Milwaukee ha emergido como un campo de batalla crucial en la carrera presidencial de 2024, especialmente entre los votantes afroamericanos, quienes están poniendo de manifiesto fisuras en la base del Partido Demócrata, justo cuando la vicepresidenta Kamala Harris se posiciona como la candidata del partido. Esta ciudad, conocida por su rica historia cultural y su vibrante comunidad, se enfrenta a importantes desafíos que podrían definir la dirección política del país en los próximos años. Durante una reciente jornada de canvassing, Devonta Johnson, un joven organizador de la iniciativa Black Leaders Organizing for Communities (BLOC), se pasea por los barrios de mayoría afroamericana en el norte de Milwaukee. Con un entusiasmo contagioso, Johnson escucha a los residentes sobre sus perspectivas hacia Harris y el Partido Demócrata. A pesar de que muchos expresan apoyo hacia Harris, hay preocupaciones que emergen: “¿Realmente va a cambiar algo?”, "¿Por qué debería votar?”.
El trabajo de Johnson y su equipo es vital, ya que cualquier camino hacia una victoria demócrata en Wisconsin comienza en estas comunidades. La activista Angela Lang, directora ejecutiva de BLOC, señala que, a diferencia de la incertidumbre que rodeaba al presidente Biden antes de las elecciones de 2020, hay una sensación renovada de energía y entusiasmo en torno a la candidatura de Harris. Sin embargo, el optimismo no se traduce en apoyo incondicional. "El entorno es extremadamente diferente", compartió Lang. "Hemos cultivado nuevas conversaciones, y aunque hay entusiasmo, hay también preocupación.
" Estas fisuras en la base del voto demócrata son particularmente evidentes entre los hombres afroamericanos, un grupo que ha mostrado un escepticismo creciente hacia el partido. Muchos de ellos mencionan que se sentían económicamente más estables durante la administración de Donald Trump, en parte debido a los cheques de estímulo que recibieron. Esta percepción ha llevado a algunos a cuestionar el liderazgo de los demócratas y la capacidad de Harris para abordar sus preocupaciones. Brian McMutuary, un votante indeciso de Wisconsin, representa a muchos hombres afroamericanos que han cambiado su lealtad política en años recientes. McMutuary, quien había sido un demócrata de toda la vida, votó por Trump en 2020 en busca de un cambio en su situación económica.
“Cuando voy al supermercado, lo que adquiero ha cambiado”, dice. “Ahora tengo que hacer malabares con un presupuesto ajustado.” La figura de Harris, quien comenzó su carrera política como fiscal de distrito y posteriormente se convirtió en fiscal general de California, suscita tanto admiración como reservas en la comunidad. Aunque algunos miembros de la comunidad afirman que su experiencia podría añadir valor a su candidatura, otros recuerdan cómo la aplicación de la ley ha impactado negativamente a la comunidad negra en el pasado. Mientras que las mujeres afroamericanas parecen estar más alineadas con la campaña, el apoyo entre los hombres se ha demostrado más escurridizo.
Eric Jones, un empresario de Milwaukee, ha estado escuchando las inquietudes de sus compañeros a medida que se acerca el día de las elecciones. “Hay un cambio en la energía, pero también una preocupación palpable”, indica. La dualidad de la situación – entusiasmo por una posible presidenta afroamericana frente a los antecedentes de Harris en la ley – es realmente palpable. La historia de las décadas pasadas sobre la relación entre las comunidades afroamericanas y la aplicación de la ley crea una desconfianza que es difícil de superar. En un país donde la política ha sido tradicionalmente dominada por narrativas masculinas, la idea de que una mujer, especialmente una mujer afroamericana, pueda liderar el país plantea tanto esperanzas como retos.
“No tengo problemas con una mujer presidenta”, menciona McMutuary. “Lo que me preocupa es si puede ser vista como una líder por otros líderes en el mundo.” La campaña de Harris está tratando de cambiar estas percepciones. Se han implementado estrategias dirigidas a abordar las inquietudes de los votantes afroamericanos, enfatizando programas que Harris apoyó como fiscal que buscaban reducir la reincidencia criminal y mejorar la situación social de las comunidades. Sin embargo, el trabajo está lejos de ser fácil.
Lang reconoce que “los votantes jóvenes todavía tienen muchas preguntas sin respuesta”, lo que representa un desafío importante para la campaña. El desafío de movilizar a los votantes jóvenes se ha vuelto fundamental. Muchos de ellos ven el futuro con una mezcla de esperanza y escepticismo, influenciados por las injusticias y desigualdades que han experimentado. Tal vez lo más crucial para el éxito de Harris sea su capacidad de conectar emocional y prácticamente con estos votantes, ayudándoles a entender que su participación es esencial para lograr un cambio real en sus vidas. Milwaukee es un microcosmos de las tensiones y cambios que enfrenta el Partido Demócrata en todo el país.
Las comunidades negras han sido históricamente un pilar del apoyo demócrata, sin embargo, a medida que los desafíos económicos y sociales crecen, también lo hace el descontento y la incertidumbre. La pregunta no es solo si Harris puede movilizar a estos votantes, sino cómo puede reconstruir la confianza en un partido que muchos sienten que ha fallado en sus promesas. Con la fecha de las elecciones acercándose, es crucial que la campaña de Harris escuche, aprenda y responda a las necesidades de la comunidad. Los organizadores de BLOC y otros activistas están trabajando incansablemente en las calles para asegurar que cada voz sea escuchada, cada voto cuente, y que la historia se escriba desde la perspectiva de aquellos que suelen ser ignorados. Mientras Milwaukee se prepara para decidir su futuro, el eco de las voces afroamericanas resuena con fuerza, desafiando a la política tradicional y exigiendo un liderazgo que refleje sus realidades y aspiraciones.
Si Harris puede navegar por estas complejidades y unificar a su base, podría no solo lograr una victoria en Wisconsin, sino también transformar la narrativa de su partido en un contexto donde cada voto es fundamental para la democracia.
