En las tierras fértiles pero desafiantes de El Salvador, un grupo de mujeres está protagonizando una revolución silenciosa que está cambiando no solo sus vidas, sino también el futuro del medio ambiente en su comunidad. A través de un innovador proyecto que utiliza la energía geotérmica, estas mujeres han encontrado una manera de aumentar sus ingresos, empoderarse y combatir el cambio climático al mismo tiempo. La geotermia, que aprovecha el calor de la tierra para generar energía, ha sido la clave de este programa. Las plantas geotérmicas cercanas, específicamente en las áreas de Berlín y Ahuachapán, producen el 27% de la electricidad de El Salvador. Sin embargo, el verdadero potencial de esta fuente de energía no solo se limita a la generación eléctrica.
Gracias a la compañía LaGeo, que gestiona estas plantas de energía, se ha diseñado un plan de acción para empoderar a las mujeres que residen en las comunidades cercanas. Un aspecto central de este proyecto permite que las mujeres utilicen el vapor y el calor residual de las plantas geotérmicas para deshidratar frutas y cultivar plantas. Esta práctica ofrece una alternativa a los métodos agrícola tradicionales que no solo son ineficientes en términos de producción, sino que además tienden a ser intensivos en carbono. El uso de combustibles fósiles, como la leña, para deshidratar frutas y bombear agua ha contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero, así como a la deforestación en la región. Las cifras son impresionantes: hasta el momento, decenas de mujeres de 15 comunidades rurales han participado en esta iniciativa, y se estima que aproximadamente 45,570 personas se benefician indirectamente de ella.
Gracias al uso del calor geotérmico en lugar de combustibles fósiles, se evita la emisión de aproximadamente 1.8 toneladas de CO2 al año. Estos datos no solo son alentadores para el medio ambiente, sino que también revelan el impacto social que tiene el proyecto. El problema de la baja producción agrícola en áreas rurales ha afectado la economía local, dejando a muchas mujeres sin oportunidades laborales y con bajos ingresos. Sin embargo, este proyecto no solo les brinda un camino hacia la autosuficiencia económica, sino que también les proporciona la oportunidad de asumir roles de liderazgo en sus comunidades.
Uno de los ejemplos más inspiradores proviene de un grupo de mujeres que han comenzado su propio negocio de deshidratación de frutas utilizando vapor geotérmico. Con una capacidad de producción de 25 kg por tanda, estas mujeres logran obtener un beneficio significativo: invierten alrededor de 50 dólares y generan una ganancia de 75 dólares por cada lote producido, que se realiza mensualmente. Aunque esta cantidad puede parecer modesta, representa un cambio radical frente a un salario mínimo agrícola de solo 3.94 dólares al día, lo que hace que sus esfuerzos valgan la pena. La plantación de cultivos como cacao y café, que serán comercializados en el futuro, ha agregado otra capa de sostenibilidad al proyecto.
A través de actividades de reforestación, un grupo de unas 15 mujeres es contratado por seis meses al año para plantar árboles, ganando así un salario digno de 5.19 dólares al día. Esta combinación de agricultura sostenible y conservación está marcando la diferencia en sus vidas. Además de empoderar a estas mujeres, el proyecto tiene un componente ambiental significativo. Se ha establecido un parque de protección de la vida silvestre dentro del campo geotérmico, donde cuatro mujeres han sido contratadas permanentemente como guardabosques.
Estas mujeres están a cargo de actividades de conservación, cuidados de animales rescatados y guía de visitantes. Reciben un salario de 400 dólares al mes, que es considerablemente superior al salario mínimo, y se les capacita en conservación ambiental, cuidado animal y habilidades de inglés. El impacto positivo del proyecto no se detiene aquí. A medida que las mujeres adquieren habilidades y confianza, se convierten en modelos a seguir en sus comunidades, fomentando un ambiente de apoyo y colaboración. Los beneficios van más allá de lo económico: se trata de una transformación social que busca crear un futuro más sostenible y equitativo para todos.
LaGeo está explorando la posibilidad de replicar esta iniciativa en nuevos proyectos geotérmicos dentro de El Salvador y en otros países de América Latina que enfrentan condiciones socioeconómicas similares. También hay planes para garantizar la sostenibilidad a largo plazo a través de un convenio con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Asimismo, el proyecto busca involucrar a las participantes en la planificación de la reforestación de millones de árboles en las cuencas de Lempa y Torala. Este enfoque integrador no solo mejora la calidad de vida de las mujeres en estas comunidades, sino que también promueve prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. A medida que el mundo enfrenta una crisis climática sin precedentes, modelos como este ofrecen una luz de esperanza, demostrando que es posible crear un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación de nuestro planeta.
En conclusión, la utilización de energía geotérmica en El Salvador no solo está transformando el paisaje energético del país, sino que también está brindando a mujeres de comunidades rurales una nueva oportunidad de vida. Al aprovechar recursos naturales para fomentar el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental, este proyecto abre un camino hacia un futuro más brillante para las generaciones venideras. La historia de estas mujeres es un testimonio de la resiliencia y el ingenio humano, un ejemplo inspirador que merece ser contado y replicado en otros rincones del mundo.