El entorno económico global se encuentra en un estado de incertidumbre creciente debido a las medidas arancelarias impuestas por la administración estadounidense, lo que generó profundas inquietudes durante la reciente conferencia Milken Institute Global 2025 celebrada en Beverly Hills. Esta reunión de alto perfil reunió a ejecutivos de Wall Street, inversionistas y banqueros que, a pesar de demostrar una postura serena, expresaron preocupación por los riesgos que estas tarifas podrían ocasionar en la economía estadounidense e internacional. Desde la llegada del expresidente Donald Trump a la Casa Blanca, su política comercial basada en el aumento agresivo de tarifas a importaciones clave ha provocado una reevaluación constante de las estrategias de inversión y ha impactado la percepción de riesgo en los mercados financieros. Estas medidas han causado, además, episodios de venta rápida y volátil en las bolsas de valores, afectando la confianza de los inversionistas y generando una huida hacia activos considerados más seguros. No obstante, a pesar del contexto adverso, muchos de los participantes en la conferencia resaltaron la enorme profundidad y liquidez de los mercados de capital estadounidenses, así como la relevancia del tamaño del mercado interno, factores que continúan respaldando una visión relativamente optimista a largo plazo.
La fortaleza inherente del sistema financiero de Estados Unidos y su rol preponderante como receptor global de inversiones extranjeras permanecen como elementos esenciales para equilibrar las incertidumbres presentes. Harvey Schwartz, CEO de la firma global Carlyle, destacó que aunque se vive un periodo de incertidumbre y cautela debido a las políticas comerciales, el apetito por oportunidades no desaparece. Subrayó que, aunque el “premio por riesgo” se ha elevado, las compañías y fondos de inversión siguen activamente explorando nuevas posibilidades para capitalizar movimientos en el mercado. Un aspecto crucial que emergió en Milken fue el temor a una posible recesión global en 2025, un pronóstico compartido por la mayoría de los economistas consultados en encuestas recientes. Más de un 90% de ellos coincidió en que las tarifas han dañado la confianza empresarial, una perspectiva que contrasta con las expectativas de crecimiento robusto proyectadas apenas meses atrás.
Este cambio refleja cómo las decisiones comerciales no solo afectan el comercio internacional, sino que también tienen repercusiones directas en la salud económica global y las decisiones de inversión. A pesar ello, ciertos indicios expresados en la conferencia han generado renovadas esperanzas sobre una posible suavización en la postura arancelaria adoptada por la administración estadounidense. Comentarios recientes tanto del exmandatario Trump como del Secretario del Tesoro, Scott Bessent, fueron interpretados como intentos de mitigar el impacto negativo y estabilizar la confianza de los mercados. Bessent apuntó a que, a largo plazo, las políticas de la administración apuntan a consolidar a Estados Unidos como el epicentro del capital global, y resaltó que apostar en contra de la economía norteamericana sigue siendo un error histórico. Este enfoque consideró las tres grandes patas del programa económico impulsado: el comercio, los recortes fiscales y la desregulación.
Estas medidas no son vistas como elementos aislados sino como partes interconectadas de un motor diseñado para incentivar la inversión contínua y sostenida dentro del país. Mientras tanto, los inversionistas, enfrentados a una alianza de factores tales como la volatilidad, la indefinición en las políticas comerciales y la amenaza persistente de una guerra comercial prolongada, adoptan estrategias más prudentes y adoptan diversas formas de cobertura para proteger sus carteras frente a un posible estancamiento económico. El mercado de valores estadounidense ha reflejado esta tormenta de emociones: altibajos abruptos y movimientos de capital en búsqueda de refugios menos expuestos a la volatilidad. Empresas líderes en sectores clave han reportado ajustes en sus planes de inversión y expansión, lo que se traduce en un menor dinamismo económico en ciertos sectores. Sin embargo, el ambiente en la Milken Institute Global Conference fue de conciliación y optimismo controlado.
Los líderes empresariales reconocen la capacidad de recuperación y adaptación del mercado estadounidense, y aunque precavidos, apuestan por la innovación, la diversificación y el interés constante en detectar sectores emergentes con potencial para crecer en un escenario de relaciones comerciales cambiantes. Otro punto fuerte que se abordó fue la importancia de la cooperación internacional y el diálogo para evitar un deterioro más profundo en las cadenas globales de suministro y comercio. Las empresas multinacionales enfrentan retos significativos para equilibrar costos, regulaciones y nuevos aranceles, por lo que buscan diseñar estrategias que les permitan mantenerse competitivas sin sacrificar la eficiencia. A nivel macroeconómico, la expectativa es que una posible pausa o reducción en las tensiones arancelarias podría reactivar el flujo de inversiones y atenuar los riesgos de una recesión en Estados Unidos y demás economías interconectadas. Se espera que la política comercial se transforme en un tema de consenso que privilegie la estabilidad y el crecimiento integrador.