Ethereum, una de las plataformas de blockchain más influyentes y complejas del mundo, está preparando una transformación radical. Vitalik Buterin, su cofundador, ha presentado una visión audaz para hacer que Ethereum sea tan simple como Bitcoin en los próximos cinco años. Este objetivo no solo representa un cambio tecnológico, sino también una estrategia para enfrentar desafíos cruciales como la escalabilidad, la seguridad y la accesibilidad, consolidando su posición en un mercado blockchain cada vez más competitivo. La propuesta de Buterin surge en un momento en que Ethereum, aunque pionera en contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas, enfrenta críticas debido a su complejidad técnica y costos elevados. La red ha evolucionado con la integración de innovaciones como la prueba de participación (PoS) y las pruebas de conocimiento cero (zk-SNARKS), aportando robustez, pero también aumentando la dificultad para desarrolladores y usuarios, lo que ha ralentizado ciclos de desarrollo y elevado riesgos de errores.
Para revertir esta tendencia, Buterin plantea simplificar la arquitectura subyacente de Ethereum. En un blog titulado “Simplificando la Capa 1”, describe una hoja de ruta con modificaciones en tres áreas fundamentales: el consenso, la ejecución y los componentes compartidos. El objetivo es hacer que el protocolo sea más eficiente y seguro, tomando como inspiración la filosofía minimalista de Bitcoin, cuya simplicidad ha contribuido a su estabilidad y adopción global. Uno de los aspectos más notables es la propuesta del modelo de consenso “Finalidad en 3 Slots”, que busca eliminar componentes complejos como las épocas, los comités de sincronización y el cambio constante de validadores. Esto reduciría drásticamente la cantidad de validadores activos en un momento dado, permitiendo implementar reglas de selección de rama más sencillas y seguras.
La simplificación del consenso sería clave para que la red funcione con menos sobrecarga y menor probabilidad de fallos, facilitando así la auditoría y el mantenimiento. Además, se pretende adoptar protocolos basados en STARK para la agregación, lo que podría descentralizar y simplificar aún más la coordinación entre los distintos nodos. Este enfoque mejora la escalabilidad y la transparencia, alineándose con las demandas actuales de las redes blockchain, donde la velocidad y la seguridad son esenciales para la adopción masiva. En cuanto a la capa de ejecución, Vitalik propone un cambio significativo al migrar desde la Máquina Virtual de Ethereum (EVM) hacia una máquina virtual compatible con pruebas de conocimiento cero y basada en una arquitectura más simple como RISC-V. Esta arquitectura es una especificación abierta y minimalista utilizada en el diseño de procesadores, conocida por su eficiencia y facilidad de implementación.
Adoptar RISC-V daría lugar a mejoras potenciales en el rendimiento de hasta 100 veces en la ejecución de pruebas de conocimiento cero, lo que es vital para el desarrollo de aplicaciones más rápidas y seguras. Para asegurar una transición suave y mantener la compatibilidad con contratos inteligentes ya existentes, la idea es ejecutar los contratos legados de EVM mediante un intérprete dentro del entorno RISC-V, permitiendo que ambas máquinas virtuales coexistan durante un periodo transitorio. Esto brinda a los desarrolladores tiempo y flexibilidad para migrar sus aplicaciones sin romper funcionalidades. Asimismo, Vitalik Buterin aboga por establecer estándares protocolarios que unifiquen y simplifiquen las prácticas en toda la red Ethereum. Por ejemplo, propone adoptar un único método de codificación por borrado, un formato de serialización común basado en SSZ y una estructura de árbol uniforme para reducir la redundancia y facilitar la interoperabilidad entre herramientas y servicios.
Esta estandarización reforzaría la cohesión dentro de la comunidad y mejoraría la experiencia de desarrollo. Un concepto clave detrás de esta simplificación es mantener la lógica crítica para el consenso lo más reducida y auditable posible, algo que Buterin compara con la filosofía detrás de Tinygrad, un proyecto minimalista de aprendizaje automático. Al imponer un límite en la cantidad de líneas de código en estas partes esenciales, se abren vías para una mayor seguridad y facilidad de revisión por parte de especialistas y auditores externos. No obstante, las funciones no críticas y características legadas no se eliminarían completamente, sino que se alojarían fuera de las especificaciones centrales, asegurando que los usuarios que aún dependen de ellas puedan seguir operando mientras se avanza hacia un núcleo más robusto y simple. Esta ambiciosa iniciativa no solo responde a retos técnicos, sino también estratégicos.
En los últimos años, Ethereum ha visto disminuir su dominio relativo dentro del ecosistema de blockchains de capa uno, con la aparición de competidores que ofrecen soluciones más simples y económicas. En una reciente discusión, Alex Svanevik, CEO del servicio de datos Nansen, comentó que aunque Ethereum era indiscutible líder hace unos años, hoy su supremacía está siendo cuestionada. La simplificación y optimización que propone Buterin pueden servir para reactivar el interés en Ethereum, atrayendo a nuevos desarrolladores y usuarios que buscan plataformas robustas pero accesibles. Además, la introducción de una estructura más eficiente podría facilitar la integración de tecnologías emergentes, como contratos inteligentes más potentes y aplicaciones descentralizadas con demanda creciente. Es importante destacar que el enfoque en la simplicidad no significa perder funcionalidad o innovación.