En los últimos años, el mundo financiero ha sido testigo de una revolución silenciosa pero significativa con la aparición y consolidación de las stablecoins. Estas criptomonedas vinculadas al valor del dólar estadounidense han evolucionado de simples instrumentos digitales a catalizadores potenciales de transformaciones fundamentales en el sistema financiero de Estados Unidos. Recientemente, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos emitió un informe que subraya la creciente influencia del mercado de stablecoins y su impacto inminente sobre la banca tradicional y la hegemonía del dólar en la economía global. Las stablecoins, diseñadas para mantener una paridad constante con una moneda fiduciaria, principalmente el dólar estadounidense, han alcanzado una capitalización de mercado de aproximadamente 240 mil millones de dólares, con un crecimiento del 2% únicamente en el mes de abril. Las proyecciones del Tesoro señalan que esta cifra podría escalar hasta los 2 billones de dólares para el año 2028, reflejando una aceleración en la adopción e integración de estos activos digitales en el ecosistema financiero.
El informe titulado "Dinero Digital", emitido el 30 de abril, pone especial énfasis en las implicaciones que las stablecoins con rendimiento (o yield-bearing stablecoins) podrían tener para las instituciones financieras tradicionales. Estos tipos de stablecoins ofrecen intereses o recompensas a sus tenedores, lo que podría atraer depósitos que normalmente estarían en cuentas bancarias tradicionales, subvirtiendo las dinámicas actuales de captación de fondos en el sector bancario. En este contexto, el Tesoro analiza cómo la competencia por depósitos podría intensificarse, presionando a los bancos a ofrecer tasas de interés más atractivas o a buscar fuentes de financiamiento alternativas para mantener su liquidez y solvencia. Además de las stablecoins con rendimiento, el informe también señala la creciente importancia de los fondos monetarios tokenizados (MMFs, por sus siglas en inglés), que podrían cambiar la forma en que los inversionistas y consumidores manejan sus activos y liquidez. La tokenización permite la fraccionabilidad, mayor accesibilidad y potencialmente mayor transparencia en estos productos financieros, lo que les conferiría una ventaja competitiva frente a sus contrapartes tradicionales.
Una preocupación central radica en el posible desplazamiento o rotación de depósitos bancarios hacia stablecoins, especialmente si estas últimas amplían sus funcionalidades y ofrecen productos más competitivos en términos de facilidad de uso y rendimiento. La capacidad de las stablecoins para integrarse con plataformas digitales, ofrecer transacciones rápidas y ser accesibles globalmente las convierte en una amenaza latente para la estabilidad y el modelo de negocio de las instituciones bancarias tradicionales. Sin embargo, el crecimiento desmedido y la adopción masiva de stablecoins no dependen únicamente de su atractivo comercial, sino también del marco regulatorio que se implemente en los próximos meses. La legislación en curso en el Congreso de Estados Unidos, como el GENIUS Act y el STABLE Act, busca establecer normas claras para la emisión, supervisión y uso de stablecoins dentro del territorio estadounidense. El informe del Tesoro se enfoca en el GENIUS Act, el cual fue enmendado para excluir específicamente a las stablecoins con rendimiento de la definición de "stablecoins de pago", lo que significa que estas podrían quedar fuera del alcance directo de ciertas regulaciones propuestas.
Mientras que ambos proyectos de ley han avanzado en sus respectivos comités en el Senado y la Cámara de Representantes, las diferencias en su tratamiento hacia las stablecoins con intereses son notorias y podrían determinar el rumbo del mercado. En especial, el Senado ha mostrado interés en acelerar la votación del GENIUS Act, con la expectativa de someter el proyecto a votación antes del feriado de Memorial Day, el 26 de mayo. Otro aspecto destacado en el reporte es que, aunque la demanda de stablecoins podría no afectar significativamente la oferta monetaria estadounidense en términos netos, la facilidad de acceso y la solidez percibida del dólar estadounidense podrían atraer liquidez que actualmente se mantiene en otras divisas o mercados. Esto reforzaría la posición del dólar como moneda dominante a nivel global, mediante un canal digital y moderno que se adapta a las necesidades contemporáneas de transacciones y almacenamiento de valor. La emergencia de las stablecoins también plantea interrogantes sobre la protección al consumidor, la prevención de fraudes y el riesgo sistémico.
Dado que muchas de estas monedas digitales operan en redes descentralizadas o bajo estructuras corporativas distintas a los bancos tradicionales, las autoridades deben diseñar supervisiones efectivas que equilibren la innovación con la seguridad financiera. Por otro lado, la interacción de stablecoins con sectores emergentes como las finanzas descentralizadas (DeFi), las criptomonedas y el ecosistema Web3 amplía sus posibles usos y adopción. La interoperabilidad, junto con el desarrollo de contratos inteligentes y aplicaciones basadas en blockchain, posiciona a las stablecoins como un componente clave para la evolución futura de las finanzas, tanto para consumidores individuales como para grandes instituciones. Frente a este panorama, es fundamental que los reguladores, legisladores y actores financieros mantengan un diálogo abierto y constructivo para adaptar las normativas a las realidades de un mundo digitalizado y globalizado. Adoptar un enfoque integral y flexible permitirá aprovechar las oportunidades que brindan las stablecoins, minimizando riesgos y promoviendo un sistema financiero inclusivo, eficiente y seguro.