El emblemático Frick Collection, uno de los museos de arte más prestigiosos y tradicionales de Nueva York, atraviesa un momento crucial en su historia musical con la necesidad de seleccionar un nuevo piano para su renovada sala de conciertos. Este no es un proceso cualquiera: la elección del instrumento adecuado implica un análisis minucioso de tonos, matices, técnicas y valores históricos. El piano no solo debe complementar la acústica sublime del nuevo auditorio, sino también estar a la altura del legado artístico y sonoro que el Frick representa. La pieza fundamental en este proceso ha sido la participación del renombrado pianista Jeremy Denk, quien se encargó de probar y evaluar tres pianos Steinway con características muy diferenciadas. Las opciones contempladas incluyen un grandioso Steinway de 1882, cuidadosamente restaurado y conocido como “Palisandra”; un modelo más moderno de 1965 denominado “Volodya”; y finalmente, un piano contemporáneo de 2017 construido en Hamburgo, Alemania, que representa la última tecnología y artesanía en la manufactura de estos instrumentos.
Cada uno de estos pianos cuenta con una historia y personalidad propias que se reflejan en su sonido. El “Palisandra” con su madera antigua ofrece un tono cálido, profundo, y lleno de carácter, evocando la elegancia del siglo XIX y la tradición clásica europea. Su acabado en madera de palisandro no solo es visualmente impresionantes sino también contribuye a su resonancia característica, aportando matices que solo instrumentos de esa época pueden brindar. Por otro lado, el “Volodya” representa un puente entre el pasado y el presente. Fabricado en plena era de la postguerra, su diseño y construcción reflejan un intento de combinar durabilidad con un sonido claro y potente.
Este piano tiene un timbre más directo y transparente, ideal para repertorios que exigen precisión y velocidad. Finalmente, el Steinway de 2017 de Hamburgo encarna la innovación y perfección técnica contemporánea. Equipado con los avances más recientes en materiales y diseño, su sonido es brillante, claro y expansivo, ofreciendo un realce inigualable en pasajes líricos y acelerados por igual. Su presencia en el escenario aporta también un contraste visual con los otros dos modelos, mostrando la evolución de los pianos Steinway a través del tiempo. La acústica del nuevo auditorio del Frick, diseñada meticulosamente por el acústico Raj Patel, que ha trabajado en numerosos espacios de renombre mundial, influye enormemente en cómo cada nota se expande, se mezcla y se percibe por el público.
La sala, con capacidad para 220 personas, se asemeja a un capullo floral, creando un ambiente íntimo y envolvente que exige un instrumento capaz de llenar el espacio sin perder sutileza ni provocar saturaciones. El proceso de ensayo y prueba incluyó, además de Jeremy Denk, la participación de varios pianistas destacados. Ellos interpretaron extractos musicales de distintos períodos y estilos, prestando atención a piezas que requerían color tonal, sonoridad lírica, claridad técnica y rapidez pasmosa. Este enfoque ayudó a evaluar cuál de los pianos equilibraba mejor la versatilidad y la proyección sonora dentro del diseño específico del auditorio. El criterio artístico fue tan importante como el técnico.
Kunst, la armonía, y la capacidad de transmitir emoción a través de la interpretación estaban en el centro de todas las deliberaciones. Las tres opciones ofrecen algo distinto: desde la nostalgia evocadora y el encanto histórico del “Palisandra”, hasta la robustez adaptativa del “Volodya”, y la pulcritud brillante del piano más nuevo. Sin embargo, sólo uno podría ser el elegido para acompañar las futuras temporadas de conciertos y eventos culturales del Frick. Elegir un instrumento de esta magnitud no es solo una cuestión de estética o precio, sino una decisión que afecta directamente a la misión del museo como guardián de la cultura. El nuevo piano será protagonista de recitales íntimos, conciertos de cámara y presentaciones que atraerán tanto a melómanos como a públicos generales exigentes y curiosos.
Además, esta selección tiene un mensaje implícito sobre la tradición versus innovación, demostrando cómo el Frick busca honrar el pasado mientras abraza el presente. La invitación a pensar en cuál piano elegir también abre un espacio de reflexión sobre cómo la música y el arte coexisten, y cómo los instrumentos pueden ser puente entre épocas y sensibilidades. Mientras la decisión definitiva se mantiene bajo reserva, la expectación crece tanto dentro de la comunidad musical como en los amantes del arte y la cultura neoyorquinos. El estreno del auditorio durante el festival programado entre el 26 de abril y el 11 de mayo será un momento trascendental en que por fin se podrá escuchar la voz definitiva del piano elegido, resonando en paredes que respiran historia e innovación. En definitiva, la historia del Frick y su nuevo piano es una fascinante muestra de cómo la música puede ser una experiencia integral que involucra desde la elección del instrumento hasta la arquitectura del espacio y el talento interpretativo.
Con cada tecla que resuena, un legado se confirma y se reimagina a la vez, reafirmando el poder único de un instrumento para dar vida a emociones eternas. Así, la pregunta “¿Cuál piano elegirías tú?” no solo invita a la toma de partido entre sonidos y estilos, sino también a sumergirse en una travesía cultural donde se valoran el arte, la técnica y la historia de manera conjunta. Este proceso será recordado como un símbolo del compromiso del Frick Collection con la excelencia artística y el disfrute de la música para generaciones venideras.