El death metal, un género musical conocido por sus intensos gritos y vocalizaciones distorsionadas, ha capturado la atención no solo de fanáticos del metal, sino también de científicos interesados en la salud vocal. Cantantes como Mark Garrett y Will Ramos están colaborando con investigadores para desentrañar los secretos detrás de sus técnicas vocales extremas, revelando nuevos conocimientos que podrían cambiar la medicina vocal y el tratamiento de trastornos relacionados con la voz. Durante mucho tiempo, la creencia predominante en el mundo de la salud vocal fue que las vocalizaciones agresivas y distorsionadas, como las empleadas en el death metal, dañaban irremediablemente las cuerdas vocales y otras estructuras de la laringe. Estos sonidos ásperos y guturales se consideraban perjudiciales, a menudo asociados con lesiones o fatiga vocal severa. Sin embargo, recientes estudios científicos realizados en colaboración con estos cantantes sugieren una realidad mucho más compleja y asombrosa.
Mark Garrett, líder y vocalista de la banda Kardashev, ha dedicado años a perfeccionar sus gritos y gruñidos característicos, incluso compartiendo tutoriales en su canal de YouTube para enseñar estas técnicas. Recientemente, Garrett se sometió a estudios en un laboratorio en Salt Lake City, donde le insertaron electrodos en la garganta para analizar cómo utiliza sus órganos vocales durante sus interpretaciones extremas. A pesar de la incomodidad que genera el procedimiento, Garrett no mostró signos de daños estructurales a largo plazo, un hallazgo que desafía lo que se creía hasta ahora. La investigación se fortaleció con el trabajo de la científica Amanda Stark y la vocalista y entrenadora Elizabeth Zharoff, quien con su experiencia en ópera descubrió que estas técnicas vocales, a pesar de su aparente brutalidad, no conllevan el daño inevitable al que se asociaban. Zharoff, inicialmente sorprendida al comprobar que artistas de vocalización dura mantenían cuerdas vocales sanas, empezó a colaborar con cantantes como Will Ramos, quien puede alternar de manera impresionante entre canto limpio y gritos distorsionados en un mismo tema musical.
En el laboratorio de la Universidad de Utah, Ramos se convirtió en el sujeto ideal para analizar, presentando sonidos como el famoso "pig squeal" o gritos que simulan animales prehistóricos. Con ayuda de distintas tecnologías, incluyendo resonancias magnéticas y electromiografías laríngeas, los investigadores observaron movimientos y contorsiones de la laringe que nunca antes habían presenciado. Más allá de las cuerdas vocales verdaderas, estructuras en la zona supraglótica (por encima de las cuerdas vocales) se activan intensamente para producir estos sonidos. Esto abre una nueva dimensión en el estudio de la fonación y la producción vocal. Los cantantes extremos despliegan una habilidad corporal refinada que les permite cambiar la posición de la laringe, inclinarla y usar la mandíbula y la lengua para modificar y amplificar el sonido de manera segura.
Esta coordinación es tan precisa que algunos, como Ramos, lograron ejecutar varios tipos de gritos distintos con un control tan meticuloso que se ganaron el apodo de "el unicornio" en el laboratorio. Este conocimiento no solo tiene implicaciones para el mundo del metal. Las técnicas y hallazgos sobre la funcionalidad laríngea podrían aportar nuevas herramientas para la rehabilitación vocal en pacientes con trastornos de la voz o lesiones en las cuerdas vocales. Los procedimientos diagnósticos utilizados para estudiar a estos artistas—que incluyen endoscopias laríngeas, electromiografías y resonancias magnéticas—permiten una exploración detallada y sin precedentes de cómo se producen las vibraciones y movimientos en la garganta. Sin embargo, el camino para la integración de estos hallazgos en la práctica médica y artística no ha sido sencillo.
Los cantantes de death metal a menudo enfrentan escepticismo y prejuicios en el ámbito de la salud vocal. Profesionales de la otorrinolaringología a veces desestiman sus preocupaciones o los desaconsejan de seguir cantando sin una evaluación completa. La investigación científica actual aspira a cambiar este panorama, proporcionando datos objetivos que respalden las necesidades y métodos específicos de estos artistas. El trabajo con más cantantes extremo continúa creciendo. Gracias a campañas de financiamiento colectivo, se han reclutado más vocalistas para participar en estos estudios, ampliando así la base de datos científica y enriqueciendo la comprensión sobre la diversidad de técnicas empleadas.
Cada cantante adopta diferentes estrategias gestuales para alcanzar sonidos similares, lo que indica la gran variedad de caminos que el cuerpo humano puede tomar para producir diversos registros vocales. Entre los artistas que participaron en los estudios se encuentran figuras destacadas como Travis Ryan de Cattle Decapitation, Spencer Sotelo de Periphery y Alissa White-Gluz de Arch Enemy, quienes colaboraron realizando pruebas exhaustivas para entender sus patrones vocales únicos. Esta colaboración demuestra que, a pesar de la extrema naturaleza del género, los cantantes afines pueden mantener una voz sana y funcional cuando emplean técnicas adecuadas. Elizabeth Zharoff incluso visualiza un futuro donde la formación vocal tradicional, incluida la de conservatorios reconocidos como Juilliard, incorpore cursos sobre vocalización áspera. La integración de estas técnicas no solo enriquecería la formación artística sino que también podría mejorar la conciencia sobre el cuidado vocal y el control muscular respiratorio.
A pesar de los avances, todavía existen múltiples preguntas sin respuesta. La ciencia de cómo el cuerpo humano puede adaptarse para realizar sonidos tan extremos sin daños permanentes está apenas comenzando a explorarse. Las investigaciones futuras buscarán profundizar en cómo diferentes variables, como la duración de la práctica y las características anatómicas individuales, influyen en la salud vocal en cantantes extremos. En resumen, el death metal no es solo un fenómeno cultural y musical extremo, sino también una fuente inesperada de información valiosa para la ciencia vocal. La sinergia entre músicos y científicos está redefiniendo lo que se conoce sobre la producción de sonido humano, desafiando preconceptos y abriendo nuevas vías para tratamientos médicos y entrenamiento vocal.
En este panorama, los gritos guturales ya no son sólo expresiones de agresividad artística, sino una oportunidad para comprender mejor la laringe humana y proteger la voz de quienes la usan de formas extraordinarias.