En un momento clave para el sector tecnológico y financiero, el Reino Unido ha avanzado hacia la regulación clara y detallada de los activos criptográficos con la presentación de un borrador normativo integral liderado por la ministra de Hacienda, Rachel Reeves. Esta iniciativa busca establecer un marco regulatorio sólido para el manejo, intercambio y comercialización de criptomonedas, con la intención de proteger a los usuarios frente a riesgos, combatir actividades ilícitas y al mismo tiempo apoyar la innovación disruptiva en la industria tecnológica y financiera. La propuesta fue revelada durante la Semana Fintech del Reino Unido, evento que congregó a expertos, reguladores, inversores y empresas del sector, donde Reeves enfatizó que dicho régimen normativo permitirá que el país se consolide como un centro neurálgico para las finanzas alternativas y los activos digitales, un mercado que crece a gran velocidad en todo el mundo. Uno de los ejes centrales del documento normativo es la inclusión de los denominados "agentes" dentro del perímetro regulador. Hasta ahora, muchas de estas entidades o intermediarios que facilitan operaciones con criptomonedas operaban con pocas reglas claras, lo que generaba vacíos legales que podían ser aprovechados por actores malintencionados.
Con esta reforma, se pretende reducir sustancialmente el fraude, las manipulaciones de mercado y las actividades ilegales, sin estrangular la capacidad innovadora que caracteriza al sector. La regulación se dirigirá principalmente a casas de cambio y distribuidores de criptomonedas, quienes serán sujetos a supervisión rigurosa por parte de los órganos reguladores y deberán cumplir con requisitos transparentes para operar legalmente. Se contempla además que los principales organismos supervisores tengan facultades para dictar, aprobar reglas y proveer orientaciones relativas a la comercialización de criptodivisas y stablecoins, buscando así dar mayor certeza y protección a los inversionistas. En paralelo, la propuesta también busca alinear los estándares del Reino Unido con los que se están desarrollando en Estados Unidos, estableciendo un trabajo conjunto con los reguladores estadounidenses. Este esfuerzo internacional refleja la naturaleza global de los activos criptográficos y la necesidad de evitar la fragmentación regulatoria para favorecer la estabilidad del mercado y la confianza de los usuarios.
El momento elegido para presentar la propuesta fue estratégico, coincidiendo con una cumbre internacional que reúne a los principales actores del ecosistema Fintech, lo que favorece el intercambio de visiones y la colaboración entre diferentes jurisdicciones. Reeves, en su discurso, destacó que a través del "Plan para el Cambio", el gobierno busca equilibrar la seguridad y la innovación, reconociendo que estos activos digitales representan un potencial importante para la economía digital del Reino Unido. La regulación contemplada aborda también aspectos referentes a las stablecoins, criptomonedas diseñadas para mantener un valor estable al estar vinculadas a activos como el dólar o el euro. Reconociendo la creciente adopción de este tipo de monedas digitales en pagos y otras aplicaciones financieras, el régimen normativo establece directrices para su emisión, circulación y la protección de los usuarios, intentando evitar riesgos sistémicos. Además de la supervisión directa, se otorgará un papel más activo a los organismos reguladores para emitir directrices que orienten a las empresas y usuarios acerca de las mejores prácticas en el sector.
Esta función es importante dado lo dinámico y cambiante que resulta el mercado de criptomonedas, donde por ejemplo, la innovación con tokens no fungibles (NFT) y las finanzas descentralizadas (DeFi) agrega complejidad. Desde la perspectiva internacional, esta iniciativa es un reflejo de cómo los países están comenzando a regular activamente el espacio cripto para integrar estas tecnologías dentro del sistema financiero tradicional de manera segura y eficiente. La propuesta del Reino Unido representa un esfuerzo ambicioso en este sentido, ya que apunta a no solo capturar la innovación sino también a crear confianza en los consumidores que han sido escépticos debido a la volatilidad y los riesgos asociados. Los críticos de la regulación del criptomercado suelen señalar que un exceso de normativas puede frenar la innovación o empujar a los proyectos hacia jurisdicciones con menores controles. Sin embargo, el borrador presentado por Reeves intenta encontrar un equilibrio en el que se proteja al consumidor y se fomente la transparencia sin poner trabas exageradas al desarrollo tecnológico.