En un mundo cada vez más digital, las estafas de phishing se han convertido en una amenaza constante para personas de todas las edades, especialmente para los adultos mayores. La reciente experiencia de una mujer de Tampa de 83 años, quien perdió 4,500 dólares tras caer en una estafa que simulaba ser un aviso de peaje impago, pone en evidencia la sofisticación y el peligro de estas maniobras fraudulentas. Su caso no solo revela cómo los estafadores explotan la confianza y la urgencia para engañar a sus víctimas, sino que también resalta la importancia de estar alerta y contar con estrategias para evitar caer en la misma trampa. El modus operandi de estas estafas suele involucrar la recepción de un mensaje de texto falso que aparenta provenir de entidades oficiales relacionadas con peajes, como los sistemas estatales de cobro. En el caso de esta mujer, el mensaje indicaba que debía pagar una pequeña cantidad por un peaje que supuestamente no había cubierto.
La amenaza de consecuencias severas, como la inclusión en informes crediticios negativos o la suspensión del registro vehicular, busca generar un sentido de urgencia que impulse al receptor a actuar de inmediato. El enlace proporcionado en el texto dirigía a una página falsa que, visualmente, imitaba el sitio web oficial del sistema de peajes. La víctima, sin sospechar el engaño, ingresó los datos de su tarjeta de débito en el portal fraudulento. Esto permitió a los estafadores realizar múltiples cargos no autorizados en los días siguientes, acumulando un total cercano a los 4,500 dólares. Lo preocupante de estas acciones es que el daño económico va mucho más allá del monto inicial, pues también implica la posible exposición de información personal que podría emplearse en otros fraudes.
A nivel nacional, este tipo de estafas ha experimentado un alarmante aumento. Según datos proporcionados por la Comisión Federal de Comercio (FTC), las pérdidas por fraudes derivados de mensajes de texto fraudulentos alcanzaron los 470 millones de dólares en 2024, cifra que quintuplica la registrada en 2020. Este incremento pone en paralelo con la sofisticación de las tácticas empleadas por los delincuentes, que se adaptan constantemente para generar mensajes más creíbles y convincentes. Los adultos mayores son especialmente vulnerables a este tipo de ataques. Investigaciones de organizaciones como AARP evidencian que las personas en sus setentas suelen sufrir pérdidas medianas mucho más altas que los jóvenes.
Esto se explica en parte por la menor familiaridad con las tecnologías actuales y una mayor confianza en la comunicación que aparenta ser oficial. Para protegerse de estas amenazas, es fundamental adoptar hábitos digitales seguros. ante la recepción de un mensaje urgente relacionado con pagos o multas, la diferencia crucial radica en no interactuar directamente con los enlaces o números proporcionados en el texto. La recomendación es verificar cualquier notificación comunicándose directamente con la entidad correspondiente a través de su sitio web oficial o número de atención al cliente confiable. Además, es importante observar atentamente el remitente del mensaje.
Los textos fraudulentos a menudo provienen de números desconocidos o direcciones electrónicas que no coinciden con las plataformas oficiales. Este detalle, combinado con alertas que insisten en la rapidez para realizar el pago, deben activar una señal de alerta. La activación de notificaciones y alertas en las cuentas bancarias es otra herramienta efectiva para detectar movimientos sospechosos con rapidez. Ello facilita la intervención inmediata para evitar mayores perjuicios y proceder con los reclamos pertinentes. En caso de recibir mensajes sospechosos, se aconseja reportarlos a las autoridades correspondientes, como enviarlos al número 7726 (SPAM) para que se tome acción y a la vez eliminar el contenido del dispositivo para evitar futuros riesgos.