El próximo giro en el ciclo económico En el contexto actual, los mercados financieros y económicos se encuentran en un punto de inflexión crucial. Las decisiones que tomen los líderes económicos en las próximas semanas serán determinantes para el rumbo que tomará la economía global. Con el informe de empleo de septiembre a la vuelta de la esquina y la inminente reunión de la Reserva Federal de los Estados Unidos programada para principios de noviembre, las expectativas están a flor de piel. La economía mundial ha vivido un ciclo de alta volatilidad en los últimos años. Tras la pandemia de COVID-19, los gobiernos implementaron medidas de estímulo masivas para mitigar el impacto económico.
Sin embargo, la combinación de una rápida recuperación de la demanda y problemas persistentes en la cadena de suministro llevó a un aumento significativo de la inflación. En respuesta, la Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, adoptó una política de aumento de tasas de interés histórico para intentar controlar esta inflación desmedida. Ahora, con pronósticos que sugieren un crecimiento modesto en el empleo y la posibilidad de una disminución en las tasas de interés, se empiezan a vislumbrar los contornos de un nuevo ciclo económico. Los economistas prevén que el Departamento de Trabajo de EE. UU.
informará sobre un aumento de unos 150,000 empleos en septiembre y que la tasa de desempleo se mantendrá en un 4.2%. Estas cifras, si se cumplen, podrían dar paso a la Reserva Federal para implementar un recorte moderado en las tasas de interés en su próxima reunión. Los analistas se muestran divididos sobre los posibles efectos de estos recortes. Algunos creen que un ajuste en las tasas podría reactivar la economía, estimulando el crecimiento y la inversión.
Sin embargo, otros advierten que moderar las tasas en un momento de incertidumbre podría ser un riesgo, especialmente si se considera el aumento reciente en la tasa de desempleo que sorprendió a muchos en julio. La semana pasada, Powell señaló en una conferencia que la economía está en una forma "sólida", pero también enfatizó que la Reserva Federal no tiene prisa por recortar las tasas de manera precipitada. En este sentido, la llegada de datos más débiles que los esperados podría obligar a la Reserva a actuar de manera más agresiva, ajustando su enfoque hacia un mercado laboral más equilibrado. Sin embargo, el entorno no es solo económico. Factores políticos también inciden considerablemente.
Con las elecciones de 2024 en el horizonte, el clima político se torna crucial para la estabilidad del mercado. Los líderes políticos, tanto demócratas como republicanos, están ansiosos por respaldar a una economía que se percibe como fuerte, especialmente en un año electoral donde la percepción pública sobre la economía puede influir en los resultados de las urnas. Un aspecto importante a considerar es el impacto de eventos externos, como la reciente huelga de trabajadores portuarios en la costa este de EE. UU., que amenazaba con desbaratar la cadena de suministro justo antes de las elecciones.
Afortunadamente, se llegó a un acuerdo temporal que evitó una crisis mayor, pero la situación subraya lo vulnerable que puede ser la economía ante alteraciones laborales. La situación en Oriente Medio también añade otra capa de complejidad. Con las tensiones geopolíticas en aumento, especialmente relacionadas con Irán y el conflicto en Israel, el mercado del petróleo ha visto un resurgimiento en los precios. Un aumento en los precios de crudo podría trasladarse rápidamente al consumidor, afectando las percepciones sobre la inflación. En este contexto, el ciclo económico parece estar listo para un cambio significativo.
Con una mezcla de datos económicos que sugieren un crecimiento moderado pero estable, y un entorno político que se calienta con las elecciones, los próximos meses serán cruciales para determinar si Estados Unidos logra un aterrizaje suave, tal como lo esperaba la administración de Biden, o si se enfrenta a un mayor desafío en la inflación y el desempleo. Por otro lado, las legislaciones recientes en Estados Unidos, como la Ley de Reducción de la Inflación y las inversiones en infraestructura y manufactura, han comenzado a mostrar su impacto en la reactivación de ciertos sectores económicos. Según un análisis reciente, cada incremento de 10,000 millones de dólares en los ingresos manufacturados en el país resulta en un aumento de 3,8 mil millones de dólares en gastos de capital relacionados. Este tipo de políticas dirigidas no solo apuestan por la creación de empleo sino que también fomentan la inversión en sectores claves como la tecnología y la energía. Dentro del ámbito tecnológico, se están preparando nuevas regulaciones para la industria de las criptomonedas.