A medida que nos acercamos a las elecciones del 5 de noviembre, el ambiente político en Estados Unidos se intensifica cada día más. Desde debates cruciales hasta rondas de financiamiento inesperadas, la contienda presidencial entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump ha capturado la atención de la nación. A continuación, exploraremos algunos de los aspectos clave que estamos siguiendo mientras nos dirigimos hacia este día electoral que promete ser uno de los más significativos en la historia reciente del país. Una de las cuestiones más notorias ha sido la dinámica del financiamiento de las campañas. Desde que Harris asumió el liderazgo del boleto demócrata, se ha observado un cambio significativo en la recaudación de fondos.
Según los informes financieros recientes, en julio, la vicepresidenta logró recaudar aproximadamente 202,3 millones de dólares de donantes individuales, superando ampliamente a Trump por 156,1 millones de dólares. Harris multiplicó sus gastos: 79,2 millones de dólares frente a los 24 millones del exmandatario. Este ascenso en los fondos de campaña no solo refleja un respaldo sólido entre los donantes demócratas, sino que también subraya la capacidad de Harris para atraer a una amplia base de apoyo, algo que se vio reforzado tras el debate presidencial celebrado el 10 de septiembre. Aún no se conocen los totales de financiamiento de septiembre, pero la actividad de recaudación de fondos en las horas siguientes al debate sugiere un impulso significativo para la campaña de Harris. Un factor que ha contribuido a este crecimiento es la reciente promoción de la icónica cantante Taylor Swift, quien, después del debate, instó a sus 280 millones de seguidores en Instagram a votar por la vicepresidenta.
Este tipo de apoyo a menudo se traduce en un incremento en las donaciones, particularmente entre los votantes más jóvenes, quienes sienten una conexión con figuras de la cultura pop. Por otro lado, no se puede ignorar el respaldo financiero que Trump ha recibido por parte de grupos externos. Hasta la fecha, estos grupos han invertido alrededor de 1,7 mil millones de dólares en las elecciones federales de 2024, casi el doble de lo que se gastó en similares ciclos electorales anteriores. Entre estos, el super PAC Make America Great Again Inc., que ha gastado más de 211 millones de dólares, se ha erigido como un gigante en la escena de financiamiento, dedicando casi la mitad de su presupuesto a desafiar a Harris y su campaña.
La presión sobre Trump y su campaña es palpable, especialmente dado que su capacidad de atraer nuevos donantes ha disminuido en los últimos meses. Con el reloj corriendo hacia el día de las elecciones, se ha informado que el exmandatario ha delegado gran parte de su estrategia de campaña a grupos externos, como Turning Point Action y la coalición Faith & Freedom, organizaciones que han mostrado un compromiso firme en ayudar a Trump a movilizar a sus bases. Mientras tanto, las elecciones al Congreso también están recibiendo una lluvia de fondos. En 34 distritos, los grupos externos han superado en gasto a los propios candidatos, destacando la importancia de estas elecciones no solo para la presidencia, sino también en la lucha por el control del Congreso. El super PAC Americans for Prosperity Action, vinculado al magnate Charles Koch, ha sido uno de los principales contribuyentes al esfuerzo por mantener la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
Además, otro grupo destacado es Fairshake, un PAC establecido recientemente para defender a candidatos que son afines a la industria de las criptomonedas. Este PAC y sus grupos afines han puesto a disposición más de 90 millones de dólares en el ciclo electoral de 2024, superando a otros grupos enfocados en industrias específicas, mostrando cómo el dinero en política a menudo fluye hacia áreas de creciente interés y demanda pública. En cuanto a la publicidad electoral, se ha reportado más de 5 millones de dólares en comunicaciones de este tipo hasta el 19 de septiembre. Las comunicaciones electorales abarcan anuncios de televisión y radio que mencionan a los candidatos, pero que evitan expresar una postura directa sobre el resultado electoral. Aunque esta cifra puede parecer modesta en comparación con el total de gastos de campaña, ofrece una visión del esfuerzo realizado por diversos grupos para influir en la opinión pública de maneras menos directas pero igualmente efectivas.
Cabe mencionar que las reglas de divulgación que rigen estas comunicaciones solo se aplican a los anuncios de televisión y radio. Mucho del gasto adicional se dirige a anuncios en línea que promueven o atacan a los candidatos sin una clara advocación a favor o en contra, permitiendo a los grupos de "dinero oscuro" continuar invirtiendo en sus campañas mientras el público permanece en la oscuridad sobre quienes financian esos esfuerzos. Mientras nos dirigimos hacia el día D, todos estos elementos varían y se entrelazan en un complejo entramado que afecta tanto a los votantes como a los candidatos. Las elecciones que se avecinan no solo decidirán quién ocupará la Casa Blanca, sino que también influirán en el futuro del Congreso y, por ende, en la dirección política que tomará el país en los próximos años. Es evidente que el clima político de este ciclo electoral ha superado a sus predecesores, en gran parte gracias a la creciente influencia del dinero en la política.
La combinación de una vicepresidenta que ha mostrado un gran ímpetu en la recaudación de fondos, un expresidente que se apoya en grupos externos para sumar recursos y una serie de elecciones cruciales para el control del Congreso hacen que los próximos días sean vitales para el futuro político de Estados Unidos. A medida que nos acercamos a noviembre, la expectativa y la tensión seguirán aumentando, mientras los votantes sopesan sus opciones y se preparan para decidir el rumbo que tomarán.