Título: Todo lo que Nunca Quisiste Saber sobre los Relojes de Trump En el vertiginoso mundo del mercadeo que rodea a Donald Trump, la última novedad no es otra cosa que una línea de relojes. Sí, has leído bien. Tras haber incursionado en la venta de diplomas, vodka, steaks, agua, zapatillas, monedas y NFT, Trump ha decidido aventurarse en el negocio de los relojes. Pero más allá de un simple lanzamiento de producto, este movimiento despierta una serie de preguntas intrigantes sobre la calidad, el valor real y la estrategia del antiguo presidente. La propuesta de Trump consiste en dos modelos de relojes, cada uno disponible en tres colores distintos, con precios que oscilan entre $499 y $100,000.
A primera vista, la disparidad en precios deja a muchos perplejos. ¿Qué hace que un reloj cueste tan poco como $499 mientras que otro se alza a la exorbitante cifra de $100,000? Para entender esto, es esencial adentrarnos en los detalles de cada modelo. El modelo más económico es un reloj de buceo con dial rojo, que presenta un movimiento automático de origen no especificado, aparentemente fabricado en China. Con un cristal mineral y un bisel de aluminio, este reloj no parece ofrecer ninguna función excepcional, a lo que se suma el hecho de que el cierre carece de micro-ajustes. La realidad es que, analizando el costo de producción, se estima que construir este reloj costaría alrededor de $60.
Pero Trump lo vende por $499, lo que plantea un amplio margen de lucro. Por otro lado, el reloj más llamativo de esta colección es el denominado "Victory". Con un precio inicial de $100,000, este modelo presenta una caja y una pulsera de oro sólido. Trump afirma que cada reloj tiene 200 gramos de oro de 18 quilates, cuyo costo en precios de mercado se sitúa cerca de los $13,000. Sin embargo, esto no es más que el costo de los materiales, ya que el movimiento del tourbillon que alberga no parece ser particularmente único o exclusivo, encontrándose en productos de alta gama que rondan los $3,000.
El aspecto más llamativo de estos relojes es, sin duda, el escaso valor intrínseco en comparación con su precio de venta. Un reloj Rolex Submariner, que se ofrece a un precio de $40,600, proporciona un movimiento interno de alta calidad y una construcción muy superior. En efecto, el reloj “Victory” no solo costaría menos de $20,000 en producción, sino que se presenta con la advertencia de que no debe mojarse. Según la página web de Trump, estos relojes “no están destinados para la exposición al agua”, lo cual resulta irónico en comparación con la robustez de otras marcas de lujo. La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué un hombre que se autodenomina multimillonario se embarca en un proyecto que parece una estafa? Trump ha limitado la producción de los relojes “Victory” a solo 147 piezas por color, lo que implica que correspondería a un total de 441 relojes.
Suponiendo que logre venderlos todos, estaría mirando ingresos de $44 millones. Aunque él licenció su imagen y semejanza a la empresa que comercializa estos relojes, lo que se desconoce es qué porcentaje de estas ganancias recibe. Sin embargo, si no consigue al menos un 75%, podría encontrarse en una situación poco favorable. Tal como sucedió con otros de sus productos, la esencia de esta nueva línea de relojes es la explotación de su imagen y la habilidad para atraer a aquellos dispuestos a pagar sumas astronómicas por un artículo de colección que, en el fondo, mantiene un valor mucho menor. Aunque algunos podrían ver esto como una estrategia comercial válida, otros lo consideran un simple ardid.
No obstante, el lanzamiento de los relojes de Trump no es un movimiento inesperado. En 2005, ya intentó entrar en el mercado relojero con los “Relojes Trump 1.0” que se vendieron a través de Macy's con precios que rondaban los $300. A medida que sus seguidores se han vuelto más fervorosos, la demanda por sus productos ha crecido, lo que lo ha llevado a capitalizar su marca de manera más agresiva. Cabe mencionar que el propio Trump usa relojes de alta gama, como un Patek Philippe Golden Ellipse y un Rolex President Day-Date.
Sin embargo, es poco probable que se le vea luciendo uno de sus propios relojes, que a todas luces están más orientados al “fan-service” que a la calidad. La existencia de estos relojes plantea una serie de contradicciones. Trump ha retratado la economía estadounidense como un lugar de crisis en sus discursos recientes. Sin embargo, su incursión en el mercado de relojes de lujo parece contradictoria, dado que estaba vendiendo la idea de que el pueblo estaba sufriendo a causa de decisiones políticas. Esta dualidad refleja una falta de coherencia que podría confundir incluso a sus seguidores más leales.
La noticia también evoca comentarios de figuras políticas como Marco Rubio, quien insinuó que si Trump no hubiera heredado millones, podría estar vendiendo relojes en Manhattan. Esta observación pone en relieve el tema de los privilegios y cómo las oportunidades de negocio de Trump han sido facilitadas por su situación financiera previa. Mientras que algunos ven en este nuevo emprendimiento un intento de Trump por diversificarse y mantenerse relevante, otros lo consideran simplemente la última maniobra en su largo historial de marketing de productos de dudosa calidad. Con un historial que ya incluye productos que van desde steaks hasta NFT, los relojes parecen ser el último eslabón de una cadena de intentos por obtener beneficios económicos a través de su imagen pública. En conclusión, los relojes de Trump no son solo un producto, sino un símbolo de la compleja y a menudo contradictoria relación que tiene el ex presidente con su propia imagen y el mercado.
Ya sea que se considere una astuta estrategia de negocio o un simple engaño, lo cierto es que, en el ecosistema de marketing de Trump, el espectáculo siempre es garantizado y la controversia casi inevitable. En última instancia, el reloj que uno elija usar puede ser más que una cuestión de tiempo; puede ser una declaración de lealtad, estatus o, posiblemente, de identidad.