Shell, una de las compañías energéticas más grandes del mundo, ha presentado sus resultados financieros correspondientes al primer trimestre de 2025, sorprendiendo al mercado con un desempeño que ha superado las expectativas de los analistas. A pesar de un contexto marcado por la caída de precios del petróleo y menores márgenes en la refinación, la empresa logró reportar un beneficio neto ajustado de 5.580 millones de dólares, cifra que sobrepasó el pronóstico promedio de 4.960 millones proporcionado por los expertos. Este resultado refleja la capacidad de Shell para adaptarse y mantener la rentabilidad en un entorno complejo y competitivo.
La caída del 28% en el beneficio neto anual en comparación con el mismo período del año anterior, cuando obtuvo 7.730 millones de dólares, evidencia la presión que todavía enfrenta la industria petrolera. Sin embargo, la compañía ha logrado estabilizar su posición y dar señales claras de confianza a los inversionistas, en particular con la continuidad y fortalecimiento de su programa de recompra de acciones. Durante el último trimestre, Shell anunció que destinará 3.500 millones de dólares en la recompra de sus propias acciones en el próximo trimestre, ratificando así la continuidad de un plan que lleva ya 14 trimestres consecutivos con un monto mínimo de 3.
000 millones de dólares. Este compromiso inquebrantable con la recompra no solo impulsa el valor de las acciones de la empresa, sino que también demuestra una gestión financiera sólida, con un enfoque en la creación de valor para sus accionistas. En comparación, su rival BP decidió reducir sus recompras para fortalecer su balance financiero y recuperar la confianza del mercado, una decisión que ha impactado negativamente en el precio de sus acciones, que han caído aproximadamente un 33% en los últimos doce meses. Por su parte, Shell ha sufrido una caída menor, cercana al 13%, lo que evidencia una mejor percepción entre inversores y una mayor estabilidad en sus fundamentos financieros. La relación deuda-capital o “gearing” para Shell se mantiene en un saludable 18,7%, en contraste con el 25,7% que presenta BP.
Este indicador es crucial para evaluar la solidez financiera y la capacidad que tiene una empresa para afrontar sus obligaciones sin comprometer la recuperación ni el crecimiento a futuro. El director financiero de Shell, Sinead Gorman, destacó en la conferencia telefónica con analistas que considera que la recompra de acciones en el actual contexto es una de las principales oportunidades para la compañía. Esta visión se alinea con la opinión del CEO, Wael Sawan, quien descartó la posibilidad de una oferta de adquisición hacia BP, pese a que su capitalización de mercado es menos de la mitad que la de Shell. Sawan afirmó preferir destinar recursos a la recompra de acciones propias, reforzando la estrategia de Shell de consolidar su valor interno antes de pensar en movimientos corporativos externos. En cuanto a los aspectos operativos, los márgenes de refinación se posicionaron en 6,2 dólares por barril, una cifra que si bien representa una ligera mejora respecto a los 5,5 dólares al cierre del año anterior, sigue siendo considerablemente inferior a los 12 dólares por barril registrados un año atrás.
Esta disminución es consecuencia directa de la tendencia a la baja que ha experimentado la industria, impactada por la volatilidad en la demanda y la oferta global. El precio promedio del Brent durante el primer trimestre fue de aproximadamente 75 dólares por barril, frente a los 87 dólares del mismo período del año pasado. Al momento del anuncio, el precio del Brent rondaba los 62 dólares por barril, un valor que se aleja de los niveles que históricamente han impulsado fuertes beneficios para las petroleras. Shell ha establecido un punto de equilibrio para el pago de dividendos en 40 dólares por barril y, a pesar de las actuales cifras, ha reafirmado su compromiso de seguir con su programa de recompra incluso si el precio del petróleo cae a 50 dólares por barril. Esta estrategia muestra confianza en la resiliencia financiera de la empresa y su visión a largo plazo.
La compañía también realizó una actualización estratégica en marzo, en la que anunció su intención de aumentar la devolución de efectivo a los accionistas basándose en las expectativas de mayores ventas de gas natural licuado (GNL). Además, Shell planea reducir sus inversiones hasta 2028, con una revisión de su negocio químico, abriendo la posibilidad a cerrar o vender activos relacionados, aunque la decisión final está prevista para fines de la década. La reducción del presupuesto de inversión anual a un rango de entre 20.000 y 22.000 millones de dólares subraya la prudencia en la gestión financiera que aplica Shell, buscando equilibrar la generación de valor con la necesidad de mantener la eficiencia operativa.