En un mundo marcado por cambios económicos y geopolíticos constantes, el papel del dólar estadounidense como moneda de reserva global ha sido objeto de intensos debates y especulaciones. Roman, CEO de Pimco, una de las gestoras de activos más influyentes a nivel mundial, ha dejado claro en recientes declaraciones que el dólar no perderá su estatus predominante en el mercado financiero internacional. Esta afirmación tiene importantes implicaciones para inversores, gobiernos y economías globales, y merece ser analizada en profundidad para entender por qué el dólar sigue siendo la piedra angular del sistema económico mundial. El dólar estadounidense ha ejercido su dominio como la principal moneda de reserva desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando se consolidó como el centro del sistema monetario internacional bajo los acuerdos de Bretton Woods. A lo largo de las décadas, a pesar de algunas crisis económicas y la emergencia de otros actores financieros, la confianza en el dólar se ha mantenido sólida.
Esta confianza se debe en gran parte a la estabilidad política y económica de Estados Unidos, su tamaño de mercado, liquidez y la profundidad de sus mercados financieros. Roman destaca que, aunque existen desafíos potenciales a largo plazo, como la creciente deuda pública de Estados Unidos o la competencia monetaria de otras economías emergentes, los fundamentos que sostienen al dólar permanecen robustos. Estados Unidos posee la economía más grande del mundo, con un producto interno bruto que supera los 20 billones de dólares, y cuenta con instituciones económicas y legales fuertes que aseguran la protección de inversiones y contratos. Esto genera un entorno atractivo para la reserva y circulación del dólar. Otro factor fundamental señalado por Roman es el papel preponderante del dólar en el comercio internacional y las transacciones financieras.
La mayoría de las transacciones de commodities como el petróleo, el oro y otros recursos naturales se cotizan y liquidan en dólares, lo que crea una demanda constante e intrínseca de la moneda estadounidense. Además, muchas economías emergentes mantienen reservas en dólares para estabilizar sus monedas locales y financiar proyectos de desarrollo. Es crucial también entender que la dolarización se alimenta de redes financieras y acuerdos internacionales profundamente establecidos. Las instituciones multilaterales, los bancos centrales y las corporaciones globales utilizan el dólar para facilitar el comercio, la inversión y la financiación. Las alternativas al dólar, como el euro, el yuan chino o criptomonedas, aún no cuentan con la infraestructura ni la confianza igual de amplia para desplazarlo de manera significativa.
Una preocupación común ha sido el auge de China y su moneda, el yuan, como potencial rival para el dólar. Sin embargo, Roman apunta que, aunque el yuan ha ganado terreno, su uso en transacciones internacionales todavía representa una fracción del volumen global de dólares. China enfrenta restricciones internas, como controles de capital, barreras regulatorias y una economía menos abierta, lo que limita la plena internacionalización de su moneda. La transparencia y estabilidad del sistema financiero estadounidense continúan siendo un factor decisivo para la preferencia de inversionistas. En temas políticos, la estabilidad de Estados Unidos y su sistema democrático brindan certezas que respaldan la confianza en el dólar.
A pesar de coyunturas de tensión política o incertidumbre en políticas comerciales y fiscales, el país mantiene una fortaleza institucional que contribuye a la resiliencia del dólar. Roman subraya que ningún país o bloque económico ofrece hoy en día una alternativa más estable, confiable y ampliamente aceptada para sustituir el dólar. En el contexto de la política monetaria, la Reserva Federal (Fed) juega un rol clave en mantener la credibilidad del dólar. La Fed ha demostrado históricamente su independencia y capacidad para manejar la inflación y el crecimiento económico mediante ajustes de tasas y políticas de estímulo. Estos mecanismos contribuyen a la estabilidad de la moneda y a la confianza de los mercados internacionales.
Roman resalta que a pesar de nuevos desafíos globales, la Fed sigue siendo una institución sólida y respetada. Además, el sistema financiero global está profundamente ligado al dólar por su liquidez y tamaño. Los mercados de deuda, acciones y derivados denominados en dólares ofrecen a los inversionistas una variedad de instrumentos accesibles y seguros. Este entramado promueve un efecto red donde la preferencia por el dólar se autoalimenta, haciendo que su desplazamiento sea extremadamente complicado y gradual. Roman también menciona que la volatilidad en otras monedas y la incertidumbre en regiones con conflictos o crisis económicas aumentan la demanda del dólar como refugio seguro.
En tiempos de turbulencias financieras o geopolíticas, los inversionistas suelen depositar confianza en activos líquidos y estables, y el dólar ha desempeñado tradicionalmente ese papel. Sin embargo, el CEO de Pimco no ignora que hay tendencias emergentes que podrían, a largo plazo, afectar la hegemonía del dólar. La digitalización de las finanzas, los avances tecnológicos en pagos internacionales y la posible creación de monedas digitales de bancos centrales (CBDCs) podrían transformar la manera en que se manejan las monedas internacionales. A pesar de ello, Roman cree que estas innovaciones tomarán tiempo para impactar significativamente el rol del dólar. En cuanto a las sanciones económicas y políticas de Estados Unidos, estas han demostrado ser una herramienta poderosa que también contribuye indirectamente a la preeminencia del dólar.
Al dominar el acceso a los mercados financieros globales a través del dólar, Estados Unidos puede influir en la conducta de otros países y actores económicos, consolidando así su posición. Para inversores y analistas, las declaraciones de Roman son un llamado a mantener una perspectiva equilibrada sobre las monedas globales y las estrategias de diversificación de portafolios. La visión de Pimco sugiere que seguir confiando en el dólar como base de reservas y transacciones financieras sigue siendo una apuesta segura durante la próxima década, aunque siempre es prudente vigilar los cambios geopolíticos y tecnológicos que puedan alterar el panorama. En resumen, la opinión del CEO de Pimco reafirma que, pese a la existencia de desafíos y competidores potenciales, el dólar estadounidense continúa siendo el pilar fundamental del sistema financiero internacional. Su dominio se apoya en factores económicos, políticos, institucionales y tecnológicos que hacen prácticamente imposible un cambio rápido en el estatus quo.
La fortaleza del dólar representa no solo un reflejo de la potencia de Estados Unidos, sino también un elemento clave para la estabilidad y fluidez del comercio y las finanzas globales.