La presidencia de Donald Trump está considerada como un punto de inflexión en la política criptográfica de Estados Unidos. Desde su llegada al poder en 2016 hasta 2020, la administración Trump tomó decisiones que no solo impactaron al mercado de criptomonedas, sino que también establecieron las bases para cómo Estados Unidos abordaría la regulación e integración de este nuevo tipo de activos en el futuro. En este artículo, exploraremos los eventos clave y las decisiones de políticas que definieron este período crucial para las criptomonedas en el país. Durante los años posteriores a la elección de Trump, se observó un crecimiento exponencial del interés por las criptomonedas. Desde Bitcoin y Ethereum hasta nuevos tokens emergentes, muchas personas comenzaron a ver las criptomonedas como una alternativa a las inversiones tradicionales y una oportunidad para expandir su portafolio.
Sin embargo, este crecimiento trajo consigo incertidumbres y desafíos regulatorios que la administración Trump tuvo que enfrentar. Uno de los momentos más destacados de la política criptográfica durante el mandato de Trump fue la creación de un enfoque más abierto hacia la innovación tecnológica. En 2019, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) bajo la administración de Trump adoptó una postura más amigable hacia ciertos tipos de ofertas iniciales de monedas (ICO).
Esto fue un cambio significativo, ya que antes de esto, muchos ICOs habían enfrentado un escrutinio severo y regulaciones estrictas. Este cambio en la política ayudó a las startups de criptomonedas a obtener capital más fácilmente y fomentó la innovación dentro del espacio. Además, la administración Trump fue testigo de una mayor participación de las instituciones financieras en el ecosistema de criptomonedas. Empresas bancarias y fondos de inversión comenzaron a explorar la posibilidad de incluir criptomonedas en sus portafolios. En 2020, el banco de inversión Goldman Sachs comenzaron a ofrecer servicios relacionados con Bitcoin, lo que representó un cambio significativo en la aceptación de criptomonedas por parte de instituciones tradicionales.
Esto no solo validó el potencial de las criptomonedas, sino que también fomentó su adopción en mercados más amplios. Sin embargo, no todo fue positivo durante la presidencia de Trump. Las críticas hacia el uso de criptomonedas también se intensificaron. Con el aumento de las criptomonedas, también se vio un incremento en la actividad delictiva, incluyendo el lavado de dinero y las estafas. Esto llevó a que algunas voces dentro de la administración abogaran por regulaciones más estrictas.
En particular, el exsecretario del Tesoro, Steven Mnuchin, expresó en múltiples ocasiones la necesidad de una mayor supervisión sobre el uso de criptomonedas para prevenir el financiamiento del terrorismo y otras actividades ilícitas. Otro tema controvertido fue la propuesta de Trump de regular las criptomonedas en un esfuerzo por combatir el fraude y proteger a los consumidores. Esta propuesta generó un intenso debate entre los defensores de las criptomonedas, quienes argumentaron que demasiada regulación podría sofocar la innovación, y los reguladores que abogaban por un mayor control del mercado. Esta tensión entre el deseo de innovación y la necesidad de regulación se convirtió en un elemento central de la política criptográfica durante su mandato. A pesar de las dificultades, el legado de la administración de Trump en la política de criptomonedas sentó las bases para el futuro.
Muchas de las decisiones políticas tomadas durante este tiempo influyeron en la manera en que la siguiente administración abordaría la regulación de criptomonedas. Con la llegada de Joe Biden a la presidencia, el enfoque hacia las criptomonedas ha continuado evolucionando, adoptando una combinación de medidas regulatorias y un impulso para fomentar la innovación. En este contexto, es crucial señalar que la política criptográfica no es estática y continuará adaptándose a medida que el mercado evolucione. Las criptomonedas han demostrado ser resistentes y han encontrado formas de adaptarse a desafíos regulatorios. A medida que más empresas y consumidores adoptan la tecnología blockchain, es probable que el enfoque regulatorio siga cambiando.