El Envío Chino Urge a las Autoridades Afanes a Proteger Efectivamente los Derechos Básicos de Mujeres y Niñas En un contexto global donde los derechos humanos están bajo un intenso escrutinio, el embajador chino ante las Naciones Unidas, Fu Cong, ha hecho un llamado urgente a las autoridades afganas para que velen por la protección efectiva de los derechos básicos de mujeres y niñas. Este pronunciamiento se produjo durante un briefing del Consejo de Seguridad sobre la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán, el 18 de septiembre de 2024, donde se discutieron los desafíos significativos que enfrenta el país tras la retirada rápida de las tropas extranjeras. La situación en Afganistán ha sido sombría desde que los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por las restricciones impuestas a las mujeres y niñas, incluidas limitaciones en su acceso a la educación, al trabajo y a la participación en la vida pública. Fu, al reconocer estas preocupaciones, enfatizó que la protección de los derechos de las mujeres no solo es una cuestión de norma social, sino un imperativo fundamental que debe ser abordado adecuadamente.
Durante su intervención, el embajador destacó los esfuerzos realizados por el gobierno interino afgano para estabilizar la situación de seguridad y mejorar la economía del país. "Este impulso no es fácil de lograr", comentó Fu, señalando que Afganistán sigue enfrentando desafíos múltiples y complejos. En sus palabras, las autoridades afganas han trabajado incansablemente para crear un entorno que permita una recuperación sostenible y el diálogo con la región y la comunidad internacional. Sin embargo, la reciente promulgación de leyes en Afganistán, particularmente la que establece códigos de conducta sobre la "vice y virtud", ha levantado alarmas en el ámbito internacional, sugiriendo que los avances en derechos humanos están alejándose. Aquí es donde Fu hizo hincapié en que "los derechos e intereses de las mujeres no pueden ser realizados en un vacío" y que "la diplomacia de micrófono no resolverá el problema".
Este mensaje claro transforma lo que podría haber sido un simple llamado a la acción en un punto de contención significativo entre las expectativas internacionales y la realidad afgana. El embajador chino hizo un llamado a una visión más comprensiva y objetiva de la situación afgana. Instó a la comunidad internacional a apoyar la reconstrucción pacífica y la recuperación económica del país, eliminando las raíces de la inestabilidad y el subdesarrollo. Este enfoque no solo alinea los intereses de China en la región, pero también crea un camino potencial para que otros actores internacionales reconsideren su enfoque hacia Afganistán. Uno de los puntos más cruciales que Fu subrayó fue la necesidad de desbloquear los activos en el extranjero del gobierno afgano.
Según él, estas reservas son "el dinero que salva vidas del pueblo afgano". Hizo un llamado específico a los Estados Unidos para que desbloquearan y devolviesen estos recursos sin condiciones, un paso que podría transformar la economía del país y proporcionar alivio inmediato a su población en crisis. La lucha contra el terrorismo también figuró prominently en el discurso de Fu. Alentó al gobierno afgano a tomar medidas decisivas contra las organizaciones terroristas que operan en su territorio. En un país que ha sido un refugio para el extremismo durante décadas, la eficacia de estas acciones podría allanar el camino para una paz duradera y, al mismo tiempo, estabilizar un entorno donde los derechos de las mujeres y las niñas puedan ser respetados y promovidos.
Además, se abordaron los problemas relacionados con el narcotráfico, un desafío persistente que ha socavado la estabilidad de Afganistán. Fu propuso que la comunidad internacional apoyara programas de cultivo alternativo y rehabilitación de drogas, una medida que podría contribuir a reducir la dependencia económica del cultivo de amapola y, simultáneamente, fortalecer la lucha global contra las drogas. Estas intervenciones serían esenciales para fomentar un lugar donde los derechos de todos, incluidos los de las mujeres, puedan ser respetados y defendidos. El llamado de China a la acción también resalta su interés estratégico y su rol en la región. Como vecino amistoso de Afganistán y miembro influyente en el escenario internacional, China se ha ofrecido a trabajar con otros países y la comunidad internacional para ayudar al pueblo afgano.
Este enfoque colaborativo podría convertirse en un modelo para el compromiso internacional, donde los derechos humanos y el desarrollo económico se aborden de manera integral. A medida que el mundo observa, la situación de las mujeres y niñas en Afganistán sigue siendo una de las más críticas. Hay una necesidad urgente de que la comunidad internacional actúe no solo a través de declaraciones y resoluciones, sino mediante acciones concretas que realmente cambien la vida de las personas que sufren, especialmente en un contexto donde el miedo y la opresión están presentes. La protección de los derechos humanos de las mujeres y niñas en Afganistán no es solo un tema de discusión en foros internacionales. Es un tema que afecta a cada hogar, a cada familia y a cada comunidad en el país.
La acción o inacción de las autoridades afganas ahora, tendrá repercusiones no solo para la sociedad actual, sino también para las generaciones futuras. En este delicado momento, la presión internacional y el compromiso deben ser equilibrados con un entendimiento profundo de la cultura y la realidad local. Es fundamental que cualquier esfuerzo que llegue desde el exterior sea sensible a las prácticas y las tradiciones afganas, al mismo tiempo que empodere a las mujeres y niñas para que tomen sus derechos y su lugar en la sociedad. El momento actual representa tanto un desafío como una oportunidad. La comunidad internacional tiene la obligación moral de apoyar la construcción de un Afganistán donde los derechos de todas las personas, especialmente los de las mujeres y niñas, sean protegidos y promovidos sin excepción.
Al final, el futuro del país depende de su capacidad para garantizar que todos sus ciudadanos puedan vivir en dignidad y respeto.