El comportamiento de los mercados financieros a lo largo de la historia nos ofrece valiosas lecciones, especialmente cuando enfrentan períodos de fuerte volatilidad e incertidumbre como la reciente caída provocada por la tensión en torno a los aranceles comerciales. El análisis de un siglo completo de caídas bursátiles permite contextualizar y comprender mejor el impresionante repunte del índice S&P 500 que ha surgido tras el denominado “Crash de los Aranceles”. Esta etapa, que se extendió desde finales de febrero hasta principios de abril, se caracterizó por un desplome cercano al 20% que generó temor entre los inversores ante la posibilidad de una recesión económica en Estados Unidos, producto de la guerra comercial internacional y las políticas proteccionistas adoptadas. Sin embargo, el repunte posterior y la resiliencia demostrada por la bolsa norteamericana han despertado nuevas interpretaciones y optimismo dentro del mercado. Estrategas de BNP Paribas realizaron un exhaustivo estudio que abarcó las caídas del mercado de valores durante los últimos 100 años, categorizándolas en períodos recesivos y no recesivos para comparar sus características y duración.
Este análisis revela que los episodios de caída que no van de la mano con una contracción económica profunda pueden ser intensos y volátiles, pero generalmente son de corta duración y permiten un rápido rebote del mercado. La reciente caída del S&P 500 se sostiene dentro del patrón de estos desplomes no recesivos, lo que ayuda a explicar por qué los índices como el Dow Jones y el Nasdaq han podido recuperar terreno tan rápidamente, incluso cuando los indicadores económicos sugerían un descenso del producto interno bruto en el primer trimestre. Además, las buenas noticias en materia laboral, con una creación de empleos superior a lo esperado y una tasa de desempleo estable en torno al 4,2%, han contribuido a fortalecer la confianza de los inversores. Otro factor que ha calmar la inquietud del mercado es la señal proveniente de Beijing sobre la posible reanudación de las negociaciones comerciales con Estados Unidos. La expectativa de un acercamiento en las relaciones comerciales entre las dos potencias ha sido recibida con optimismo, aliviando en parte la presión que ejercían los aranceles y los anuncios de medidas proteccionistas.
Históricamente, los mercados han mostrado una capacidad notable para adaptarse a estas situaciones. Cada caída bursátil es única debido a la combinación específica de causas y contextos económicos, pero el patrón general indica que cuando la caída ocurre en ausencia de una recesión severa, la recuperación suele ser más rápida y menos dolorosa para los inversores. De hecho, durante las caídas derivadas de crisis puramente financieras o geopolíticas, pero sin colapsos económicos profundos, la volatilidad aumenta considerablemente, pero el mercado tiende a corregir y a recuperar niveles en cuestión de semanas o pocos meses, a diferencia de los desplomes acompañados por recesiones, donde la caída puede durar años y provocar pérdidas severas. Observando los datos históricos, los estrategas de BNP Paribas destacaron que la magnitud del “Crash de los Aranceles” fue significativa, pero no inesperada ni anómala en un contexto no recesivo. Esto implica que los inversores, y por ende los mercados, están aprendiendo a distinguir entre una crisis puntual que afecta la confianza y la liquidez, y una que representa problemas estructurales profundos en la economía.
Es relevante también cómo el cambio en las expectativas juega un papel esencial en el comportamiento bursátil. El hecho de que los rendimientos en los bonos del Tesoro estadounidense hayan subido tras la fuerte bajada inicial refleja un ajuste en la percepción sobre el rumbo económico, donde los inversores comienzan a anticipar un crecimiento más estable y menos problemas inflacionarios de los temidos. El componente psicológico y la gestión informada del riesgo siguen siendo factores críticos en estos tiempos convulsos. La agilidad del mercado para interpretar señales económicas y políticas, así como para responder rápidamente a la evolución de las negociaciones internacionales, crea un escenario dinámico donde las oportunidades y los riesgos coexisten de manera constante. La importancia de contar con herramientas de análisis histórico para evaluar el estado del mercado aumenta, ya que permite a los inversionistas enfocar sus decisiones en tendencias más amplias y en el aprendizaje acumulado a través de episodios similares en el pasado.
En síntesis, la experiencia de 100 años de caídas bursátiles nos enseña que, aun frente a shocks comerciales fuertes y repentinos como el aumento de aranceles, el S&P 500 tiene la capacidad de recuperarse notablemente siempre que el entorno macroeconómico no evolucione hacia una crisis profunda. La reciente recuperación del índice constituye un ejemplo tangible de esta resiliencia, apoyada además por datos macroeconómicos firmes y señales positivas en las relaciones comerciales internacionales. Para los inversores, entender estas dinámicas representa una ventaja estratégica importante que los prepara mejor para navegar en un mercado global cada vez más interconectado y sensible a la política comercial. En definitiva, la historia es una guía crucial para mitigar el temor, interpretar las fluctuaciones y anticipar los movimientos futuros de los mercados financieros a nivel mundial.