El FTSE 100, el índice bursátil que agrupa a las 100 empresas más capitalizadas de la Bolsa de Valores de Londres, ha sido visto tradicionalmente como un barómetro de la salud económica del Reino Unido. Sin embargo, un análisis reciente ha desentrañado la ilusión de crecimiento que este índice puede presentar, especialmente cuando se ajusta por la inflación y las variaciones de la moneda. A primera vista, el FTSE 100 ha mostrado cifras de crecimiento que parecen tranquilizadoras: años de subidas constantes, con empresas que reportan beneficios récord. Sin embargo, al examinar estos números más de cerca, se hace evidente que gran parte de este crecimiento nominal se evaporaría si tuviéramos en cuenta factores cruciales como la inflación y los tipos de cambio. La inflación, ese término que a menudo se menciona en los círculos económicos, ha proliferado en varias economías desde la pandemia.
En el Reino Unido, el aumento de los precios de los bienes y servicios ha dejado a los consumidores luchando para mantener su nivel de vida. Cuando se analiza el crecimiento del FTSE 100 en términos reales, es decir, ajustado por inflación, muchos de esos beneficios reportados se desvanecen, revelando un panorama mucho menos optimista. Por ejemplo, imaginemos que una empresa del índice reporta un crecimiento del 5% en sus ingresos. Si la inflación se sitúa en un 3%, el crecimiento real se reduce a solo un 2%. Esto significa que, aunque las cifras brutas pueden parecer impresionantes, en realidad, las empresas no están creciendo tanto como parecen.
Este fenómeno es un reflejo de una economía que enfrenta desafíos significativos, donde los costos de operación y los precios de los insumos siguen aumentando. Otro fenómeno que también añade una capa de complejidad a la interpretación del FTSE 100 es la fluctuación de la moneda. El valor de la libra esterlina ha experimentado una considerable volatilidad en los últimos años. Cuando la libra se debilita, los activos denominados en libras pueden parecer más atractivos para los inversores extranjeros. Esto puede impulsar artificialmente los precios de las acciones en el índice, creando una ilusión de crecimiento que no necesariamente se traduce en un rendimiento real para los inversionistas del Reino Unido.
Tomemos el caso de una compañía que presenta un fuerte desempeño en mercados internacionales, cuyos beneficios son en su mayoría en dólares. Si la libra se devalúa frente al dólar, esos beneficios, al ser repatriados, se traducen en cifras mayores en libras. Sin embargo, esto no significa que la compañía esté realmente creciendo. Más bien, se debe a movimientos de divisas que distorsionan la percepción de su desempeño real. Este tipo de distorsiones no solo afectan la percepción de las empresas individuales, sino que también permiten que el FTSE 100 como índice se vea prosperando a lo largo de un periodo de desafíos económicos continuos.
La pregunta que muchos analistas se están haciendo es: ¿cuánto de este ‘crecimiento’ es real y sostenible? Algunos expertos sostienen que la ilusión de crecimiento puede ser peligrosa, puesto que puede llevar a decisiones de inversión equivocadas. Inversores que creen que están participando en un mercado en alza pueden ser sorprendidos cuando, al ajustar por inflación y cambio de divisas, descubren que en realidad están perdiendo poder adquisitivo o, en el mejor de los casos, estancándose. Además, este fenómeno podría tener implicaciones más amplias para la política económica del Reino Unido. Si los responsables de la toma de decisiones continúan basándose en datos que no reflejan la realidad económica, podrían pasar por alto la necesidad de implementar políticas que aborden la inflación y la estabilidad de la moneda. Esto no solo afectaría a los mercados, sino también a los ciudadanos que luchan por adaptarse a un entorno de precios en constante aumento.
La situación se complica aún más cuando los inversores, al observar un FTSE 100 aparentemente en aumento, podrían olvidar el costo de oportunidad de invertir en mercados internacionales que pueden ofrecer un crecimiento más robusto y sostenido. Con un mundo cada vez más interconectado, las oportunidades de inversión son amplias, y descartar otros mercados basándose en una percepción distorsionada del rendimiento del FTSE 100 podría ser un error costoso. A pesar de estas preocupaciones, es importante no caer en el pesimismo extremo. El FTSE 100 todavía alberga una serie de empresas bien gestionadas y con un potencial de crecimiento real. La clave para los inversores es centrarse en el análisis fundamental, observando no solo las cifras brutas, sino también la salud financiera subyacente de las empresas.