En una reciente decisión judicial que ha captado la atención de los medios de comunicación y del público en general, la policía del Reino Unido ha obtenido la aprobación para confiscar más de 2 millones de libras esterlinas de Andrew Tate, un influyente controvertido conocido por sus comentarios provocativos y su estilo de vida extravagante. La Corte Magistral de Westminster dictó sentencia a favor de la Policía de Devon y Cornualles en un caso que ha sido considerado un hito en la lucha contra la evasión fiscal. Andrew Tate, un ex kickboxer convertido en empresario y figura mediática, ha sido objeto de controversia a lo largo de su carrera. Con múltiples cuentas en redes sociales, ha utilizado su plataforma para difundir mensajes polémicos, a menudo relacionados con las relaciones entre hombres y mujeres, así como por su abierta aversión hacia las estructuras de poder convencionales. Sin embargo, esta vez, la ley lo ha alcanzado de manera contundente.
El juicio que resultó en la confiscación de los activos se centró en el alegato de que Tate y su hermano, Tristan, han evadido impuestos sobre ingresos considerables generados a través de diversas empresas en línea, incluyendo su academia en línea "Hustlers' University" y la plataforma "War Room". Desde 2014 hasta 2022, se alega que los hermanos Tate no pagaron un solo céntimo de impuestos sobre unos ingresos que ascienden a 21 millones de libras esterlinas. La fiscalía presentó pruebas en forma de declaraciones de Tate hechas en línea, en las que afirmaba abiertamente su rechazo a pagar impuestos durante su estancia en Inglaterra. Durante la audiencia, la abogada Sarah Clarke, en representación de la policía, describió a los hermanos como "evasores fiscales y de IVA en serie". A pesar de sus declaraciones, en las que Tate se ufanaba de su estrategia de ignorar las reclamaciones fiscales bajo la suposición de que eventualmente cesarían, la corte encontró pruebas contundentes que sustentan el caso de la fiscalía.
La paralización de sus cuentas bancarias, que, según reports, han estado congeladas durante más de dos años, ha sido un impedimento significativo para los hermanos, quienes argumentan que las transferencias bancarias realizadas son prácticas comunes en el ámbito de los negocios en línea. Una parte del dinero en disputa también incluye criptomonedas almacenadas en una cuenta a nombre de una mujer identificada solo como "J". Según informes, Tate transfirió casi 12 millones de dólares a esta cuenta, a pesar de que ella no desempeñaba ningún papel en la gestión de sus negocios. Este tipo de maniobras ha llevado a la fiscalía a sospechar que Tate intentaba ocultar activos, una práctica que podría resultar en cargos adicionales si se demuestra intencionalidad en la evasión fiscal. Tate no tardó en manifestar su frustración ante la decisión judicial.
En un comunicado post-juicio, declaró que lo que estaba ocurriendo era una represalia coordinada por parte de las autoridades contra quienes él considera que desafían el sistema. En su propia retórica, argumentó que la congelación de sus cuentas y la eventual confiscación de sus activos son tácticas empleadas para silenciar a quienes critican las estructuras tradicionales de poder, que Tate a menudo se refiere como "la matriz". Sin embargo, la situación legal de Andrew Tate no se limita solamente a este caso de confiscación de activos. En Rumanía, enfrenta una serie de graves acusaciones, incluyendo la formación de una organización criminal dedicada al tráfico de personas y una causa separada por delitos de agresión sexual. La policía de Bedfordshire ha emitido una orden de arresto internacional en su contra, que podría complicar aún más su situación legal en el Reino Unido.
La imagen pública de Tate ha sido un tema de debate contundente, especialmente por su influencia sobre una audiencia predominantemente masculina en las redes sociales. Tras la controversia que lo rodea, varios medios de comunicación y plataformas en línea han tomado medidas drásticas; TikTok, YouTube y Facebook, por ejemplo, han prohibido su acceso debido a la naturaleza de sus comentarios, que muchos consideran misóginos y dañinos. No obstante, a pesar de estas restricciones, sigue manteniendo una base de seguidores considerable en Twitter, donde sus publicaciones continúan generando discusión y polarización. El fenómeno Tate ha planteado preguntas sobre la responsabilidad de las plataformas de redes sociales en la regulación del contenido y la influencia que figuras como él pueden ejercer sobre sus seguidores. Si bien muchos de sus detractores lo califican como un provocador que difunde mensajes tóxicos, otros le ven como un símbolo de la resistencia contra lo que él califica de "politically correct", abogando por una forma de pensar que muchos consideran ultraconservadora e inapropiada.