Francis Lee, un auténtico legado del fútbol y una leyenda del Manchester City, falleció el pasado octubre tras una dura batalla contra el cáncer de pulmón. A los 79 años, Lee no solo dejó un vacío en el corazón de los aficionados y amigos, sino también una fortuna impresionante que incluía una cantidad considerable de medallas y trofeos, así como un legado que perdurará en la historia del deporte. Nacido en Bolton en 1944, Lee se unió al Manchester City en 1967 después de un exitoso paso por el Bolton Wanderers. Durante su estancia en el City, que se extendió hasta 1974, Francis se convirtió en uno de los máximos goleadores del club, anotando 148 goles en 330 partidos. Su capacidad para encontrar la red y su incansable espíritu competitivo lo convirtieron en un ícono para la afición del City y en un referente del fútbol inglés.
En su carrera, Lee acumuló un impresionante número de títulos. Fue parte del equipo que ganó la Primera División, la FA Cup, la Liga de Copa y la Recopa de Europa. Cada uno de estos trofeos representa no solo su habilidad y dedicación, sino también su contribución a un club que ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. Además, tuvo el honor de representar a la selección inglesa en 27 ocasiones, marcando 10 goles, y dejó una huella imborrable con su estilo de juego y liderazgo en el campo. La vida de Lee fue, sin embargo, más que solo estadísticas y títulos; fue un testimonio del poder del trabajo duro y la perseverancia.
Fuera del terreno de juego, también alcanzó un notable éxito como empresario y entrenador de caballos, convirtiéndose en multimillonario gracias a la fortuna acumulada después de su carrera en el fútbol. Su empresa de papel higiénico se convirtió en un éxito rotundo, y este nuevo capítulo en su vida demuestra que su ambición no se limitó a las canchas. Tras su muerte, se informó que dejó un legado financiero significativo para su familia. Según informes, el patrimonio de Lee se valoró en aproximadamente 1,6 millones de libras, que no solo incluía efectivo, sino también un tesoro de medallas que simbolizan su destacado paso por el fútbol. La mayor parte de sus bienes fueron heredados por su esposa, Gillian, y sus hijos, que ahora tienen la responsabilidad de mantener viva la memoria de su padre y su contribución al deporte.
En su testamento, Lee asignó sumas considerables de dinero a su familia. Aunque su hijo mayor, Gary, había fallecido el año anterior, se había dispuesto una cantidad de £250,000 para él. En su lugar, el resto de su patrimonio se destinará a un fideicomiso para su esposa e hijos sobrevivientes, asegurando así que la familia Lee pueda disfrutar de una estabilidad financiera después de su pérdida. Los aficionados y amigos del Manchester City lamentaron profundamente su partida. El club lanzó un emotivo comunicado rindiendo homenaje a su legado y contribuciones, mientras que el Etihad Stadium ondeó banderas a media asta en su honor.
La comunidad del fútbol se unió para recordar a un hombre que dedicó su vida al deporte y dejó una huella indeleble en el club que tanto amaba. Además del reconocimiento y los homenajes, quizás lo más impactante de su legado son las medallas y trofeos que ganó a lo largo de su carrera. Estos símbolos de éxito son el testimonio físico de sus logros y son apreciados no solo por su familia, sino también por los aficionados que lo vieron jugar y que lo recuerdan con cariño. Cada medalla es un recordatorio del momento en que el equipo luchó y ganó, de las victorias compartidas y de la pasión que Francis mostró en cada partido. Francis no solo fue un gran jugador, también fue un hombre con un profundo compromiso con la caridad.
En 2016, recibió una CBE (Commander of the Order of the British Empire) en reconocimiento a sus servicios al fútbol y su trabajo filantrópico, lo que destaca su carácter altruista y su deseo de hacer una diferencia en la vida de otros. Su vida fue un balance entre el éxito profesional y sus esfuerzos por ayudar a su comunidad, un legado que sigue inspirando a muchos hoy en día. A medida que pasan los días, la familia Lee y los seguidores del Manchester City continúan rindiendo homenaje a uno de sus más grandes héroes. La creación de una estatua en su honor junto a otras leyendas del club, como Colin Bell y Mike Summerbee, es una forma en que el City preserva la historia de su club y mantiene viva la memoria de Francis Lee. La escultura no solo simboliza su habilidad como jugador, sino que también representa el amor y la lealtad que tiene una generación de aficionados hacia su club y sus jugadores emblemáticos.
En retrospectiva, Francis Lee dejó un legado complicado pero inspirador. Un hombre que enfrentó desafíos tanto dentro como fuera del campo, que aprendió a traducir su éxito profesional en un impacto duradero sobre su familia y su comunidad. Aunque su ausencia se siente profundamente, su fortuna, tanto financiera como emocional, sigue viva en aquellos que lo amaron y lo admiraron. En conclusión, la vida y legado de Francis Lee es un recordatorio de que, aunque el éxito se mide a menudo en trofeos y estadísticas, el verdadero valor radica en el impacto que uno deja en los corazones de los demás. Sus medallas brillarán con luz propia en la historia del fútbol, pero es su carácter, su dedicación y su amor por su familia lo que seguramente perdurará por generaciones.
La historia de Francis Lee no termina con su muerte; por el contrario, continúa inspirando a nuevas generaciones de jugadores, aficionados y familias que buscan dejar su propia huella en el mundo.