Bill Ackman, reconocido inversionista multimillonario y fundador de Pershing Square Capital Management, ha vuelto a acaparar la atención del mercado financiero con una apuesta audaz que desafía las expectativas de Wall Street. Su reciente inversión en Hertz Global Holdings, empresa que enfrentaba un panorama complicado, provocó un aumento espectacular del valor de sus acciones, desatando un debate sobre quién está en lo cierto: ¿El multimillonario contrarian o los analistas conservadores? Para entender el trasfondo de esta disputa, es necesario evaluar la situación de Hertz, los motivos que llevaron a Ackman a apostar por la empresa y las razones del escepticismo de los expertos en el sector. Hertz, conocida mundialmente como una de las principales compañías de alquiler de automóviles, atravesó una etapa crítica al declararse en bancarrota en 2020 debido a los impactos económicos provocados por la pandemia de COVID-19. Tras reestructurarse y salir de la bancarrota en 2021, la empresa enfrentó un importante descenso en su valor en el mercado accionario, con una caída del 90% antes de que Ackman tomara posición en ella. Este desplome evidenció la incertidumbre que rodeaba a la empresa y la percepción negativa entre los inversores tradicionales.
Cuando se dio a conocer que Bill Ackman había adquirido una participación cercana al 20% en Hertz, las acciones de la empresa experimentaron un repunte notable, duplicando su valor en tan solo dos días. Este movimiento tomó por sorpresa a numerosos analistas financieros, quienes no sólo no habían anticipado esta recuperación sino que incluso mantienen posiciones negativas frente a la acción. De hecho, no existe ninguna recomendación de compra entre los diez analistas que cubren a Hertz; seis sugieren mantenerla y cuatro la califican como una venta. Para entender por qué Ackman adopta una postura tan optimista, es importante considerar su filosofía de inversión y la narrativa que ha compartido públicamente sobre Hertz. Conocido por realizar apuestas contrarias a las tendencias predominantes, Ackman ha logrado éxitos notorios en el pasado, como su inversión en Chipotle durante una crisis sanitaria o su posicionamiento contra Herbalife.
En el caso de Hertz, su análisis revela varios puntos clave que fundamentan su confianza. Primero, Ackman identifica a Hertz como una compañía operativa que posee un extenso portafolio de automóviles, un activo que considera subvalorado en el mercado actual. Espera que la fluctuación en los precios de los vehículos nuevos y usados, impulsada por la imposición de aranceles y la escasez de chips, aumente el valor de la flota de Hertz. Este factor podría traducirse en una mejora tangible en los activos y la capacidad de la empresa para generar ingresos. Segundo, reconoce que Hertz cometió errores en la adquisición excesiva de vehículos Tesla, cuya mantención y reparación resultaron costosas para la compañía.
Sin embargo, Ackman sostiene que esta situación es mayormente parte del pasado y que la empresa ha aprendido de sus equivocaciones, ajustando su estrategia para evitar futuros desequilibrios. Un tercer factor que sostiene su optimismo es la expectativa de una dinámica industrial más racional. Para Ackman, la competencia feroz que caracterizó al mercado de alquiler de autos está comenzando a moderarse, lo que permitiría a las compañías como Hertz aumentar precios y reducir incentivos sin perder participación de mercado. Hace una analogía con las industrias de transporte compartido y entrega de alimentos, donde empresas como Uber, Lyft y DoorDash lograron mejorar sus márgenes tras una etapa inicial de competencia agresiva. Además, Ackman expresa confianza en el nuevo equipo directivo encabezado por el CEO Gil West, quien ha implementado un plan de recuperación robusto.
La estructura de capital apalancada de Hertz también es vista por Ackman como una ventaja potencial, ya que permite maximizar el retorno sobre el capital invertido si la empresa logra superar sus dificultades operativas. En cuanto a la comparación con sus competidores, Ackman destaca a Enterprise, una empresa privada y líder del sector, que disfruta de un margen de beneficio superior al 20%. Su perspectiva es que Hertz tiene el potencial de alcanzar niveles similares de rentabilidad con las estrategias adecuadas y una gestión eficaz. Sin embargo, a pesar de estos argumentos, los números financieros recientes de Hertz pintan un cuadro poco alentador. En 2024, la empresa reportó una pérdida neta de 2.
900 millones de dólares sobre ingresos de 9.000 millones, lo que representa una disminución del 3,4% en las ventas respecto al año anterior. Durante el cuarto trimestre de ese año, Hertz perdió 479 millones con ingresos de 2.040 millones. Estas cifras reflejan los desafíos significativos a los que se enfrenta la empresa en el corto plazo.
Por otro lado, los analistas de Wall Street se muestran escépticos, basando su opinión en factores como la caída de ingresos, la liquidez limitada y la incertidumbre en torno a la demanda del mercado. Algunos consideran que el sector de alquiler de automóviles enfrenta riesgos estructurales, entre ellos la creciente adopción de modelos de movilidad compartida, la ralentización del turismo y la competencia con servicios emergentes de transporte. Este contraste entre las evaluaciones destaca la complejidad de invertir en empresas en procesos de recuperación y la relevancia que tienen la visión estratégica y la gestión operativa. Mientras Ackman se posiciona con una apuesta a mediano y largo plazo apostando a un cambio en la dinámica del sector y la revalorización de activos, la mayoría de los analistas privilegian la prudencia basándose en los resultados actuales y las tendencias negativas. Más allá del caso específico de Hertz, esta situación refleja una disputa común en los mercados financieros: la tensión entre inversionistas contrarian, que buscan oportunidades ocultas detrás de cifras negativas, y analistas que prefieren señales claras de mejora antes de recomendar compras.
La habilidad de Bill Ackman para identificar empresas subvaloradas y apostar en momentos de crisis le ha otorgado un prestigio que lo convierte en un punto de referencia, aunque sus apuestas no están exentas de riesgo y controversia. El impacto inmediato de la compra de acciones por parte de Ackman no sólo reanimó la cotización de Hertz, sino que también puso bajo escrutinio la lógica de inversión tradicional, cuestionando si la actual valoración refleja correctamente el potencial de la empresa. Para los inversionistas minoristas y profesionales atentos al mercado, esta coyuntura ofrece una oportunidad para evaluar distintas perspectivas y profundizar en el análisis de empresas con modelos de negocio tradicionales enfrentando desafíos modernos. En conclusión, el enfrentamiento simbólico entre Bill Ackman y Wall Street en el contexto de Hertz destaca el valor de las convicciones bien fundamentadas y la importancia de considerar tanto datos financieros cuantitativos como factores estratégicos cualitativos. Aunque los resultados recientes de Hertz son negativos y su desempeño parece frágil, la apuesta de Ackman dibuja un escenario en el que la empresa podría capitalizar un cambio en las condiciones del mercado y desarrollar una rentabilidad sostenida si su estrategia de recuperación tiene éxito.
Esta historia continuará siendo observada de cerca por inversores alrededor del mundo, quienes aprenderán lecciones sobre riesgo, visión y la dinámica siempre cambiante del mercado bursátil.