En las bulliciosas calles de Manhattan, un nuevo fenómeno ha cobrado vida entre los estudiantes de la Universidad de Nueva York (NYU). Barron Trump, el hijo menor del expresidente Donald Trump, ha comenzado su primer año universitario en esta prestigiosa institución, y con ello ha desatado un aluvión de videos difusos y emocionantes compartidos en redes sociales. Este fenómeno se ha apodado “Trump-quatch”, una mezcla de su apellido y la leyenda del Sasquatch, debido a la naturaleza impredecible y escurridiza de sus apariciones en el campus. Desde su llegada a NYU, Barron ha estado acompañado de un detallado equipo de seguridad, lo que ha hecho que su imagen haya sido capturada en rápidas y borrosas filmaciones. Los estudiantes, armados con sus teléfonos, no han dejado pasar la oportunidad de grabar al joven de 6’9”, que se mueve por el campus con la misma naturalidad que un ciervo en un bosque, generando momentos de gran excitación y, por supuesto, una buena dosis de humor en las redes sociales.
El 10 de septiembre, uno de estos videos se volvió viral, alcanzando más de 12,000 "me gusta". En él, Barron aparece vistiendo un conjunto completamente negro mientras transita por los pasillos de NYU, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo en su rostro. La música de fondo, una versión remix de “We Don’t Talk Anymore” de Charlie Puth, le da un toque cómico, como si se tratara de un personaje de película de suspenso. Pero este no es un caso aislado. Otro usuario compartió la misma grabación, pero esta vez con la poderosa melodía de “Cruel Summer” de Taylor Swift, alcanzando 21,000 visualizaciones.
Estas creaciones se han convertido en un juego social entre los estudiantes, quienes se divierten creando sus propios remixes y ajustes a los videos. La llegada de Barron a NYU ha reavivado la conversación sobre la interacción de figuras públicas con el entorno universitario. A lo largo de los años, otros hijos de presidentes también han sido foco de atención entre sus compañeros, como fue el caso de Malia Obama, quien se convirtió en un fenómeno en Harvard. Sin embargo, Barron ha traído un matiz diferente con su altura imponente y sus expresiones faciales enigmáticas que han llevado a muchos a considerarlo casi un enigma. En su primer día de clases, un video mostró a Barron vistiendo una camiseta blanca y una mochila negra mientras caminaba por una calle de Manhattan.
La grabación tuvo más de 41,000 “me gusta”, un testimonio del interés que genera entre sus compañeros. La mezcla de admiración y curiosidad palpable se traduce en una especie de cacería del tesoro, donde cada aparición de Barron es una victoria. Sin embargo, este fenómeno plantea preguntas sobre la privacidad y la seguridad. El exagente del Servicio Secreto, Paul Eckloff, comentó sobre la situación en una entrevista. Explicó que, con el auge de las redes sociales, se deben monitorear de cerca estos videos para proteger a los hijos de figuras públicas.
La alta exposición que tienen puede convertir sus apariciones en un riesgo potencial. “La generalidad de la amenaza a la que nos enfrentamos en el siglo XXI es mayor que nunca”, dijo Eckloff, quien ha visto cómo la ubicuidad de las redes sociales ha cambiado las dinámicas de privacidad y seguridad. Mientras Barron se adapta a su nueva vida universitaria, también se encuentra en el centro de un torbellino mediático. Si bien su padre ha sido una figura polarizadora en la política estadounidense, Barron parece navegar por esta realidad con un enfoque fresco y curioso. Se rumorea que el joven ha comenzado a ser consultado en estrategias para atraer el apoyo de los votantes más jóvenes, lo que podría indicar que su papel dentro del espectro político familiar está en evolución.
El mes pasado, durante un evento de campaña en Miami, Donald Trump presentó a su hijo ante una multitud, lo que marcó un hito en la vida de Barron. “Es más popular que sus hermanos”, bromeó Trump en un tono con mezcla de orgullo y humor. Esto abre la puerta a especulaciones sobre una posible carrera política para Barron, quien ya ha demostrado su carisma y capacidad de atraer la atención del público. Sin embargo, su vida universitaria no es solo una serie de eventos públicos y apariciones mediáticas. Como cualquier estudiante de primera generación, Barron tiene que enfrentar los mismos desafíos que sus compañeros: tareas, exámenes y nuevas amistades.
La diferencia radica en el ojo público que está constantemente posado sobre él. Esto inevitablemente añade presión a su experiencia universitaria, un período que para muchos es un momento de exploración y autodescubrimiento. La situación también plantea un debate sobre la responsabilidad de los medios y los usuarios de redes sociales cuando se trata de figuras públicas jóvenes. ¿Hasta qué punto puede la curiosidad del público sobre la vida de Barron cruzar la línea hasta convertirse en una invasión de su privacidad? Cada nuevo video, cada nueva publicación sobre su existencia podría estar poniendo en riesgo su seguridad, algo que debería preocupar a todos. A medida que los días avanzan, es probable que estas "apariciones" continúen, dando lugar a más memes y videos que capturan la esencia del joven Trump.