En el apasionante y vertiginoso mundo de las finanzas descentralizadas, conocidas como DeFi, el auge de nuevos proyectos y blockchains ha desatado un notable incremento de incentivos diseñados para atraer usuarios y liquidez. Sin embargo, a medida que los ecosistemas se multiplican, surge la gran interrogante: ¿es sostenible esta modelo basado únicamente en recompensas y yield farming? La realidad indica que sobrevivir en DeFi va mucho más allá de las atractivas cifras de rendimiento temporales; implica crear ecosistemas duraderos, capaces de generar actividad económica auténtica y mantener el compromiso de los usuarios a largo plazo. El fenómeno de la fragmentación en la industria DeFi es especialmente notable y complicado. En el mercado actual, la proliferación de blockchains como BeraChain, TON, Plume y Sonic, entre otras, ha incrementado la competencia por atraer tanto a usuarios como a protocolos exitosos. Paradójicamente, mientras la infraestructura de blockchains se diversifica, la base de usuarios activos y capital integrado no crece de igual modo.
La falta de nuevos delegados activos o “degenerative investors” limita la profundidad del mercado y conlleva a una dispersión del valor total bloqueado (TVL), diluyendo la capacidad de impacto de cada plataforma individual. La cuestión de los incentivos en DeFi es un terreno delicado. Si bien estas recompensas resultan una valiosa herramienta para superar el problema inicial de atracción de usuarios y liquidez —lo que en inglés se conoce como “cold-start problem”—, el uso indiscriminado y mal configurado de estas estrategias puede transformar los proyectos en simples esquemas de cultivo de rendimiento sin un valor intrínseco real. Los protocolos que experimentan conflictos de diseño en sus mercados, ya sea por desequilibrios en pools, problemas de deslizamiento o configuraciones que favorecen a insiders o “ballenas”, usualmente fracasan en consolidar ecosistemas robustos y sostenibles. Construir un sistema DeFi duradero requiere la implementación de una serie de componentes clave que influyen profundamente en la experiencia del usuario y en la salud económica del ecosistema.
El elemento más crítico es la utilidad real del ecosistema. A diferencia de los proyectos que se limitan a incentivar la tenencia o staking de tokens, las plataformas verdaderamente exitosas incorporan utilidad que trasciende el simple rendimiento financiero. Ejemplos como TON, Unichain y Hyperliquid muestran cómo un ecosistema puede ofrecer servicios significativos, que van desde la interoperabilidad y la compatibilidad con otras aplicaciones, hasta funcionalidades únicas que generan un ecosistema enriquecido y vital. Para que una plataforma DeFi prospere, la base de activos estables es fundamental. Los stablecoins proporcionan la estabilidad necesaria para facilitar mercados de préstamo y liquidez profundos y confiables.
La presencia de dos o más stablecoins líderes que sirvan como ancla en los mercados de préstamo y como liquidez para los AMMs (creadores automáticos de mercado) es una estrategia efectiva para fomentar la actividad financiera orgánica y atraer un flujo constante de usuarios. En paralelo a los stablecoins, la liquidez significativa en activos de alta capitalización como Bitcoin y Ethereum reduce la fricción para que grandes inversionistas ingresen al ecosistema. Estos activos actúan como puentes confiables para el capital institucional, que representa una fuerza poderosa en el volumen y liquidez de DeFi. Sin embargo, muchas blockchains emergentes carecen de la infraestructura necesaria para atraer este tipo de capital, debido a la ausencia de integraciones con custodios reconocidos y estándares regulatorios poco desarrollados. Esta carencia crea una barrera difícil de superar para la adopción institucional.
Además, la profundidad y resiliencia de la liquidez en los exchanges descentralizados (DEX) es un factor clave que puede determinar el flujo y la eficiencia del mercado. Los riesgos asociados al deslizamiento (slippage) durante operaciones importantes desalientan la actividad y pueden causar pérdidas significativas, restringiendo la adopción por parte de grandes actores económicos. La provisión de pools de liquidez sólidos y capaces de soportar volumen de operaciones considerables es una prioridad para sustentar y escalar la actividad económica dentro de DeFi. Los mercados de préstamo o lending representan otro pilar esencial para el ecosistema. Una plataforma con mercados sólidos donde se puedan pedir prestados stablecoins y otros activos genera oportunidades para que los usuarios empleen sus recursos de forma eficiente, desarrollando estrategias financieras orgánicas y diversificadas.
Este tipo de mercado contribuye a aumentar la eficiencia del capital y a establecer un círculo virtuoso que fortalece la liquidez en los DEX y otros componentes asociados. La integración con infraestructura de custodia institucional es un aspecto a menudo subestimado, pero de alto impacto. Servicios como Fireblocks o BitGo, que ofrecen soluciones seguras para la custodia de activos digitales, son puertas de acceso imprescindibles para que inversores institucionales participen en nuevos ecosistemas DeFi. La ausencia de estas integraciones conduce a la exclusión de grandes volúmenes de capital, dificultando el crecimiento y la estabilidad financiera del proyecto. Otro desafío considerable radica en la interoperabilidad entre cadenas.
Los puentes o bridges, como LayerZero, Axelar y Wormhole, se constituyen como infraestructura vital para facilitar el traspaso de valor entre diferentes blockchains. La capacidad de ofrecer experiencias fluidas, rápidas y seguras a través de múltiples redes posiciona mejor a las plataformas frente a la competencia y contribuye a la retención de usuarios y capital en el largo plazo. Más allá de la infraestructura tangible, existen factores intangibles que inciden en el éxito de un ecosistema DeFi. Las colaboraciones y asociaciones con oráculos confiables que provean datos precisos y oportunos, la participación de makers de mercado profesionalizados, y la capacidad para atraer y alojar protocolos emblemáticos influyen decisivamente en la percepción y utilidad del sistema. Estos elementos, aunque sutiles, pueden marcar la diferencia entre un proyecto efímero y uno sostenible.
El camino hacia la formación de capital sostenible en DeFi es complejo y requiere más que solo grandes campañas de incentivos. La historia ha demostrado que una estrategia exclusiva basada en recompensas masivas a menudo genera resultados decepcionantes, con mercados saturados, usuarios especulativos y poca lealtad a largo plazo. En cambio, el verdadero éxito radica en construir ecosistemas con bases sólidas, donde la utilidad concreta, la liquidez profunda y la integración de capital institucional convergen para ofrecer experiencias valiosas y sostenibles. Por último, es crucial entender que las campañas de incentivos no representan el final del desarrollo de un protocolo DeFi, sino su punto de partida. El verdadero desafío está en la transición hacia un crecimiento orgánico que mantenga la actividad más allá del ciclo de recompensas.