En un entorno financiero que se muestra cada vez más volátil, Bitcoin ha emergido nuevamente como un activo que capta la atención de inversores y analistas alrededor del mundo. Durante los primeros días de mayo de 2025, la criptomoneda más conocida volvió a rozar la barrera de los 98.000 dólares, un nivel que no se veía desde hacía meses, impulsada por un escenario macroeconómico cargado de incertidumbres y por un giro inesperado en las probabilidades relativas a las futuras decisiones de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. El contexto global ha estado marcado por una notable mezcla de factores que han incrementado la volatilidad en todos los mercados de riesgo. Las tensiones geopolíticas, especialmente entre India y Pakistán, junto con la expectativa generada por posibles avances en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, han dinamizado la percepción del riesgo en las plazas financieras.
Tal situación ha favorecido un comportamiento similar entre activos refugio como el oro y Bitcoin, ambos mostrando movimientos paralelos en plazos cortos, lo que refleja la sensible reacción de los inversores ante escenarios percibidos como inciertos. La atención principal del mercado se ha centrado en la decisión inminente de la Federación Federal de Estados Unidos sobre las tasas de interés, con la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) programada para el 7 de mayo de 2025. Aunque la mayoría de los participantes del mercado anticipaban una política estable, lo que mantenía la tasa de interés de referencia sin cambios, el verdadero foco estuvo en las señales e indicios que el presidente de la Fed, Jerome Powell, brindaría durante la conferencia de prensa posterior a la decisión. Estas jornadas previas a la decisión del FOMC han sido testigo de una notable reducción en las expectativas de recortes de tasas para el resto de 2025. Datos de plataformas especializadas y herramientas como el FedWatch del CME Group indicaban que las probabilidades de una bajada en junio habían caído notablemente, situándose en torno al 30%, un descenso marcado que ha generado un sentimiento generalizado de pesimismo entre los analistas y traders.
Este cambio de percepción tiene un impacto directo en el comportamiento de Bitcoin. Antes de la reunión, el mercado mostró una recogida de liquidez alrededor del nivel clave del precio anual de apertura de la criptomoneda, situado en los 93.500 dólares. Algunos expertos señalaron que este movimiento podría anticipar una consolidación o incluso un retroceso temporal, una respuesta natural a la incertidumbre generada por las posibles acciones de la Reserva Federal. No obstante, ante la reciente volatilidad, Bitcoin logró no solo recuperarse después de alcanzar mínimos de mayo alrededor de 94.
000 dólares, sino que se acercó a máximos locales por encima de los 97.700 dólares. Esta fortaleza en el precio subraya la doble naturaleza del activo: como refugio en tiempos de incremento de riesgo pero también como un instrumento sensible a las maniobras de política monetaria y a la liquidez global. Los movimientos de Bitcoin se encuentran también en sintonía con el oro, que en paralelo alcanzó niveles máximos locales alrededor de 3.435 dólares por onza.
Esta correlación temporal entre ambos, uno tradicional y otro digital, habla de cómo los inversionistas reajustan sus carteras buscando seguridad y preservación del valor ante la expectativa de cambios en la economía real y financiera. Los especialistas en el mercado de criptomonedas y analistas macroeconómicos han declarado que las señales entregadas por la Fed serán el detonante para una nueva etapa de volatilidad que podría extenderse más allá de la proclamación oficial. De acuerdo con comentarios difundidos en redes sociales y plataformas de trading, está claro que cualquier cambio en el tono del discurso de Jerome Powell —ya sea hacia una postura más agresiva o más cautelosa— podría generar reacciones amplias en el mercado. El pesimismo predominante respecto a los recortes de tasas tiene un fundamento sólido. Las presiones inflacionarias en Estados Unidos, a pesar de algunas señales de desaceleración, continúan siendo un tema central para la Fed.
La economía global no ha mostrado todavía una recuperación homogénea tras las disrupciones experimentadas en años recientes, y la política monetaria debe equilibrar la contención de la inflación con el riesgo de enfriar demasiado la economía. A nivel técnico, la acción del precio de Bitcoin también sugiere que el mercado descuenta una fase de consolidación. Aunque la resistencia en torno a los 98.000 dólares parece fuerte, el comportamiento del activo en las próximas sesiones podría definir si esta barrera será superada con firmeza o si el activo deberá regresar a niveles inferiores para estabilizar el movimiento. Es importante destacar que la presión sobre Bitcoin no solo proviene del entorno macroeconómico y las políticas de la Reserva Federal, sino también de la evolución de la adopción institucional y del sentimiento entre inversores minoristas.
Algunos grandes inversores han comenzado a tomar posiciones amplificadas, mientras que la base más amplia de traders y entusiastas permanece atenta a los desenlaces de estos eventos para definir su estrategia. En síntesis, la trayectoria de Bitcoin hacia los 98.000 dólares está estrechamente vinculada a la percepción que el mercado tiene sobre la política monetaria estadounidense para 2025, particularmente las expectativas sobre la posibilidad o no de recortes en las tasas de interés. El giro pesimista respecto a estos recortes genera un escenario donde la criptomoneda puede experimentar volatilidad significativa, tanto al alza como a la baja. Si la Fed decidiera flexibilizar su política antes de lo esperado, esto podría suponer un fuerte impulso para los activos de riesgo, incluyendo a Bitcoin, con saltos en el precio debido al incremento en la liquidez y la menor aversión al riesgo.
Por el contrario, un endurecimiento más prolongado o el mantenimiento estricto de las tasas actuales podría provocar correcciones y una mayor cautela en los mercados. Finalmente, más allá de los movimientos inmediatos, la actual coyuntura refuerza la característica de Bitcoin como un activo que no está aislado del contexto macroeconómico. Si bien su naturaleza descentralizada lo ha convertido en la piedra angular del ecosistema cripto, su comportamiento demuestra que es sensible a las dinámicas globales de riesgo, liquidez y política económica. Esto lo posiciona como un activo clave para observar en un entorno donde las decisiones de los bancos centrales seguirán marcando el rumbo para los mercados financieros en el futuro cercano.