba en desarrollo y no había fecha precisa para su lanzamiento.
Esto creó un vacío urgente: para que el hardware pudiera venderse y ser útil, necesitaban un sistema operativo compatible o una solución propia. En paralelo, Microsoft, entonces una compañía en ascenso con sede cercana en Bellevue, Washington, había desarrollado una versión del intérprete BASIC para el procesador 8086 que incluía un sistema de archivos embebido, conocido como Standalone Disk BASIC. Este producto no requería un sistema operativo para funcionar, pero su diseño y funcionalidad dependían de un sistema para gestionar el almacenamiento en disco. La colaboración entre SCP y Microsoft surgió de esta necesidad mutua. Paterson trabajó mano a mano con Bob O’Rear, un ingeniero de Microsoft, para adaptar el intérprete BASIC al hardware basado en el 8086 de SCP.
Durante este proceso, Paterson tuvo el primer contacto sustancial con el sistema de archivos FAT, desarrollado internamente por Microsoft y explicado en detalle por Marc McDonald, el primer empleado de la empresa. La simplicidad y eficiencia del sistema FAT influyeron directamente en el diseño del nuevo sistema operativo que Paterson comenzaría a desarrollar poco después. A pesar de su experiencia previa creando sistemas operativos multitarea para 8 bits durante su etapa universitaria, Paterson y su equipo enfrentaron una decisión práctica: desarrollar un sistema operativo complejo y avanzado tomaría demasiado tiempo para un mercado que ansiaba respuestas rápidas. La solución fue pragmática y directa: construir un sistema operativo rápido y funcional, aunque fuese inicialmente una solución “rápida y sucia”. Este proyecto recibió el nombre clave QDOS (Quick & Dirty Operating System), aunque desde el inicio fue comercializado como 86-DOS, reflejando su diseño específico para la arquitectura del procesador 8086.
El objetivo principal era facilitar la rápida migración de aplicaciones que ya funcionaban en CP/M. Por esta razón, Paterson decidió que la interfaz y las llamadas al sistema de 86-DOS replicarían el API de CP/M, asegurando así cierto grado de compatibilidad para los desarrolladores de software. Este enfoque apuntaba a lo que él denominó “compatibilidad de traducción”, permitiendo que programas escritos para 8 bits pudieran adaptarse más fácilmente a esta nueva plataforma de 16 bits. Aunque el motor interno y el sistema de archivos de 86-DOS diferían significativamente de CP/M, la familiaridad de la interfaz fue clave para su adopción. Esta decisión, sin embargo, no estuvo exenta de controversias.
Digital Research y su fundador, Gary Kildall, acusaron a Tim Paterson y su equipo de copiar el trabajo de CP/M y de “robar” ideas. Estas afirmaciones, que incluyeron rumores sobre un supuesto código oculto copiado, nunca fueron probadas, y análisis posteriores demostraron que las diferencias técnicas entre ambos sistemas eran substanciales. La práctica de replicar APIs sin copiar código fuente ni infrigir derechos de autor era común en la industria informática, y 86-DOS simplemente siguió esta tendencia para facilitar su rápida adopción y mejorar la compatibilidad. La creación de 86-DOS fue rápida y eficiente. Paterson, con sólo sus herramientas de desarrollo propias, incluyendo un ensamblador cruzado para el 8086 que corría en una máquina basada en Z80 y un depurador muy limitado, logró crear la versión inicial en seis semanas durante 1980.
Para mediados de ese año, el sistema operativo ya funcionaba y comenzó a implementarse junto con el hardware de SCP. La importancia de esta creación no pasó desapercibida para Microsoft. En octubre de 1980, Paul Allen contactó a Seattle Computer Products para negociar la venta y distribución del sistema operativo. La oportunidad se presentó cuando IBM, en busca de un sistema operativo para su primera PC personal, eligió a Microsoft para suministrar el software, y Microsoft pudo aprovechar su licencia sobre 86-DOS para adaptarlo a las necesidades de IBM. Finalmente, en julio de 1981, un mes antes del anuncio oficial del IBM PC, Microsoft adquirió los derechos completos de 86-DOS a Seattle Computer Products y lo renombró como MS-DOS.
A partir de ese momento, MS-DOS se convirtió en el sistema operativo estándar en la mayoría de los ordenadores personales compatibles con IBM, impulsando la expansión masiva del mercado de computación personal y sentando un precedente en la relación entre hardware y software. El legado de 86-DOS es profundo y duradero. Más allá de su rol técnico como sistema operativo, su desarrollo ejemplifica la rapidez con que la industria tecnológica debe adaptarse e innovar, equilibrando la necesidad de soluciones funcionales a corto plazo con la visión puestas en metas a largo plazo. Asimismo, la historia del nacimiento y evolución de 86-DOS ofrece valiosas lecciones sobre las dinámicas de competencia y colaboración en el mundo del software, así como sobre la importancia de la compatibilidad y usabilidad para el éxito comercial. En conclusión, el nacimiento de 86-DOS fue el resultado de una confluencia de factores: avances tecnológicos en microprocesadores, la necesidad urgente de software para capitalizar el nuevo hardware y la colaboración entre pequeñas empresas visionarias como Seattle Computer Products y gigantes emergentes como Microsoft.
A través de la labor de Tim Paterson y su equipo, la industria de la computación personal recibió las herramientas fundamentales que permitirían el crecimiento exponencial de las PC durante la siguiente década, transformando la manera en que el mundo trabaja y se conecta.
