Fran Tarkenton, el legendario mariscal de campo de la NFL, sigue “escapando” a sus 84 años. A pesar de haber dejado el fútbol profesional hace más de cuatro décadas, Tarkenton ha mantenido su espíritu vital y su energía contagiosa, características que lo convirtieron en un ícono del deporte. En una reciente entrevista en su oficina en Buckhead, Atlanta, Tarkenton compartió historias de su vida, reflexiones sobre el futuro de la NFL y sus propias aventuras empresariales, mostrando que, aunque los años han pasado, su pasión por la vida sigue tan fuerte como siempre. Desde el exterior, el edificio de oficinas donde trabaja Tarkenton no sugiere la grandeza de sus logros. Sin embargo, al cruzar la puerta, se percibe una atmósfera vibrante, donde las paredes están adornadas con fotos que capturan momentos con figuras históricas, desde el influyente entrenador de los Vikings, Bud Grant, hasta el expresidente George W.
Bush. Las imágenes reflejan una vida llena de éxitos y conexiones significativas. A medida que se acomoda en su silla y examina un iPad, Tarkenton irradia una energía juvenil. Su mirada, aún aguda y curiosa, no deja entrever los años de experiencia acumulados en sus años como jugador. Durante la conversación, Tarkenton destaca su aprecio por el deporte, por sus compañeros y, sobre todo, por el juego en sí.
Reflexiona sobre su carrera en la NFL, donde rompió récords que permanecieron durante décadas. Fue un pionero en el arte de “scrambling”, un estilo de juego que propició un cambio en la forma en que se juega la posición de mariscal de campo hoy en día. Con orgullo, Tarkenton afirma que se siente más preparado para jugar ahora que antes: “El campo está más extendido hoy en día”, dice. “Miro a Patrick Mahomes y lo que hace en el campo. Lo que él hace, yo también lo hice, solo que yo fui el primero”.
Su autoconfianza es evidente y refleja el carácter competitivo que lo llevó a convertirse en un miembro del Salón de la Fama del fútbol profesional. La conversación inevitablemente se desliza hacia sus tiempos en la Universidad de Georgia y su transición a la NFL. A pesar de sus éxitos, sus primeros años fueron difíciles y estuvo al borde de renunciar. Sin embargo, la perseverancia y la determinación lo llevaron a convertirse en un ícono tanto en Georgia como en Minnesota, donde fue amado y, a veces, criticado. “Siempre he sido un tanto atrevido en mi forma de jugar y en mi enfoque para los negocios”, comenta Tarkenton, dejando entrever que esa misma audacia ha sido clave en su vida post-fútbol.
Desde su retiro, Tarkenton ha mantenido su impulso a través del mundo empresarial. Ha fundado varias empresas que se centran en ayudar a nuevas empresas, especialmente en el sector tecnológico. Asegura que su educación temprana en el comercio le dio la base que necesita para navegar en el mundo empresarial, y que cada día se siente motivado por la mezcla de riesgo e innovación. “Amo el desafío empresarial tanto como amaba el fútbol”, confiesa, mientras habla de sus inversiones y de cómo sigue al tanto de las tendencias del mercado, incluso con el valor de las acciones de Apple. A pesar de sus múltiples responsabilidades, Tarkenton se mantiene presente con la comunidad futbolística.
A menudo recuerda momentos de su carrera y reflexiona sobre lo que realmente significa ser un mariscal de campo en el juego moderno. “Hoy en día, no creo que se pueda ser mariscal sin ser móvil”, opina. “Kirk Cousins es un buen jugador, pero siempre lo animo a que corra y aproveche su movilidad. Es parte del juego”, añade con una risita, describiendo sus charlas amistosas con otros mariscales de campo. A lo largo de su carrera, Tarkenton no solo rompió récords, sino que también cuestionó la estructura del poder en los equipos de fútbol.
Sus exigencias al coach del equipo, Norm Van Brocklin, son legendarias. En un punto, se presentó en su oficina y puso fin a su relación laboral debido a la falta de confianza en su entrenador. Esa valentía, fuertemente conectada a su mentalidad de emprendedor, lo llevó a convertirse en un símbolo de cómo los jugadores pueden exigir y modelar sus futuros. Tarkenton, que ha estado casado con su esposa Linda durante más de cinco décadas, también comparte su vida personal. Sobre su relación, dice que siempre ha sido un apoyo fundamental en su carrera y sus emprendimientos.
“Los momentos que pasamos juntos son tan valiosos como cualquier victoria en el campo”, señala, sonriendo mientras recuerda algunos de sus viajes juntos a lugares exóticos como París. A lo largo de su vida, Tarkenton ha acumulado experiencias que van más allá del fútbol. Ha incursionado en la televisión, el teatro y el marketing. Este espíritu aventurero lo lleva, por ejemplo, a recordar su participación en el programa “That’s Incredible!”, donde pudo explorar otros aspectos de su personalidad. Al igual que su pasión por el golf, donde incluso cuenta que hizo un hoyo en uno en el legendario campo de Pebble Beach, su vida es un testimonio de cómo no se detiene en sus esfuerzos, siempre buscando el próximo desafío.
Su energía arrolladora ha sorprendido a muchos de sus empleados, quienes han aprendido que este ícono del deporte no solo es un líder, sino también un mentor. “Aquí, rodeado de estos jóvenes, me siento rejuvenecido”, confiesa. Es esa pasión por lo que hace, esa conexión con las nuevas generaciones y la juventud que encuentra en su trabajo diario lo que efectivamente lo mantiene activo. Con un futuro brillante por delante, Fran Tarkenton sigue siendo un ejemplo de persistencia y adaptabilidad. Ya sea ágil en el campo o en el mundo empresarial, continúa redescubriéndose cada día, mostrando que la edad es solo un número.
Sus logros en el fútbol son celebrados, pero es su incansable espíritu de lucha y su enfoque creativo hacia la vida lo que verdaderamente lo define y lo mantiene “escapando” con gracia, incluso en este capítulo final de su vida.