En un hito histórico para la transición hacia energías más limpias, Dinamarca ha inaugurado la primera planta comercial a gran escala de e-metanol en el mundo. Esta instalación innovadora, ubicada en Kasso, en el sur del país, marca un antes y un después en la producción de combustibles sostenibles, especialmente diseñado para atender las crecientes demandas de reducción de emisiones en sectores altamente contaminantes como el transporte marítimo y la industria química. La planta ha sido desarrollada en colaboración entre la empresa danesa European Energy y la japonesa Mitsui, con una inversión estimada en 150 millones de euros, lo que refleja la importancia estratégica y el potencial global del proyecto. Su capacidad anual de producción es de 42,000 toneladas métricas, equivalentes a aproximadamente 53 millones de litros de e-metanol, una cantidad significativa que puede alimentar una gran embarcación portacontenedores, mostrando la viabilidad económica y técnica del e-metanol como alternativa al diésel marino tradicional. El e-metanol es un combustible sintético producido utilizando energía renovable y dióxido de carbono capturado, ya sea de plantas de biogás o de la incineración de residuos, lo que lo convierte en una opción verdaderamente sostenible y con huella de carbono reducida.
A diferencia del metanol convencional, que depende de fuentes fósiles como el gas natural o el carbón, el e-metanol promueve la economía circular y contribuye a la mitigación del cambio climático al reutilizar CO2 previamente emitido. Uno de los principales impulsores de esta iniciativa es Maersk, una de las mayores compañías navieras del mundo. Maersk ha apostado decididamente por la descarbonización del transporte marítimo, uno de los sectores con mayores emisiones a nivel global. La empresa opera ya 13 buques portacontenedores con tecnología de doble combustible, capaces de utilizar combustible tradicional o e-metanol, y ha encargado otros 13 con esta tecnología, subrayando su compromiso con la innovación verde. El ejemplo emblemático es el buque Laura Maersk, considerado el primer portacontenedores de doble combustible del mundo, con una capacidad para más de 2100 contenedores estándar TEU.
Este buque necesita aproximadamente 3600 toneladas de e-metanol al año para operar, y la producción anual de la planta de Kasso puede abastecer el combustible para este tipo de buques y otros de mayor tamaño, como los de 16,000 contenedores, en sus rutas entre Asia y Europa. El desafío principal para el cambio hacia combustibles sostenibles sigue siendo el costo. Actualmente, el e-metanol es más caro que el fuelóleo tradicional, principalmente por la escala limitada de producción. Sin embargo, expertos como Emil Vikjar-Andresen, responsable del equipo Power-to-X de European Energy, señalan que el camino está en la ampliación de la capacidad productiva y en la reducción de costes mediante innovación tecnológica y eficiencia operativa. Además de su uso en el transporte marítimo, el e-metanol tiene aplicaciones industriales importantes.
En Dinamarca, compañías reconocidas como Novo Nordisk y Lego ya han manifestado su intención de emplear e-metanol para la fabricación de productos cotidianos, como plásticos y componentes médicos. Esto abre la puerta a un mercado más amplio y diversificado para el combustible renovable, fortaleciendo su sostenibilidad económica y ambiental. Otro beneficio significativo de la planta en Kasso es la utilización del calor excedente generado durante la producción de e-metanol para calefaccionar viviendas locales, beneficiando a unas 3300 familias de la zona. Este enfoque integral demuestra cómo las plantas de producción energética sostenible pueden integrarse con el entorno y generar impactos positivos en amplios sectores de la sociedad. Desde una perspectiva global, el sector marítimo enfrenta presiones regulatorias cada vez más estrictas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con las metas establecidas por la Organización Marítima Internacional para lograr la descarbonización total antes de 2050.
En este contexto, la puesta en marcha en Dinamarca es un paso crucial para demostrar que las soluciones basadas en combustibles renovables y tecnologías de captura de carbono pueden ser competitivas y replicate a nivel mundial. La producción de e-metanol a partir de energías renovables y CO2 capturado ejemplifica una tendencia creciente en la industria energética: la generación de combustibles sintéticos mediante procesos «Power-to-X», que convierten electricidad limpia en productos químicos y combustibles que pueden integrarse fácilmente en las infraestructuras existentes. El éxito de esta planta también actúa como catalizador para atraer inversiones adicionales y acelerar el desarrollo tecnológico, creando empleos y fomentando la cooperación internacional en el ámbito energético. La colaboración entre Europa y Asia en este proyecto fortalece la posición de ambas regiones como líderes en innovación medioambiental y sostenibilidad. Sin embargo, para alcanzar un impacto real en la reducción global de emisiones, es indispensable escalar la producción de e-metanol y otros combustibles sintéticos, optimizar procesos productivos y bajar costos.