La creciente amenaza de las redes criminales en el sudeste asiático, facilitadas por la plataforma de mensajería Telegram, ha sido expuesta en un reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Este informe revela cómo la tecnología ha transformado el crimen organizado a nivel global, destacando el papel de las aplicaciones de mensajería en la expansión de actividades ilícitas. En los últimos años, Telegram ha ganado popularidad mundial, y su base de usuarios se acerca a mil millones. La aplicación, conocida por su capacidad de ofrecer mensajería encriptada y canales masivos para grupos, ha atraído no solo a usuarios comunes, sino también a cibercriminales. El informe señala que las redes criminales en el sudeste asiático han encontrado en Telegram un refugio propicio para la realización de transacciones ilegales, gracias a la escasa moderación de los contenidos y al anonimato que brinda a sus usuarios.
Una de las tendencias más preocupantes identificadas en el informe es el comercio abierto de datos hackeados. A través de los canales de Telegram, se comercian masivamente datos como números de tarjetas de crédito, contraseñas e historiales de navegación. Estos mercados subterráneos han proliferado en la aplicación, donde los usuarios se enfrentan a pocos riesgos debido a la falta de regulación. Se estima que el sudeste asiático se ha convertido en un epicentro para una industria multimillonaria dedicada al fraude cibernético y otras formas de crimen organizado, generando ingresos anuales que oscilan entre 27.4 y 36.
5 mil millones de dólares. Entre los métodos utilizados por los grupos criminales, se destaca la venta de herramientas cibernéticas, como malware para robar datos y software de deepfake. La tecnología de deepfake, que utiliza inteligencia artificial para crear imágenes o clips de audio engañosos, se ha convertido en una herramienta popular para los estafadores, que los emplean para hacer falsificaciones convincentes y cometer fraudes. Un anuncio mencionado en el informe resalta la audacia de estos grupos: “Movemos 3 millones de USDT robados del extranjero al día”, refiriéndose a la criptomoneda Tether, vinculada al dólar estadounidense. El informe detalla la utilización de criptomonedas como Bitcoin o Tether en transacciones, lo que ha facilitado el blanqueo de dinero por parte de las organizaciones criminales, dadas las características pseudónimas de estas monedas que dificultan el rastreo de flujos financieros ilícitos por parte de las agencias de la ley.
Así, los grupos criminales han escalado sus operaciones mucho más allá de las fronteras locales, expandiendo su alcance a nivel mundial. El UNODC también destaca cómo ciertos sindicatos chinos han establecido operaciones en el sudeste asiático, a menudo en recintos fortificados que emplean a trabajadores traficados. Estos grupos son conocidos por sus elaborados esquemas de estafa dirigidos tanto a individuos como a organizaciones alrededor del mundo. La situación se agrava debido a la conectividad de la región y a una población tecnológicamente avanzada, que permite a los criminales desarrollar técnicas de fraude cada vez más sofisticadas. Hofmann, representante adjunto de la UNODC para el sudeste asiático y el Pacífico, ha manifestado su preocupación por los riesgos que estos desarrollos representan para los consumidores en todo el mundo.
“Esto significa que los datos de los consumidores están en mayor riesgo de ser utilizados en estafas o en otras actividades criminales que nunca antes”, enfatizó, resaltando así la infraestructura criminal que se ha consolidado en Telegram. Sin embargo, el uso de la plataforma también ha llevado a un creciente escrutinio legal. Pavel Durov, fundador y CEO de Telegram, fue arrestado en París en agosto de 2024, enfrentando cargos por permitir la actividad criminal en su plataforma, incluido el tráfico de material de abuso sexual infantil. La legislación francesa utilizada para enjuiciarlo es pionera en su alcance, permitiendo a las autoridades procesar a los dueños de plataformas que permiten que actividades criminales se propaguen sin restricciones. Tras su arresto, Durov anunció que Telegram comenzaría a cooperar más con las fuerzas de seguridad, incluyendo la entrega de direcciones IP y números de teléfono de los usuarios cuando sea requerido legalmente.
También indicó que la aplicación introduciría cambios para combatir el abuso de ciertas funciones. Sin embargo, los críticos son escépticos sobre si estas medidas serán suficientes para moderar eficazmente su vasto ecosistema de canales y grupos. Uno de los aspectos más inquietantes del informe de la UNODC es la disponibilidad generalizada del software de deepfake para fines criminales. Esta tecnología, que utiliza el aprendizaje automático para crear contenido audiovisual altamente realista, se ha convertido en una herramienta crítica para los cibercriminales involucrados en fraudes y robos de identidad. Se identificaron más de diez proveedores de servicios de deepfake que apuntan específicamente a grupos criminales involucrados en fraudes habilitados por la cibernética en el sudeste asiático.
Las implicaciones de estas actividades no se limitan al sudeste asiático; tienen repercusiones a nivel global. En Corea del Sur, donde la pornografía de deepfake se ha convertido en un problema generalizado, las autoridades han comenzado investigaciones sobre el papel de Telegram en la facilitación de crímenes sexuales en línea. Por su parte, en India, una compañía de seguros fue víctima de un ataque cibernético que utilizó chatbots de Telegram para filtrar enormes cantidades de datos sensibles de clientes. Conforme la tecnología sigue evolucionando, el cruce entre privacidad, libertad de expresión y aplicación de la ley se mantiene como un tema controvertido. El creciente uso de Telegram por parte de delincuentes plantea serias preguntas sobre el equilibrio entre la privacidad individual y la necesidad de que las plataformas asuman una mayor responsabilidad por los contenidos compartidos a través de sus servicios.