En el mundo de las criptomonedas, Bitcoin se ha consolidado como el líder indiscutible desde su creación en 2009 por Satoshi Nakamoto. A lo largo de los años, este activo digital ha enfrentado numerosas crisis y predicciones de su colapso total. Sin embargo, a pesar de los augurios de sus críticos más acérrimos, que afirman que Bitcoin podría llegar a valer cero, expertos en el tema consideran que esta situación es altamente improbable. En este artículo, exploraremos algunos escenarios que, aunque lejanos y poco convincente, podrían teóricamente conducir al precio de Bitcoin a cero. Históricamente, los precios del Bitcoin han mostrado volatilidad extrema.
Desde su dramático ascenso a máximos históricos hasta sus caídas abruptas durante correcciones del mercado, el debate sobre su viabilidad a largo plazo sigue en curso. Inversores de renombre, como Warren Buffett y Peter Schiff, han expresado su desdén por Bitcoin y han predicho su eventual colapso. Sin embargo, la comunidad activa de usuarios, desarrolladores e inversores en Bitcoin ha creado una infraestructura tan robusta que muchos analistas consideran que un colapso total es inverosímil. Una de las opiniones más destacadas proviene de Jonathan Isaac, director de marketing de CoinMarketCap. Isaac señala que, si bien la posibilidad de que Bitcoin llegue a cero es teóricamente posible, sería “extremadamente improbable” sin un evento catastrófico que afectara a toda la comunidad de usuarios.
Según él, un escenario en el que todos los poseedores de Bitcoin decidieran simultáneamente que su inversión no tiene valor y vendieran masivamente podría desplomar el precio. Sin embargo, dado el tamaño y la pasión de la comunidad global de Bitcoin, esto es difícil de imaginar. La utilidad del Bitcoin es otro factor que sostiene su valor. Desde su uso como medio de intercambio hasta su consideración como un refugio contra la inestabilidad financiera, mientras más personas encuentren aplicaciones prácticas para el Bitcoin, más difícil será que su precio se desplome. Actualmente, hay más de 46 millones de direcciones de billetera únicas de Bitcoin, lo que refleja un interés y una base de usuarios considerable.
Además, varias empresas han incorporado Bitcoin en sus tesorerías, lo que añade una capa adicional de legitimidad y respaldo. Compañías como Tesla y MicroStrategy han realizado inversiones significativas en Bitcoin, formando parte del ecosistema económico que lo rodea. Este entorno sólido y diverso que incluye comerciantes, mineros, intercambios y tecnologías relacionadas refuerza la idea de que la infraestructura de Bitcoin no desaparecerá de la noche a la mañana. Sin embargo, los críticos siguen planteando escenarios apocalípticos. Uno de los más mencionados es la idea de una vulnerabilidad en el protocolo de Bitcoin que no pueda ser corregida.
Con los avances en la computación cuántica, existe la preocupación de que la criptografía que sostiene a Bitcoin pudiera ser vulnerada, lo que pondría en riesgo la seguridad de la red. Isaac califica estas eventualidades como eventos “cisne negro”, es decir, no son imposibles, pero son altamente improbables. El analista de inversiones Lyn Alden también se muestra escéptica sobre la posibilidad de que Bitcoin llegue a cero. Según Alden, sería más probable que cualquier desastre crítico en la tecnología de Bitcoin resultara en la creación de una bifurcación que mantendría el espíritu y la esencia de la criptomoneda viva, incluso si el activo original perdiera todo su valor. En otras palabras, el concepto de Bitcoin podría persistir a pesar de los reveses de su implementación actual.
Otro argumento relevante es que cualquier intento de regulación extrema o prohibición total por parte de los gobiernos podría afectar el precio de Bitcoin, pero no necesariamente llevarlo a cero. Hay ejemplos históricos de gobiernos que han tomado medidas drásticas contra activos como el oro, como fue el caso de la Orden Ejecutiva 6102 en 1933 en Estados Unidos. Sin embargo, incluso en esos casos, el activo no desapareció; solo se volvió más complicado de poseer. Al igual que el oro, Bitcoin podría encontrarse en una situación donde su tenencia se considere riesgosa, pero su valor no se evaporaría. En el ámbito político, una intervención tiránica que busque acaparar todos los Bitcoin podría transformarse en un activo considerado más como una responsabilidad en lugar de una inversión.
Pero, como afirma Greg Magadini, director de derivados de Amberdata, aunque esto pueda hacer que sea complicado poseer Bitcoin, no lo llevaría a cero. De manera similar, el analista de mercado Tony Sycamore sugiere que un evento de escala global, como la prohibición total de las criptomonedas por parte de todos los gobiernos, podría ser necesario para que Bitcoin llegue a cero. En su opinión, un colapso económico severo o una crisis financiera podría impactar drásticamente su valor, aunque este tipo de situaciones suelen generar condiciones de tensión mucho más amplias en la economía global. Más allá de los escenarios técnicos y regulatorios, hay algo más profundo sobre la naturaleza humana cuando se trata de Bitcoin. Brady Swenson, cofundador de la plataforma de Bitcoin Swan Bitcoin, sostiene que, incluso si Bitcoin alcanzara un precio de cero, sería el resultado de un evento catastrófico que llevaría a la humanidad a una situación crítica, donde los problemas serían mucho más preocupantes que el valor de una criptomoneda.
En su opinión, siempre habrá personas que crean en Bitcoin —los “hodlers”—, que mantendrán su fe en su potencial de cambiar el mundo y en su capacidad de ofrecer un sistema monetario alternativo. La narrativa de Bitcoin es compleja y multifacética, y subestima su capacidad de recuperación puede ser un error. La comunidad y la infraestructura que han emergido en torno a esta criptomoneda han creado un entorno resiliente que ha soportado múltiples ciclos de auge y caída. Aunque los escenarios apocalípticos seguirán siendo parte del discurso sobre Bitcoin, es crucial reconocer que su valor no es solo numérico, sino que está fundamentado en la fe y la utilidad que ha cultivado entre sus usuarios. En conclusión, aunque es teóricamente concebible que Bitcoin pudiera llegar a cero bajo circunstancias extremas e inusuales, la improbabilidad de tales eventos y la sólida base de su comunidad sugieren que el camino hacia el colapso total es un escenario muy poco realista.
Bitcoin ha demostrado ser más que solo un activo; se ha convertido en una influencia cultural y económica que seguirá evolucionando. Por lo tanto, la conversación sobre su valor y futuro es más relevante que nunca, ya que miramos hacia un horizonte en constante cambio.