Exxon Mobil continúa demostrando su fortaleza en el sector energético al publicar resultados financieros que superaron las expectativas de los analistas en el primer trimestre de 2025. A pesar de la volatilidad en los mercados y las incertidumbres económicas generadas por las tensiones comerciales globales, la petrolera estadounidense ha logrado mantener un crecimiento robusto, sustentado especialmente en el aumento de la producción de petróleo y gas en regiones clave como Guyana y la Cuenca Pérmica. Durante los primeros tres meses del año, Exxon reportó una ganancia neta de 7.710 millones de dólares, equivalente a 1,76 dólares por acción, superando ligeramente el pronóstico promedio de Wall Street que se situaba en 1,73 dólares por acción. Este desempeño favorable confirma la capacidad de Exxon para operar con eficiencia incluso en un marco de precios de crudo presionados por un exceso de oferta y un contexto macroeconómico lleno de incertidumbre.
Uno de los impulsores clave de esta rentabilidad ha sido el significativo incremento en la producción global de petróleo y gas, alcanzando un total de 4.55 millones de barriles equivalentes de petróleo por día durante el trimestre, comparado con los 3.78 millones que se produjeron en el mismo período del año anterior. Este crecimiento se apoya en la expansión en las operaciones en la Cuenca Pérmica, donde Exxon es el mayor productor, y en el bloque Stabroek frente a la costa de Guyana, un área que se ha convertido en un pilar de su estrategia de producción internacional. La Cuenca Pérmica destaca por tener costos de extracción inferiores a 35 dólares por barril, lo que permite a Exxon mantener márgenes saludables incluso cuando los precios del petróleo enfrentan presiones a la baja.
Esta eficiencia operativa ha sido fundamental para responder a los retos que plantea un entorno global en el que la oferta de petróleo ha aumentado, en parte como resultado de la decisión del cártel OPEP+ de elevar su producción, y donde la demanda ha sido limitada por temores a una desaceleración económica global. Frente a este escenario, Exxon no solo ha logrado mejorar sus resultados operativos, sino que también ha cumplido con su política de retorno de capital a los accionistas. Durante el primer trimestre, la compañía pagó 4.300 millones de dólares en dividendos y recompró acciones por un total de 4.800 millones de dólares.
Esta cifra de recompra pone a Exxon en una trayectoria sólida para alcanzar su meta anual de recomprar hasta 20.000 millones de dólares en acciones, un compromiso que ha sido bien recibido por inversores que valoran la disciplina financiera y la creación de valor a largo plazo. El compromiso de Exxon con el crecimiento y la inversión en nuevos proyectos también fue reafirmado por el CEO Darren Woods. Durante la conferencia telefónica con analistas, Woods enfatizó la importancia de mantener una inversión consistente en exploración y desarrollo, haciendo un llamado a evitar la presión de algunos inversionistas a recortar gastos a corto plazo para aumentar inmediatamente los retornos a los accionistas. Según su perspectiva, esta visión corta podría poner en riesgo la posición competitiva y la capacidad de crecimiento futuro de la empresa.
Para el año 2025, Exxon mantiene su guía de gastos de capital en un rango entre 27.000 y 29.000 millones de dólares, destacando la importancia de seguir desarrollando activos estratégicos que permitan sostener su liderazgo en la industria. Esta inversión en proyectos prioritarios refleja la confianza de la compañía en que la demanda energética mundial continuará siendo sólida en el mediano y largo plazo, a pesar de los desafíos coyunturales que enfrenta la economía global. Sin embargo, no todas las áreas operativas tuvieron un desempeño positivo.
La división de refinación reportó una caída en sus ganancias, que se ubicaron en 827 millones de dólares durante el primer trimestre, en contraste con los 1.380 millones obtenidos en el mismo trimestre del año anterior. Este descenso se atribuye a factores como el entorno de mercado más competitivo, mayores costos operativos y márgenes menos favorables en el negocio de productos refinados. En comparación con su principal competidor estadounidense, Chevron, Exxon ha adoptado un enfoque más agresivo en términos de retorno de capital. Mientras que Chevron anunció una reducción en sus recompras de acciones para el segundo trimestre, Exxon reafirmó su compromiso con mantener un ritmo sostenido en su programa de recompra, una decisión respaldada por su sólida posición financiera y un balance equilibrado.
Analistas de mercado, como Biraj Borkhataria de RBC Capital Markets, han destacado la fortaleza de Exxon como un factor que justifica esta estrategia de recompra robusta. Según sus observaciones, la compañía está en capacidad de generar valor para sus accionistas sin comprometer su salud financiera, lo que puede resultar en una ventaja competitiva frente a rivales que podrían verse obligados a contener sus retornos a corto plazo. En cuanto a los desafíos que enfrenta Exxon, la introducción de tarifas globales y las tensiones comerciales representan riesgos potenciales. No obstante, hasta el momento, la empresa no ha experimentado problemas significativos en el desarrollo de sus nuevos proyectos vinculados a estas circunstancias. El liderazgo de Exxon en la industria, junto con su enfoque en la eficiencia operativa y la optimización de costos, le ha permitido navegar con relativa tranquilidad estos obstáculos.
La posición dominante de Exxon en la Cuenca Pérmica y el bloque Stabroek también es un factor clave que le brinda una ventaja competitiva en un mercado global donde la geopolítica y la oferta influyen constantemente en la volatilidad de los precios. Su capacidad para producir petróleo y gas a costos relativamente bajos es crucial para mantenerse rentable en periodos de fluctuación en los precios de los combustibles. Además, el compromiso de Exxon con la innovación tecnológica y la sostenibilidad empieza a tener un papel relevante, pues la empresa está invirtiendo en proyectos que no solo buscan maximizar la producción, sino también mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental de sus operaciones. Esta estrategia es esencial en una industria que se encuentra bajo presión para adaptarse a las demandas de descarbonización y transición energética global. Por otro lado, el contexto macroeconómico general sigue siendo incierto.