La industria automotriz estadounidense se encuentra en un punto crítico debido a las recientes políticas arancelarias implementadas por el gobierno de Estados Unidos, un escenario en el que Ford Motor Company se ha visto particularmente afectada. La empresa automotriz anunció la suspensión de su pronóstico anual debido a la incertidumbre generada por los aranceles sobre las importaciones procedentes de México y China. Esta situación representa un impacto significativo de aproximadamente 1.5 mil millones de dólares en sus ganancias ajustadas antes de intereses e impuestos (EBIT). El contexto alrededor de esta decisión radica en la administración de Donald Trump, que impuso una tarifa del 25% sobre ciertas importaciones automotrices, argumentando la necesidad de fortalecer la producción nacional y limitar la dependencia de vehículos extranjeros.
Sin embargo, para Ford, los costos adicionales derivados de estos aranceles están generando una presión financiera considerable, especialmente en un mercado ya competitivo y volátil. El CEO de Ford, Jim Farley, expresó su preocupación sobre cómo estas políticas afectan a la industria en general y resaltó que la incertidumbre aún prevalece respecto a las respuestas de sus competidores frente a los costos arancelarios. Farley destacó que las compañías con una mayor presencia manufacturera dentro de Estados Unidos tendrían una ventaja en este nuevo entorno económico, debido a que podrían evitar estos gastos extra asociados con las importaciones. Aunque la empresa logró mitigar parte del impacto utilizando soluciones logísticas, como el transporte a través de Canadá para evadir algunos aranceles, todavía enfrentan un aumento significativo en gastos que anticipan alcanzará un total de 2.5 mil millones de dólares para el año completo.
Entre las medidas aplicadas para reducir costos, Ford ha utilizado transportistas de bonos para trasladar vehículos desde México hasta Canadá, evitando así la aplicación directa de los aranceles estadounidenses en esta cadena logística. En cuanto a su desempeño financiero reciente, Ford reportó que su ingreso neto cayó drásticamente a 471 millones de dólares, comparado con los 1.3 mil millones registrados el año anterior. A pesar de esta caída, sus ingresos trimestrales alcanzaron 40.7 mil millones de dólares, superando las expectativas de aproximadamente 36 mil millones, un indicativo de que las ventas no se han desplomado completamente, en parte gracias a la demanda impulsada por consumidores que aceleraron la compra de vehículos ante el temor de futuros aumentos de precios derivados de los aranceles.
En febrero, Ford había proyectado ganancias antes de intereses e impuestos en un rango entre 7.0 y 8.5 mil millones de dólares para 2025, cifras que excluían el efecto de los aranceles. Sin embargo, debido a las circunstancias cambiantes y la continua incertidumbre en materia de políticas comerciales, la compañía decidió eliminar esta guía hasta poder evaluar con mayor claridad los efectos posteriores, incluyendo las posibles respuestas arancelarias retaliatorias por parte de otros países y la reacción del consumidor a los cambios de precio. A diferencia de General Motors, que recientemente actualizó sus pronósticos descontando los costos de los aranceles y pronosticando pérdidas significativas, Ford optó por mantener un perfil más cauteloso.
Esta estrategia refleja la complejidad del entorno actual, donde la volatilidad del mercado y el incierto panorama regulatorio dificultan realizar estimaciones precisas y confiables. Los aranceles no solo afectan a Ford sino que han tenido repercusiones amplias en la industria automotriz estadounidense, generando un impacto económico estimado en más de 100 mil millones de dólares para los fabricantes nacionales. También Stellantis, matriz de marcas como Jeep y Dodge, suspendió sus previsiones anuales debido a la misma incertidumbre en el ámbito comercial. Por otro lado, el gobierno federal implementó algunas medidas de alivio, como créditos y exenciones en ciertos casos, intentando reducir el peso de estos gastos en la economía. No obstante, para una empresa con una operación amplia y diversificada internacionalmente como Ford, estos beneficios solo han logrado atenuar parcialmente el impacto financiero.
La fluctuación en el mercado bursátil tras el anuncio de Ford fue inmediata, con una caída de las acciones en un 2.3% durante la negociación tras el cierre de la jornada regulatoria. Este tipo de reacciones refleja la sensibilidad que tienen los inversores ante noticias relacionadas con ingresos y costos futuros, especialmente cuando se trata de compañías con gran influencia en la economía estadounidense y empleos domésticos. En resumen, Ford enfrenta un desafío importante en su adaptación a las nuevas políticas arancelarias. La empresa deberá continuar evaluando y ajustando su estrategia comercial y operativa para proteger su rentabilidad y mantener su competitividad en un sector sumamente dinámico.