El sector servicios en China, tradicionalmente un motor crucial para la economía del gigante asiático, ha experimentado un crecimiento notablemente desacelerado durante el mes de abril de 2025. Esto ha sido confirmado por la caída del índice de gestores de compras (PMI) del sector servicios según la encuesta privada Caixin/S&P Global, que descendió a 50.7, desde 51.9 en marzo, marcando así el nivel más bajo desde septiembre de 2024. Cabe destacar que un PMI por encima de 50 indica expansión, pero esta merma en la tasa refleja un enfriamiento preocupante del dinamismo del sector.
El dato del PMI privado se alinea con la encuesta oficial que también muestra un descenso en la actividad de servicios, situándose en 50.1, frente a 50.3 del mes previo. Este debilitamiento se atribuye principalmente a la incertidumbre y los efectos adversos originados por los aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos como parte de la prolongada guerra comercial entre ambas potencias. El impacto de estas tarifas no solo afecta directamente a la manufactura, sino que repercute en servicios relacionados, deteriorando así la confianza tanto entre las empresas como en los consumidores.
En un contexto donde alrededor del 48% de la fuerza laboral china presta servicios y este sector representa el 56.7% del producto interno bruto (PIB), cualquier ralentización tiene un alcance considerable sobre la economía nacional. A pesar del desempeño robusto del crecimiento económico reportado en el primer trimestre de 2025, robustecido por estímulos fiscales y monetarios del gobierno chino, persisten riesgos deflacionarios y una crisis prolongada en el mercado inmobiliario. La incertidumbre mundial vinculada a las tarifas y las tensiones comerciales ha mermado la demanda y frenado la expansión de nuevos pedidos dentro del sector servicios, cuyos niveles se ubicaron en el menor ritmo de crecimiento desde diciembre de 2022. Si bien algunos sectores lograron cierto repunte en pedidos de exportación debido a la recuperación del turismo, esta dinámica fue insuficiente para contrarrestar el ambiente general adverso impulsado por los aranceles.
Las entrevistas a proveedores de servicios han revelado interrupciones en la cadena de suministros y obstáculos para el comercio, vinculados a las medidas arancelarias estadounidenses. Estas dificultades no solamente repercuten en ingresos y operaciones, sino que también han inducido a las empresas a reducir empleos durante dos meses consecutivos para contener costos operativos, una señal clara de cautela ante la incertidumbre económica. La reducción de puestos de trabajo llevó a un aumento en el trabajo acumulado y pendientes, lo cual refleja presiones adicionales pero también oportunidades para la recuperación futura. A nivel de precios, las compañías del sector servicios han optado por ajustar sus tarifas a la baja para atraer clientes en un entorno donde los costos de insumos permanecen elevados. Esta situación es indicativa de la fragilidad de la demanda interna y la competencia creciente, con empresas jugando un papel clave en sostener la actividad económica frente a las dificultades externas.
La caída en el crecimiento del sector servicios también resulta en deterioro del sentimiento empresarial, que alcanzó en abril el ritmo de expansión más lento desde febrero de 2020, un dato relevante que da cuenta del impacto prolongado de las tensiones comerciales y los aranceles en la confianza de los actores económicos. Este clima ha sido destacado por expertos como Wang Zhe, economista senior de Caixin Insight Group, quien subraya que la incertidumbre sobre las perspectivas del mercado genera una atmósfera donde ni empresas ni consumidores están plenamente confiados, dificultando la recuperación y el impulso de la demanda interna. El gobierno chino, consciente de los desafíos que representa la guerra arancelaria, ha mostrado disposición para implementar políticas de apoyo a empresas y trabajadores afectados por las tarifas de triple dígito impuestas por Washington. El Politburó del Partido Comunista ha instado a prepararse para escenarios adversos y mitigar el impacto, señalando la necesidad de respuestas rápidas y bien coordinadas para preservar la estabilidad económica social. Sin embargo, la magnitud y la persistencia de estas medidas arancelarias sugieren que los efectos se seguirán manifestando en los próximos trimestres, con economistas de renombre advirtiendo que el crecimiento del segundo trimestre podría desacelerarse hasta un punto porcentual.
Este contexto pone en relieve el papel estratégico del sector servicios en la transformación y reequilibrio de la economía china. El desafío actual es doble: por un lado, sortear el impacto externo de un conflicto comercial creciente, y por otro, fortalecer la demanda interna, la innovación y la eficiencia para garantizar una senda de crecimiento sostenible. Las empresas más exportadoras y pequeñas, que suelen ser más vulnerables a cambios externos como los aranceles, están entre las más afectadas, enfatizando la necesidad de políticas específicas para proteger este segmento vital del mercado. La dinámica actual también ofrece insights sobre el comportamiento de otros sectores vinculados, donde el efecto dominó puede extender la volatilidad y la presión de costos. La interacción entre manufactura y servicios se hace patente en este escenario, así como la importancia del turismo, que muestra signos de recuperación parcial, multiplicando su rol en la mitigación de efectos negativos en la economía de servicios.
La disminución del índice compuesto general PMI Caixin, que se ubicó en 51.1 en abril comparado con 51.8 en marzo, refleja que la ralentización no es exclusiva del sector servicios sino que refleja un enfriamiento general en la actividad económica. En consecuencia, los índices de confianza y de producción se mantienen bajo observación crítica por parte de analistas e instituciones financieras globales. En un escenario global marcado por tensiones comerciales y ajustes en las políticas económicas de las grandes potencias, China enfrenta la encrucijada de mantener su crecimiento frente a obstáculos externos significativos.
El avance en la recuperación después del impacto de la pandemia y de otras crisis recientes podría verse comprometido si las barreras comerciales persisten o se intensifican. Por lo tanto, será crucial monitorear cómo evolucionan los indicadores macroeconómicos, la respuesta gubernamental y la adaptación del sector privado a este nuevo entorno más complejo. Medidas como estímulos selectivos, promoción de la innovación tecnológica, diversificación de mercados y fortalecimiento del consumo doméstico podrían convertirse en pilares esenciales para contrarrestar la persistente desaceleración y preservar la solidez de la economía china. En síntesis, el sector servicios, motor central de la economía china, enfrenta desafíos significativos en 2025. El impacto de los aranceles estadounidenses, combinado con riesgos internos como la deflación y la incertidumbre del mercado inmobiliario, genera un contexto de cautela y necesidad de ajustes estratégicos en políticas públicas y planes empresariales.
La evolución del PMI Caixin y otros indicadores económicos serán claves para evaluar la resiliencia y capacidad de adaptación del país ante una coyuntura global compleja y cargada de incertidumbre.