En el ámbito de la seguridad informática, el término "responsible disclosure" o "divulgación responsable" ha sido durante mucho tiempo un estándar para describir cómo los investigadores de seguridad deben reportar vulnerabilidades a los proveedores de software o hardware. Sin embargo, este concepto ha generado debates porque es un término cargado de ambigüedad que no responde claramente a preguntas fundamentales sobre a quién se considera "responsable" y cómo se debe llevar a cabo dicha divulgación. Cambiar la forma en que hablamos sobre este proceso es esencial para garantizar una mayor claridad, transparencia y colaboración en la seguridad digital. El término "responsible disclosure" sugiere una conducta ética y apropiada, pero en realidad es demasiado vago y puede llevar a malentendidos. La noción implícita de "responsabilidad" varía según la perspectiva, el contexto y los intereses de los involucrados.
Por ejemplo, lo que puede considerarse una conducta responsable para un investigador puede no coincidir con la interpretación de la empresa responsable del producto vulnerable, ni tampoco con los usuarios afectados por dicha vulnerabilidad. En muchas ocasiones, el investigador envía un reporte al proveedor y espera una respuesta o un parche que solucione el problema. Sin embargo, no existe un estándar claro sobre cuánto tiempo debe pasar antes de que la vulnerabilidad sea divulgada públicamente. Algunos prefieren mantener la información en secreto durante largos períodos, mientras que otros defienden la divulgación pronta para presionar a los proveedores a actuar con rapidez. Esta ambigüedad conduce a tensiones, situaciones de riesgo para los usuarios, y a veces hasta demandas legales o confrontaciones innecesarias.
Para abordar estas deficiencias, el concepto de "coordinated disclosure" o "divulgación coordinada" ha ganado popularidad. Este término es más neutral y captura la idea de que la divulgación de información sobre una vulnerabilidad debería realizarse en conjunto entre las partes involucradas, especialmente el investigador y el proveedor. Sin embargo, aunque aporta mayor claridad que "responsible disclosure", sigue siendo insuficiente por su falta de especificidad. La pregunta inmediata que surge es: ¿Coordinada con quién? El tipo de coordinación y los actores involucrados pueden variar enormemente. La relación entre el investigador y el proveedor principal puede ser el foco, pero también existen otros actores importantes como mantenedores de proyectos open source, usuarios afectados, comunidades técnicas o incluso otros terceros interesados.
Cada uno tiene un rol distinto, y por lo tanto la estrategia de divulgación debe adaptarse a estas dinámicas. Por ejemplo, en el caso de software mantenido por comunidades open source, el diálogo puede ser más abierto y colaborativo, pero también puede ser más complejo debido a la pluralidad de actores y la falta de un responsable único. En contraste, para vulnerabilidades en productos comerciales con un proveedor definido, la coordinación tiende a ser más vertical. Un paso significativo hacia la precisión consiste en adoptar términos como "divulgación coordinada con el proveedor", "divulgación coordinada con el mantenedor" o incluso "divulgación coordinada con los usuarios". Estas expresiones permiten identificar con claridad a quién se está involucrando en la gestión de la vulnerabilidad y reflejan mejor la realidad del proceso.
La "divulgación coordinada con el proveedor" implica un trato directo con la empresa responsable del producto. Generalmente, esto conlleva un período de gracia o plazo durante el cual la información sobre la vulnerabilidad permanece confidencial mientras el proveedor desarrolla y prueba una solución. Este plazo no está estandarizado y puede variar desde una semana hasta varios meses, dependiendo de la gravedad del problema, la complejidad técnica y las políticas internas del proveedor. Por otro lado, la "divulgación coordinada con el mantenedor" se aplica principalmente a proyectos cooperativos o de código abierto, donde los mantenedores son quienes toman las decisiones para la integración de parches y la comunicación con la comunidad. Aquí, el proceso puede ser mucho más abierto, pero también demanda acuerdos claros para evitar la exposición temprana de datos que puedan ser explotados.
La "divulgación coordinada con los usuarios" es una perspectiva menos convencional, pero significativa. Incluye estrategias donde la comunicación directa con los usuarios o clientes afectados se convierte en un elemento clave para mejorar la seguridad. Por ejemplo, en entornos con dispositivos específicos como consolas de videojuegos, investigadores pueden recomendar contener ciertas prácticas o informar a los usuarios para minimizar riesgos hasta que haya una solución definitiva. Esta categoría pone en primer plano la responsabilidad compartida y la necesidad de empoderar a los usuarios con información pertinente para que tomen decisiones informadas, promoviendo una cultura de seguridad preventiva y proactiva. Es importante destacar que estos modelos no son mutuamente excluyentes.
En muchos escenarios, la divulgación de una vulnerabilidad puede involucrar simultáneamente a proveedores, mantenedores y usuarios. Por ello, la transparencia y la comunicación clara son fundamentales para manejar expectativas y reducir riesgos. Además, el plazo para la divulgación pública debe ser parte explícita del acuerdo o la comprensión entre las partes. La introducción de plazos claros, como una "ventana de divulgación" de 90 días o menos, ayuda a equilibrar la necesidad de que los proveedores tengan tiempo suficiente para emitir un parche y el derecho de los usuarios a estar informados para protegerse. Sin embargo, no existe consenso absoluto sobre cuál es el período óptimo, dado que cada caso tiene circunstancias particulares.
Por ejemplo, una vulnerabilidad crítica que permite ejecución remota de código en un sistema ampliamente utilizado podría requerir un plazo corto para minimizar el riesgo de explotación, mientras que problemas menos severos podrían tolerar plazos más largos que permitan desarrollos más finos o revisiones adicionales. Otro aspecto a considerar es que la comunicación sobre vulnerabilidades debe ser empática y entendible para todo el público involucrado, evitando tecnicismos que dificulten la comprensión por usuarios finales. El lenguaje claro y las instrucciones concretas para protegerse o mitigar riesgos son vitales en las fases públicas de divulgación. Adicionalmente, el respeto por las políticas y regulaciones internacionales relacionadas con la protección de datos y la seguridad informática debe incorporarse en cualquier estrategia de divulgación. La colaboración entre investigadores, empresas y autoridades puede fortalecer la seguridad global.
La evolución del concepto de divulgación responsable a divulgación coordinada más específica refleja la madurez del ecosistema de seguridad informática. Reconoce que términos genéricos no bastan para representar la complejidad y la diversidad de situaciones y actores. Alentar a la comunidad de seguridad, periodistas, academia, proveedores y usuarios a adoptar un lenguaje más preciso y a establecer acuerdos claros no solo mejora la eficiencia en la gestión de vulnerabilidades, sino que también aumenta la confianza entre todas las partes involucradas. Por último, cuando alguien utilice el término "responsible disclosure", es útil solicitar aclaraciones. ¿A quién se refieren como responsable? ¿Cuál es el proceso o protocolo que seguirán? ¿Cuáles son las expectativas de tiempos y comunicaciones? Estas preguntas son fundamentales para un entendimiento mutuo y para facilitar una seguridad digital más sólida.
En suma, dejar de usar la expresión "responsible disclosure" en favor de términos más específicos y acordes con la realidad de cada caso contribuye a una cultura de seguridad más transparente, colaborativa y eficaz. Es un paso necesario para enfrentar los desafíos actuales y futuros del mundo digital, donde la protección de la información y la confianza de los usuarios deben ser prioridad indiscutible.