En la turbulenta travesía de Boeing por los cielos financieros, las noticias recientes no han hecho más que añadir peso a la presión que enfrenta la emblemática compañía. A solo una semana de la publicación de sus resultados del tercer trimestre de 2024, tres importantes analistas de Wall Street han decidido reducir sus proyecciones sobre el valor de las acciones de Boeing, un movimiento que no hace más que evidenciar la incertidumbre que rodea a la firma en este momento crítico. El 14 de octubre, Boeing (NYSE: BA) estaba cotizando a 148.89 dólares por acción, lo que representa una caída del 4.28% en los últimos 30 días y un alarmante descenso del 40.
86% en lo que va del año. Esta tendencia a la baja ha llevado a muchos inversores a cuestionar el futuro de la compañía, especialmente después de una serie de advertencias sobre problemas de producción y calidad. El mensaje es claro: el viaje hacia la recuperación parece estar plagado de turbulencias. Desde septiembre de 2023, Boeing ha enfrentado desafíos significativos. La compañía se vio obligada a anunciar retrasos en la producción de su popular modelo 737 MAX, debido a problemas de control de calidad que llevaron a la compañía a poner varios aviones en tierra.
A medida que 2024 avanzaba, la situación se tornó aún más crítica, con incidentes de seguridad que incluyeron una descompresión explosiva en un vuelo de Alaska Airlines y un incendio en un motor de un 747-8 que obligó a un aterrizaje de emergencia en Miami. Los problemas de Boeing no solo son de naturaleza técnica; también han surgido cuestiones éticas y de responsabilidad. En el transcurso del año, varios empleados y ex-empleados han decidido convertirse en whistleblowers, denunciando la falta de atención a la seguridad. Estas filtraciones han incluido preocupaciones sobre amenazas físicas contra aquellos que se atreven a hablar. Tal es el caso de Joshua Dean, un auditor de calidad en Spirit AeroSystems, y John Barnett, un veterano de 30 años en Boeing, quien lamentablemente falleció tras un trágico evento.
Estos incidentes han arrojado una nube de escepticismo sobre la cultura corporativa en Boeing. A medida que nos acercamos a la publicación de los resultados del tercer trimestre, las revisiones de precios objetivo de tres grandes analistas son particularmente reveladoras. Cal Rumohr de TD Cowen ha mantenido su calificación de "Compra", pero ha reducido el precio objetivo de 200 a 190 dólares, argumentando que el plan de reestructuración del actual CEO traerá consigo pérdidas significativas en este trimestre. Rumohr parece prever un camino difícil para Boeing, aunque mantiene una perspectiva a largo plazo algo más optimista. Por otro lado, Seth Seifman de JPMorgan ha reiterado su calificación "Sobreponderado", aunque ha reducido su precio objetivo de 235 a 195 dólares.
Seifman anticipa que el aumento del consumo de efectivo de la compañía y una deuda de 4,000 millones de dólares obligarán a Boeing a realizar una recaudación de capital de 15 mil millones de dólares en 2025. A pesar de esta revisión, su proyección de precio sugiera que hay potencial de recuperación para la acción, asumiendo que los planes de la compañía puedan tener éxito. Finalmente, el análisis de Matthew Akers de Wells Fargo es quizás el más escéptico. Ha reafirmado una calificación de "Subponderado" y ha recortado su objetivo de precio de 110 a 109 dólares. Esta opinión se alinea con las expectativas de Seifman respecto a la necesidad de una nueva ronda de financiamiento, señalando que la situación actual de Boeing podría verse muy comprometida en el corto plazo.
La combinación de recortes en los objetivos de precios y la inminencia de resultados decepcionantes refleja un entorno muy desafiante para Boeing. El 11 de octubre, la compañía ya había hecho públicas unas cifras preliminares para el tercer trimestre que no solo defraudaron las expectativas, sino que también anunciaron la intención de despedir a una décima parte de su fuerza laboral en medio de una prolongada huelga, que inició en julio y que ha tensado las relaciones con importantes socios, como la aerolínea Emirates de Dubái. A medida que Boeing se enfrenta a este mar de problemas, es esencial recordar que la compañía no solo es un gigante de la aviación, sino también un pilar en la economía estadounidense. Las decisiones que tome en los próximos meses no solo afectarán a sus inversores, sino también a miles de empleados, proveedores y a la industria en su conjunto. Los analistas nos recuerdan que, a pesar de los vientos en contra, la historia de Boeing aún tiene capítulos por escribir.
Hay quienes creen que la actual administración tiene la capacidad de transformar la empresa en una historia de éxito una vez más. La implementación del plan de reestructuración del CEO y la gestión de la deuda podrían ser factores determinantes para el futuro de Boeing. Sin embargo, en este momento, el sentido de urgencia es palpable. Los seguidores de Boeing y los inversores deben observar de cerca los resultados que se publicarán el 23 de octubre. Será un indicador crucial de si la compañía puede ajustar su trayectoria y despegar nuevamente hacia un futuro más brillante o si continuarán navegando en aguas turbulentas.
A medida que la situación evoluciona, la atención de los inversores y del mercado en general se centra en cómo Boeing abordará sus problemas internos y si logrará recuperar la confianza de los consumidores y de la industria. Una cosa es segura: el viaje de Boeing hacia la recuperación no será fácil, y los próximos meses serán cruciales para determinar si la compañía puede volver a volar alto o si, por el contrario, sus problemas continuarán acumulándose en la pista.