Bitcoin ha experimentado un notable repunte en las últimas jornadas, acercándose a la barrera histórica de los 86,000 dólares, tras caer a un mínimo de cinco meses en torno a los 74,400 dólares la semana pasada. Este avance del 15% refleja un fortalecimiento en la confianza del mercado, motivado principalmente por señales positivas en el ámbito del comercio internacional y ciertas medidas arancelarias anunciadas por el expresidente Donald Trump. La posible flexibilización en las tarifas de importación, junto con la caída en los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, ha impulsado una mayor apetencia por activos más riesgosos como Bitcoin y acciones estadounidenses. Sin embargo, el panorama presenta incertidumbres que merecen un análisis detallado para entender si Bitcoin podrá consolidar su senda alcista y superar las resistencias clave hacia nuevos máximos históricos. La reciente consideración por parte de Trump sobre otorgar exenciones temporales a los aranceles de importación de vehículos ha generado cierto alivio en los mercados internacionales.
Estos aranceles habían tensado las relaciones comerciales entre Estados Unidos, México, Canadá y Europa, afectando a diversas cadenas productivas y provocando incertidumbre económica global. Al anunciar posibles exenciones, incluso tras haber eliminado previamente tarifas sobre ciertos productos electrónicos importados de China como smartphones y laptops, Trump ha dado un mensaje de flexibilización de su política comercial, que estaba marcada por una fuerte presión proteccionista desde el inicio de su mandato. Esta atmósfera más conciliadora ha bajado los temores de una guerra comercial prolongada y ha repercutido en una reducción de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., afectando tanto el corto como el largo plazo.
La caída en los rendimientos del Tesoro tiene un impacto indirecto pero significativo sobre Bitcoin. Cuando los bonos del gobierno ofrecen menores retornos, los inversionistas tienden a buscar alternativas que les generen mejores ganancias, incrementando así la demanda por activos de riesgo como las criptomonedas y las acciones. En este contexto, las caídas recientes del rendimiento a 10 años y a 2 años han hecho que los traders y fondos de inversión evalúen con mayor optimismo la posición de Bitcoin en carteras diversificadas, contenidas hasta hace poco debido a la volatilidad y la falta de confianza en una recuperación sostenida de la criptomoneda. Esta dinámica ha contribuido a que BTC supere recientemente líneas técnicas relevantes, generando indicios de un posible cambio de tendencia que podría catapultar su precio hacia zonas nunca antes vistas. No obstante, es importante destacar que el mercado aún muestra cautela.
Las exenciones arancelarias consideradas no son definitivas y se caracterizan por ser temporales, lo que significa que las tensiones comerciales podrían reactivarse si las condiciones políticas o económicas cambian. Esta falta de certeza a largo plazo mantiene a muchos inversores en una posición de espera, limitando la profundidad del rally actual. Además, la atención está puesta en las próximas declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que podrían arrojar luz sobre las futuras políticas monetarias relativas a las tasas de interés y la inflación. Cualquier indicio de endurecimiento podría afectar negativamente el apetito de riesgo y presionar a la baja al Bitcoin y otros activos volátiles. En el plano institucional, las señales no son tan alentadoras.
A pesar del repunte en el precio, los fondos cotizados en bolsa (ETFs) de Bitcoin han registrado salidas netas de capital por sexto día consecutivo, sumando en la semana anterior una importante cifra cercana a los 713 millones de dólares en desinversiones. Este fenómeno refleja la reticencia del sector institucional para comprometerse plenamente mientras persiste la incertidumbre macroeconómica y comercial. La persistencia de estas salidas podría restringir la capacidad de Bitcoin para sostener movimientos alcistas sostenidos, al limitar la entrada de flujos significativos que usualmente consolidan crecimientos prolongados. Sin embargo, un contrapunto interesante proviene del análisis on-chain, que revela un aumento sostenido en la acumulación de Bitcoin por parte de las grandes carteras conocidas como «ballenas» y de los holders a largo plazo (LTHs). Estas entidades, con un importante volumen de BTC entre 1,000 y 10,000, han adquirido alrededor de 100,000 bitcoins desde marzo, mientras que los holders a largo plazo han incrementado sus tenencias en 420,000 BTC, totalizando 13.
6 millones de monedas acumuladas. Este fenómeno sugiere que, a pesar de la volatilidad y los riesgos de corto plazo, ciertos inversores con visión estratégica perciben a Bitcoin como una oportunidad de compra a precios considerados justos o bajos en comparación con su valor potencial a largo plazo. Esta acumulación puede presionar la oferta y contribuir a estabilizar el precio para futuras alzas, aunque no necesariamente garantiza un salto inmediato en la cotización. Desde el punto de vista técnico, Bitcoin ha logrado superar una línea de tendencia descendente que ha regido su comportamiento desde el máximo histórico de 109,500 dólares registrado en enero, además de superar la media móvil simple de 50 días (50 SMA). El índice de fuerza relativa (RSI) también se encuentra por encima del nivel 50, lo que indica un mayor predominio de compradores y un momentum positivo.
Para consolidar este avance y captar la atención de los traders que esperan indicadores claros de ruptura, Bitcoin necesitará cerrar por encima del nivel de resistencia crucial situado en los 86,000 dólares, cifra que coincide con el máximo semanal reciente y la resistencia representada por la media móvil simple de 200 días (200 SMA) en torno a los 87,500 dólares. Si BTC logra superar estos niveles, el siguiente objetivo lógico en el horizonte sería la zona de los 90,000 dólares, una barrera psicológica y técnica importante. Superar esta cifra abriría el camino hacia la posibilidad de nuevas marcas históricas, con potencial escalada hacia los 100,000 dólares como meta de mediano plazo, lo que sin duda generaría un fuerte efecto positivo en la percepción del mercado y podría atraer tanto a inversores minoristas como institucionales. Por otro lado, si Bitcoin no consigue cerrar por encima de los 86,000 dólares, es probable que regrese a probar el soporte que ofrece la línea de tendencia y los 82,700 dólares, cuadro que representa un escenario de corrección que no debería ser alarmante si se mantiene el interés y la acumulación. Una caída más pronunciada por debajo de los 80,000 dólares podría indicar una pérdida temporal de impulso que llevaría a una mayor consolidación antes de intentar nuevos ataques alcistas.